10 de abril de 2024

MEMORABILIA GGM 934


EL TIEMPO

Bogotá – Colombia

marzo 5 de 2024

 

Música y libros

 

‘'En agosto nos vemos'

es un regalo para los lectores 'garciamarquianos'’: Pilar Reyes

Dos grandes de la literatura colombiana, como Laura Restrepo 

y Juan Gabriel Vásquez, siguen a ojo cerrado sus recomendaciones. 

 

La directora editorial de Penguin Random House contó su visión de

En agosto nos vemos.  FOTO: Edward Córdoba

  Por Ricardo Ávila

@ravilapinto

 Pilar Reyes es la directora editorial de Penguin Random House. Ha sido editora de varios premios Nobel –entre ellos Vargas Llosa y Saramago– y, por supuesto, estuvo al frente de la publicación de En agosto nos vemos. La bogotana, una de las personas más importantes del mundo del libro, habló con EL TIEMPO sobre el lanzamiento más esperado del año.

Como editora de tanta experiencia, ¿qué destacaría de este libro?

Me parece relevante explicar, en términos editoriales, que el libro, en las distintas versiones del Harry Ransom Center, está completo; la historia está completa: tiene principio, desarrollo y final. El trabajo editorial que se hizo fue cotejar las distintas versiones con las correcciones que había y de ahí salió y se fijó la versión final del texto. García Márquez era un grandísimo editor de sí mismo y en las distintas versiones que pudo trabajar antes de perder la memoria, tenía una historia completamente montada, lo que había era correcciones de lenguaje, de precisión de palabras, de mover aquí, de detalles de los personajes como la edad de la protagonista, de dejar o no determinadas informaciones, las características físicas de un personaje. Todo ese nivel de detalle en el que él era un maestro absoluto… él seguía trabajando en todo esto y no sabemos hasta dónde habría seguido, porque esa es una pregunta que nadie puede contestar. Pero esta es una versión completa. El trabajo editorial fue seguir de alguna manera sus propias indicaciones en las distintas correcciones que hizo; ese trabajo estuvo a cargo de Cristóbal Pera, que fue el editor que trabajó con él en Memoria de mis putas tristes y en Yo no vengo a decir un discurso, es decir, alguien que conocía el trabajo de edición de trabajo de García Márquez y podía tomar decisiones acertadas sobre qué dejar de una u otra corrección en las distintas versiones. Los lectores tendrán un manuscrito que, para su autor, en términos de historia, estaba terminado, aunque no fuera definitivo en su última escritura. En la escritura de Crónica de una muerte anunciada o en Memoria de mis putas tristes se puede ver, en los archivos del Ramson, las correcciones de García Márquez. Era un escritor muy pegado al detalle, muy editor de sí mismo, como dije antes, y tomaba decisiones importantes de último momento. No sabemos hasta donde habría llegado esta novela, pero lo que vamos a leer es un texto totalmente garciamarquiano con el vigor tanto en el relato y en el cómo lo cuenta.


¿Cómo fue el proceso de negociación de la novela?

Recibimos el manuscrito hace un año. La negociación se produjo en total normalidad. Teníamos que guardar la noticia largo tiempo porque queríamos publicar la novela el día del cumpleaños de Gabo y en el año de la conmemoración del décimo aniversario de su muerte. El anuncio oficial lo hicimos en la feria de Frankfurt de 2023, junto con los editores de Gabo en varios países fuera del mundo hispano. Era una noticia literaria de orden mundial.


 

Presentación de la novela En agosto nos vemos, de García Márquez. FOTO: Efe

https://www.youtube.com/watch?v=WD3PGLE42Uw

Desde su perspectiva de lectora de García Márquez, ¿cuál sería su descripción de este libro?

Para mí, como lectora de García Márquez, lo más interesante son dos cosas. La primera es el personaje femenino que construyó, creo que es un personaje que no se parece a sus personajes femeninos anteriores: por primera vez una mujer es totalmente protagonista de una novela, lo fue en algún relato o en la pieza teatral Diatriba de amor contra un hombre sentado, pero no en una novela. Se puso en un lugar no habitual para él y me llama la atención que haya sido en el libro final. También es una mujer muy moderna en el sentido de que la vemos en un momento de transformación; es una mujer que tiene 46 años cuando comienza el libro y cuando termina tendrá 50 y en el relato toma una decisión personal de absoluta libertad de cómo vivir su sexualidad. En ese sentido, el libro me parece tremendamente llamativo con respecto a los personajes femeninos que García Márquez había construido en el pasado. Es un final esplendido descubrir a un autor visitando otras zonas, habitando lugares que no había tocado y me admira profundamente ese hecho. También donde está ubicada la historia, por determinados datos que él da. Hace algo bellísimo, vamos asistiendo, en las distintas visitas que esta mujer hace a la isla una vez al año para poner flores en la tumba a su madre, vamos viendo, en pequeños detalles, la transformación por el progreso de ese lugar, cómo va creciendo el turismo, cómo van creciendo los hoteles, cómo se van sofisticando los taxis. Son detalles muy pequeños, pero que nos van dando noticia de la progresión temporal que ese lugar experimentaba. Y el final creo que es conmovedor. García Márquez es famoso por no nombrar la muerte, y aquí hay una concepción de lo que la muerte significa, que es especialmente simbólica por ser el último libro que escribió. Los críticos van a encontrar mil motivos para analizar esta novela, desde los libros que lee la protagonista, una mujer culta, que sabe mucho de música y que decide darse una noche de libertad. Nacerá todo un acervo crítico por este libro, en esas dos o tres horas de lectura, es un libro breve, los lectores tocarán por un instante otra vez el universo de García Márquez. Es un regalo muy feliz para los lectores garciamarquianos.

 

[…]

 

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BLOG

De Gustavo Arango

Oneonta - NY- USA

Marzo de 2024

 

La historia del rescate de

En agosto nos vemos

 

Como no hay plazo que no se cumpla, en pocas semanas el mundo conocerá la novela de Gabriel García Márquez que durante muchos años permaneció inédita y guardada en un archivo de la Universidad de Texas. Reproduzco un artículo escrito por solicitud de El Diario de España (5 de mayo de 2023), en el que hablo de mi papel para que la familia del nobel colombiano reconsiderara su decisión de no publicar la novela. Incluyo también enlaces al texto publicado en México (16 de julio de 2022) con el que todo comenzó y una entrevista para El club de lectura, de Caracol (agosto de 2022), en la que insistí en que la historia de Ana Magdalena Bach debía ser publicada.

Nueve años después de su muerte, Gabriel García Márquez vuelve a ser noticia. A finales de marzo, el Instituto Cervantes anunció que el escritor colombiano es el autor latinoamericano más leído y el autor más traducido del español en el siglo XXI. El 28 de abril, sus editores anunciaron que el próximo año publicarán su novela En agosto nos vemos. Para los lectores de García Márquez, el lanzamiento de un nuevo libro suyo siempre ha sido un motivo de celebración. Para mí, la alegría tiene un motivo adicional. He tenido el honor de ser instrumental para que esta novela finalmente se publique.

De En agosto nos vemos se han tenido noticias fragmentarias. En 1999, su autor divulgó como un cuento el que sería el primer capítulo de la novela. García Márquez seguiría trabajando en el texto por varios años. En 2007, cuando el mundo hispánico le rindió un homenaje en Cartagena de Indias durante el IV Congreso Internacional de la Lengua Española, le habló con entusiasmo a un amigo suyo de la novela que estaba escribiendo.

Pero, al final, el proyecto quedó abandonado. La pérdida de sus facultades mentales le impidió completar esa historia de amor que sería la culminación de su carrera literaria.

Tras la muerte de García Márquez, el 17 de abril de 2014, En agosto nos vemos volvió a ser noticia y muchos nos ilusionamos con la idea de poder leerla. Pero la familia del autor anunció que no sería publicada. Todo indicaba que Memoria de mis putas tristes (2004) sería la impresión final de quien en su momento fue considerado el escritor vivo más importante de la lengua castellana.

Mustio Collado, el protagonista de Memoria de mis putas tristes, es un buen representante de ese arco temático que empieza con la muerte y la soledad, para culminar –en las últimas obras de García Márquez– con el amor como obsesión principal. Es posible citar frases del libro que son memorables: “No te vayas a morir sin probar la maravilla de tirar con amor”. Pero no dejaba de ser problemático que el protagonista de su última novela se dejara encasillar tan fácilmente como “pervertido” o “depredador”. Esa novela le daba un cierre “mustio” a una obra que merecía mejor suerte. La publicación de En agosto nos vemos no solo confirma la vigencia de Gabriel García Márquez, también representa la reivindicación de su legado.

Retrato de un gabólogo

Mi vida ha estado entretejida con la de García Márquez. No olvido la impresión que me produjo a los doce años la lectura de La hojarasca, su primera novela. En 1975, cuando apareció El otoño del patriarca, corrí a prestar el libro en la biblioteca de mi escuela, pero no entendí casi nada. De aquella primera lectura –del que hoy es mi libro suyo favorito– solo me quedó el recuerdo de unas vacas que se comían las cortinas en el balcón del palacio presidencial.

Nací y crecí en Medellín, una ciudad que ya empezaba a ser una de las más violentas del mundo, como lo refleja Noticia de un secuestro, y la lectura fue mi refugio. Decidí estudiar periodismo porque García Márquez me había mostrado con el ejemplo que ese era un buen camino para llegar a ser escritor. A comienzos de la década de 1990, decidí marcharme a Cartagena de Indias y allí empecé a trabajar en El Universal, el mismo periódico donde cuarenta años atrás García Márquez había iniciado su carrera de periodista. 

La soledad de las palabras

El Harry Ransom Center es como una caverna llena de tesoros. En los días que estuve allí también miré los manuscritos de James Joyce, Jorge Luis Borges, G. K. Chesterton y Evelyn Waugh. Los archivos de muchos otros artistas destacados están allí. La decisión de la familia de García Márquez fue acertada. Es difícil pensar que esos materiales estuvieran mejor guardados y disponibles para los investigadores en otro lugar. Regresé a casa con la urgencia de causar revuelo y, en pocos días, escribí un artículo, “La soledad de las palabras”, que envié a Confabulario, el suplemento cultural del diario El Universal de México, con la esperanza de que fuera leído por la familia de García Márquez.

En el artículo hice una sinopsis de esta novela cuyo paisaje es una mezcla de muchos espacios del Caribe. Conté que es la historia de diez años en la vida de Ana Magdalena Bach, una mujer hermosa y madura (“de cabello indio, piel de color y textura de melaza, ojos de topacio y oscuros párpados portugueses”), felizmente casada y madre de dos hijos. Expliqué que la historia en cinco capítulos se concentra en lo que ocurre cada año alrededor de una fecha precisa, el 16 de agosto, el día del aniversario de la muerte de de su madre.

El viaje a la isla se repite cada año con variaciones. A lo largo de la novela, somos testigos de la transformación del personaje, de la forma como la culpa afecta su matrimonio, de sus triunfos furtivos y sus fracasos. En uno de sus viajes se entrega en un auto a un hombre con aire de “vampiro triste” (poco después, Ana Magdalena descubre que es un criminal buscado por las autoridades, “estafador y proxeneta de viudas alegres y solitarias, y probable asesino de dos”). En otra ocasión, Ana Magdalena cree haber seducido a un empleado del hotel, hasta que el chico le cobra por sus servicios. Cuando no encontró con quien acostarse, se llenó de pesadumbre y lloró de rabia “por la desgracia de ser mujer en un mundo de hombres”. Para Ana Magdalena, “perder una noche era perder un año”. Llegó a preguntarse “si sería capaz de salir a la calle a parar automóviles hasta encontrar a alguien que le hiciera el favor de su agosto”.

En el archivo del Harry Ransom Center hay un informe de lectura que cuestiona la calidad de la novela. Es posible inferir que ese único juicio determinó la decisión inicial de la familia de García Márquez de que no se publicara. En mi artículo me dediqué a dar razones para justificar que se reconsiderara esa decisión. Hablé de su forma, su lenguaje y su contenido. Destaqué sus referencias literarias y musicales. Señalé la aceptación de la muerte, el homenaje implícito a su madre y los ecos de otras obras de García Márquez. Expliqué el poco trabajo de edición que requería. Dije que ese esfuerzo de un hombre batallando con las últimas fuerzas creativas que le quedaban merecía consideración. La razón de más peso era que esta novela, la única suya donde el personaje principal es una mujer, representa un final mucho más digno para el conjunto de su obra.

Al artículo en México le siguió una extensa entrevista radial que se transmitió en Colombia. Al poco tiempo supe, a través de su biógrafo Dasso Saldívar, que los hijos de García Márquez y su agencia literaria estaban reconsiderando la decisión y buscando otras opiniones. El pasado 28 de abril (de 2023. N del E.) me desperté con la noticia de que la novela saldrá a la luz el año entrante y con una invitación de elDiario.es a contar la historia detrás de la noticia. Si llegaron a este punto, esa historia es la que acaban de leer.


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EL TIEMPO

Revista BOCAS

Bogotá - Colombia

6 de marzo de 2024

 

MÚSICA Y LIBROS

 

‘García Márquez se consideraba

un feminista’, dice su hijo

Rodrigo García Barcha

Se imprimieron 250.000 ejemplares de la primera edición

de la novela en América Latina y en España.

Llega a las librerías En agosto nos vemos, la novela póstuma del escritor. Entrevista con su hijo.


Por Gabriela Herrera Gómez

@gabrielahergo

Hoy, cuando Gabo cumpliría 97 años, el mundo recibe las últimas palabras del Premio Nobel de Literatura a pocos días de que también se conmemoren diez años de su muerte. Una novela que fue prometida por el escritor desde 1999 y que no pudo terminar por los desaciertos de la vejez. “Gabo decía que era un desastre, que no servía”, señala Rodrigo García Barcha, su hijo mayor. “Pero cuando perdió la capacidad de escribir, perdió la capacidad de leer, y nunca nos dijo por qué no servía. Eso nos hizo sospechar que perdió la capacidad para juzgar el libro”. Sin embargo, Gabo dejó dicho que al morir podrían disponer de su obra como quisiesen, y sus hijos, con otros ojos, le dieron otro valor a ese manuscrito que él menospreció.

La primera vez que Rodrigo escuchó la historia de Ana Magdalena Bach, protagonista de En agosto nos vemos, era una idea vaga. “Nunca contaba la historia completa, daba unos indicios de una mujer que va a visitar a su madre pero nunca te daba una idea completa de cuál era la trama de lo que estaba escribiendo”. Con los años, la enfermedad del olvido le impidió darle una continuación a su historia, pues ni siquiera podía recordar sus sueños, esos que siempre le habían ayudado a resolver sus asuntos literarios.

No obstante, Gabo había dejado varios manuscritos y nunca fue capaz de desecharlos. De hecho, el premio nobel había dado dos adelantos de la trama en la década de los 90. La primera, frente a un grupo de 60 estudiantes de la Universidad de Georgetown en 1997 a puerta cerrada de la prensa, y dos años más tarde, en la Casa América de Madrid. Allí leyó su primer capítulo al público y advirtió que sería parte de una futura novela. El libro quedó guardado por decisión del propio Gabo hasta que en 2014, tras su muerte, la familia decidió vender su archivo personal al Harry Ransom Center en la Universidad de Texas para conservar su legado.

Los manuscritos quedaron expuestos a ojos de investigadores y académicos, hasta que Rodrigo y Gonzalo –junto a la labor de Cristóbal Pera, editor de Vivir para Contarla y Memorias de mis putas tristes– decidieron exponerlo al mundo como parte de los preparativos para conmemorar el décimo aniversario de la muerte del autor. “No se agregó nada que no estuviera en los múltiples originales que dejó Gabo de esta novela. Lo que ha hecho Cristóbal es un trabajo de arqueología, recolectar entre todos los manuscritos que existían y llegó a un original”, señala García.

La novela se desarrolla en una isla tropical a la que una mujer acude cada agosto, por veintiocho años, a visitar la tumba de su madre. Pero en cada viaje, explora su sexualidad y su deseo fuera del matrimonio, cuestionando la vida como la conoce, sus propios límites e incluso los recuerdos de su propia madre. La obra llega a partir de hoy a todo el mundo hispanohablante en Penguin Random a excepción de México y Centroamérica, donde será editado por Planeta. En el extenso listado de editores internacionales incluye muchos de los más prestigiosos sellos del mundo, como Knopf en Estados Unidos y Canadá, y Viking en Reino Unido (ambos sellos de Penguin Random House), Grasset en Francia, Mondadori en Italia, Kiepenheuer & Witsch en Alemania, Meulenhoff en Holanda, Gyldendal en Dinamarca, Dom Quixote en Portugal, Record en Brasil, Minumsa en Corea del Sur, Psichogios en Grecia, Bonnier en Suecia, Am Oved en Israel o Dar Altanweer para la lengua árabe.

“Hay una tendencia vinculada al duelo de tratar de cerrar cabos sueltos que dejaron los padres. Para mí, que este libro salga en estas circunstancias, me deja tranquilo en el sentido en que toda la obra está a disposición de sus lectores. Sea cual sea el veredicto, me deja más tranquilo que dejar en el aire una obra que tarde o temprano iba a salir”, señaló Gonzalo García, durante la rueda de prensa de lanzamiento en Madrid.

Por su parte, Rodrigo, quien conversó con EL TIEMPO, dijo: “Estoy contento, siempre habrá quien diga que no se debió hacer, pero ya había gente leyéndola con los archivos abiertos del Harry Ransom Center, entonces, ¿por qué no?”

Cuando Gabo decía que la obra no funcionaba, ¿cuál era la razón?

Nunca dijo por qué y eso fue lo que nos hizo dudar cuando lo volvimos a leer, ya que Gabo ni siquiera tenía la capacidad de decir por qué. Solo decía ‘no funciona’, ‘no tiene sentido’, ‘un desastre’, entonces sospechamos que era incapaz de evaluar la obra pues no daba ninguna claridad. Gabo nunca guardó libros no editados, todo libro con el que no estaba satisfecho, lo botaba. El hecho de que el no botara este libro, implica que era una cosa indescifrable para él. No hay más libros, porque no hay más libros no terminados. Así que el hecho de que diga que no funcionaba, pero no lo destruyera, nos fue animando.

Los libros que lee la protagonista van marcando el estado emocional de la escena que los rodea y de ella. Se menciona a Drácula, de Bram Stoker, en el primer capítulo, cuando ella se deja llevar por los deseos sexuales. A medida que pasa la novela, lee a Graham Greene, Daniel Defoe. ¿Cree que además de ser los libros favoritos de Gabo, son una señal de lectura?

No lo había pensado, pero tiene sentido, porque las cosas que hacen los grandes, nunca son por casualidad. O sea, porque está leyendo un libro al principio, otro al medio y otro al final, todo significa algo. Tanto consciente como inconscientemente por parte del escritor.

Se ha dicho mucho sobre la importancia del mes de agosto para la vida de Gabo. ¿Sabe usted algo de su relación con ese mes?

No, no la conozco. Siempre pensé que era agosto porque era el mes más caliente, el mes de la luz más fulgurante, el mes más salvaje. Sobre todo en términos de calor en el hemisferio norte, Caribe, Ecuador, pero yo no lo había pensado. A veces, en el caso de los escritores, es el sonido de una palabra. En abril nos vemos a lo mejor no tiene la fuerza de En agosto nos vemos, que es un mes más de fuego. De mi lado no hay conciencia particular de este mes, y a lo mejor si la tenía o la tenía sin darse cuenta.

Sin ánimo de ‘spoilear’, el final de la obra lleva un elemento muy garciamarquiano que es el ‘saco de huesos’ –o talego– que al final carga la protagonista. ¿Es, como en Cien años de Soledad, un símbolo del destino, o al contrario, de ir en contra de este destino y romper con su viaje penitente de ir a la isla?

Rebeca (el personaje de Cien años de soledad) llegando con los huesos de su padre está basado en una persona real que Gabo conoció en la infancia, entonces la imagen en sí tiene ese origen. Luego está por supuesto el significado que le da cada escritor a la metáfora que saca a partir de eso. Yo lo interpreto de varias maneras. Uno es, por ejemplo, que habiendo descubierto que la madre tenía una vida secreta y parecida a la suya, decide terminar con esos viajes. O sea, lo hace ella misma para obligarse a no ir y así el año entrante ya no podrá decir ‘voy a llevarle flores a mi madre’. A lo mejor es como su manera de dejar algo o un enojo con la madre. Hay algo misterioso en cuanto a la relación con la madre, pero lo que sin duda es cierto, es que, al traerse los huesos, ya se acabaron los agostos que ella quería.

Bach fue uno de los compositores favoritos de Gabo. ¿Cómo llega a este homenaje en el nombre de su protagonista?

Es uno de sus compositores favoritos, ahí no había gran misterio, y siempre le gustó el nombre, pero yo creo que los grandes artistas siempre se preguntan, ¿por qué no puedo hacer esto, por qué mi personaje no se puede llamar Hamlet, por qué no puede perseguir una ballena blanca? A lo mejor sencillamente le gustaba la musicalidad, el sonido del nombre: Ana Magdalena. No conozco los pormenores de la vida de Ana Magdalena salvo que era la mujer de Bach, y creo que ellos tuvieron muchos hijos, que en esa época era, como dicen en México, una mujer de su casa.

Usted dice que este es un libro feminista. Además de que la protagonista es mujer, ¿qué claves da en el feminismo como tal?

Porque es la búsqueda de la decisión del personaje, de su identidad personal, los deseos sin tener los tapujos de los prejuicios sociales o de decir: ‘eso está mal’ o de juzgarse a sí misma como infiel o lo que sea. Sencillamente ella está reaccionando a sus propios deseos, actuando con libertad que es lo que quiere todo ser humano y lo que también hay que imaginarse que quieren las mujeres, tener su libre albedrío y no juzgarse a sí misma. Gabo se consideraba un feminista en la manera en que él conducía su vida y además admiraba a muchas escritoras mujeres como Virginia Woolf o Merce Rodoreda.

¿En qué manera se destaca Ana Magdalena Bach en su obra?

Gabo tiene grandes personajes femeninos en todos sus libros, sobre todo en Cien años de soledad y el Amor en los tiempos del cólera, Isabel, la Cándida Eréndira… pero no tenía un libro donde el personaje solo sea una mujer, de esta edad, con estas características y eso también nos motivó a publicarla. Siempre se habla de Gabo como realismo mágico, y solo en dos o algunas partes de sus libros se ve esto. Aunque maravillosos y sumamente expresivos, son sumamente realistas y psicológicos, y esta novela es más así. La protagonista tiene la capacidad de hacer algo fuera de lo que se considera socialmente aceptable y de no juzgarse a sí misma.

La soledad aparece mencionada constantemente, como si la protagonista huyera de ella. De hecho, dice que va al cementerio de la isla porque “es el único lugar solitario donde no se siente sola”

Yo creo que es una meditación sobre ese balance en que todas las personas, aun allegadas a padres, familias, cónyuges, amigos, hay un lado de la persona que está aislado, porque la identidad es la identidad y no todo se puede compartir. Yo creo con mucha razón que el matrimonio de ella es feliz y, sin embargo, necesita de todas maneras este escape de veinticuatro horas al año.

Para terminar, ¿cree que hubo alguna consciencia de Gabo para despedirse de sus lectores en esta novela? ¿o algo de los recursos narrativos que dan cuenta de un escritor saliente?

Es difícil hablar de una persona muy perdida en la memoria. Yo creo que no, que él hubiera querido seguir trabajando y si hubiese podido, seguir publicando o la hubiera destruido porque no le gustaba dejar trabajos en proceso. Se le fue desvaneciendo la conciencia y entonces después se quedó un poquito a medias todo. El libro se siente más contemporáneo, pero no creo que hubiera ahí el deseo o la posibilidad de decir: ‘este es mi libro de despedida’.


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