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San
Salvador – El Salvador
8 de
octubre de 2018
Noticia
Salen a la luz cuatro relatos
inéditos de Gabriel García
Márquez
A cuatro años de su muerte, la Biblioteca Luis Ángel
Arango de Bogotá divulgará algunos textos y manuscritos que el escritor realizó
entre 1948 y 1952.
Por
Diana Orantes
“Era un silencio igual al pueblo, hecho de sus
mismos y desolados ingredientes, de sus calles rectas, anchas y vacías, de sus
enormes patios cuadrados, frescos bajo la penetrante humedad de los plátanos y
de sus viejas casas de madera…”
Así inicia “Relato de las barritas de menta”,
uno de los cuatro textos inéditos del colombiano Gabriel García Márquez y que
acaban de ser divulgados como oro puro de la literatura universal.
Los textos fueron adquiridos por el Banco de
la República de Colombia y tanto la esposa de Gabo, Mercedes Barcha como su
hijo, Gonzalo García Barcha, los donarán junto con 44 cajas a la red de
bibliotecas de la Biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá.
Textos inéditos facilitada por la Biblioteca Luis Ángel
Arango del Banco de la República de Colombia. Foto Periódico El País
Datan de entre 1948 y 1952. Son muchas páginas
mecanografiadas, manuscritos y bocetos de alto valor literario. Veamos de qué
se tratan los relatos de acuerdo a la información divulgada por el periódico
español El País, en su artículo “Cuatro relatos inéditos del joven García
Márquez”.
“Relato
de las barritas de menta”
Es una mirada a los primeros organizadores de
los sindicatos de la plantación bananera de la United Fruit Company que
llegaron desde Italia. También es un bosquejo a la vida social de Aracataca
desde una perspectiva muy cruda. Una de las claves para entender el entorno de
entonces se encontró en la descripción de las ventas de los migrantes
italianos. Sus productos eran botas enterizas para niños, sardinas para
adultos, así como las barras de menta que olían a pan y a petróleo crudo.
“Olor
antiguo”
El investigador Sergio Sarmiento destacó que
en este relato Gabo comenzó a acercarse a un estilo más de Ernest Hemingway y
dejó a Kafka. La historia va de una pareja que celebra 50 años de matrimonio.
Él cuenta cómo fueron esas décadas y cómo conoció a su mujer, pero su esposa
cree que es importante que deje de recordarlo porque él se casó con la gemela
equivocada.
“El
ahogado que nos traía caracoles”
El mismo titular bien podría ser un micro
cuento. La primera vez que Márquez habló de esta creación literaria fue en 1982
dentro del periódico español El País. “Durante muchos años (…) soñé con
escribir un cuento del cual sólo tenía el título: El ahogado que nos traía
caracoles. Recuerdo que se lo dije a Álvaro Cepeda Sumudio [escritor y
periodista colombiano] en una fragosa noche de la casa de amores de Pilar
Ternera, y él me dijo: ‘Ese título es tan bueno que ya ni siquiera hay que
escribir el cuento’… Casi cuarenta años después me sorprendo de comprobar cuán
certera fue aquella réplica. En efecto, la imagen del hombre inmenso y empapado
que debía de llegar en la noche con un puñado de caracoles para los niños se
quedó para siempre en el desván de los cuentos sin escribir”, apuntó en aquella
ocasión.
Sin
título
Este iba a ser parte de otra obra titulada
“Relatos de un viajero imaginario”, pero Gabo descartó la idea. Consiste en una
breve descripción de lo que sucede en un pueblo durante un eclipse solar.
** ** **
EL MUNDO
Madrid –
España
8 de
octubre de 2018
Noticia
Los inéditos y reveladores
papeles
de Gabriel García Márquez
Ni siquiera sus hijos sabían que existían. Ha
sido en una de las sesiones del VI Festival Gabriel García Márquez de
Periodismo en el que su viuda, Mercedes Barcha, ha revelado y presentado a 'Los
papeles de Gabo: originales inéditos, fuentes tipográficas y otras
revelaciones'.
Según informa el diario 'El Nuevo Día', se han
presentado textos, ilustraciones, primeras ediciones y cuatro trabajos
inéditos, entre ellos tres cuentos, que han sido donados por Barcha. El legado
del escritor lo componen 44 cajas con 3.000 libros publicados en 46 idiomas.
Sin embargo, no es lo único que nadie conocía
de Gabo. Entre los libros y documentos, el archivo desvelado por Barcha incluía
también mechones de pelo o tarjetas de un editor japonés en la que le hacía
llegar al escritor colombiano "la primera edición de El colonel
(sic)".
En la colección destacan además 66 folios
mecanografiados, que se le atribuyen a García Márquez. "Y algo que no se
tenía hasta el momento, varias versiones de un mismo texto, lo que nos permite
ver qué estaba haciendo Gabo en ese momento, en qué estaba pensando en ese
momento", explica a 'El Nuevo Día' Sergio Sarmiento, investigador de la
Biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá, donde se expondrá el archivo.
Entre los inéditos, se encuentran una entrega
de la serie de ficción 'Relato de un viajero imaginario', los cuentos 'El
ahogado que nos traía caracoles', 'Olor antiguo' y 'Relato de las barritas de
menta'.
En 'Olor Antiguo', García Márquez cuenta la
historia de un hombre que se ha casado por error con la gemela de la mujer de
la que estaba enamorado. El secreto y su desgracia lo descubre 50 años después.
En 'Relato de las barritas', Gabo describe Aracataca de forma más dura y
personal.
La pregunta que todos se han hecho tras
descubrir el archivo es cómo no se había publicado este material. "Es una
pregunta que me hago. No sabemos", dijo Sarmiento. "Gabo era muy
familiar y natural" a la hora de guardar sus documentos, explicó Jaime
Abello Banfi, co-fundador y director general de la FNPI.
** ** **
EL PAÍS
Madrid –
España
8 de
octubre de 2018
Crónica
Cuatro relatos inéditos
del joven García Márquez
El Banco de República de Colombia, la
Biblioteca Luis Ángel Arango y la FNPI dan a conocer unos textos escritos por
García Márquez entre 1948 y 1952
Por
Francesco Manetto
El silencio de un pueblo del interior de la
Costa Caribe de Colombia. El microcosmos de Aracataca, el impacto emocional que
provoca un lugar al que se regresa, esa materia prima de la que nació Macondo.
“Aquello era como volver a mirar las ilustraciones de un libro conocido en la
infancia”, escribió Gabriel García Márquez en Relato de las barritas de menta,
un texto inédito que sale a la luz junto a otros tres originales escritos entre
1948 y 1952. El Banco de la República de Colombia los ha reunido en Los papeles
de Gabo, junto a textos mecanografiados y manuscritos del entonces joven
periodista.
"Tal vez yo los había conocido a todos y
ahora ellos me miraban pasar y me reconocían pensando 'vea usted, ha regresado
el muerto'. Y en cierta forma, ellos tenían razón”. Así relató el escritor un
viaje a su pueblo natal, probablemente la segunda vez que volvía y la primera
que lo hizo solo. El premio Nobel de Literatura recogió sus sensaciones en esa
narración, presentada en el Festival García Márquez de Medellín, donde también
se dieron a conocer Olor antiguo, El ahogado que nos traía caracoles y un
relato sin título. Se trata de escritos, que serán expuestos en la Biblioteca
Luis Ángel Arango de Bogotá, adquiridos por el Banco de la República de
Colombia y que se suman a las 44 cajas donadas a la red de bibliotecas de la
entidad por la viuda del escritor, Mercedes Barcha, y su hijo Gonzalo García
Barcha.
COMIENZO DE 'RELATO DE LAS BARRITAS DE MENTA'
El cuento titulado Relato de las barritas de
menta, uno de los cuatro
textos inéditos escritos por Gabriel García
Márquez entre 1948 y 1952
que acaban de salir a la luz, comienza de la
siguiente manera:
“Por último cesó el silbido de los frenos. La
rueda calzó en el riel abrasado
y el agobiador y polvoriento silencio del
pueblo penetró el vagón. Era un
silencio igual al pueblo, hecho de sus mismos
y desolados ingredientes, de
sus calles rectas, anchas y vacías, de sus
enormes patios cuadrados, frescos
bajo la penetrante humedad de los plátanos y
de sus viejas casas de madera arruinadas bajo el polvo con antiguos mobiliarios
y mujeres oscuras sin edad
ni presentimientos yaciendo el sopor de la
siesta. No tenía más de 20 años
ese silencio, pero su madurez, su devastadora
experiencia le daban un aspecto secular y lo hacían parecer un silencio tan
antiguo como el resplandor del polvo
en las calles o como la claridad de los
espejos que habían perdido la memoria
de los últimos rostros. La sensación de la
muerte estaba en uno”.
Durante el Bogotazo, la revuelta que se
originó en 1948 en la capital colombiana tras el magnicidio del líder liberal
Jorge Eliécer Gaitán, se incendia la residencia donde vivía García Márquez. El
joven estudiante de Derecho, nacido en Aracataca en 1927, se monta entonces en
un camión de correos y regresa a la costa. En Cartagena de Indias, en medio de
la lucha contra la indigencia, comienza a escribir como aprendiz en el
periódico El Universal. A esa época, hasta 1952, se remontan los textos
presentados por Alberto Abello Vives, director de la Biblioteca Luis Ángel
Arango, el investigador Sergio Sarmiento y Jaime Abello Banfi, director general
de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), quien leyó
Relato de las barritas de menta e incidió en la importancia de este acervo.
García Barcha recordó que el novelista le "ponía a romper los folios que
no le servían". "Yo creo que a Gabo le hubiera gustado ser como
Vermeer", dijo en referencia al pintor holandés. "Le hubiera gustado
que nadie jamás nos enteráramos de cuáles eran las costuras detrás de sus
cuadros”.
Sin embargo, por su valor, hoy se conocen
algunos de esos bocetos. El primero es un cuento sin título, que iba a integrar
Relatos de un viajero imaginario y finalmente fue eliminado de la serie,
describe lo que sucede en un pueblo durante un eclipse solar. De El ahogado que
nos traía caracoles se conservan los únicos fragmentos que García Márquez
escribió. El novelista se refirió a ese texto en un artículo publicado en EL
PAÍS en 1982. “Durante muchos años (...) soñé con escribir un cuento del cual
sólo tenía el título: El ahogado que nos traía caracoles. Recuerdo que se lo
dije a Álvaro Cepeda Sumudio [escritor y periodista colombiano] en una fragosa
noche de la casa de amores de Pilar Ternera, y él me dijo: ‘Ese título es tan
bueno que ya ni siquiera hay que escribir el cuento’... Casi cuarenta años
después me sorprendo de comprobar cuán certera fue aquella réplica. En efecto,
la imagen del hombre inmenso y empapado que debía de llegar en la noche con un
puñado de caracoles para los niños se quedó para siempre en el desván de los
cuentos sin escribir”.
En Olor antiguo, Gabo empieza a experimentar
con influencias nuevas, deja el estilo kafkiano y se acerca al de Ernest
Hemingway, explica Sergio Sarmiento. “Imagínense una pareja que celebra 50 años
de casados. El hombre está sentado en un cuarto contando cómo la conoció y la
mujer piensa que el hombre tiene que dejar de recordar…”. Hasta que “él se da
cuenta de que se casó con la gemela equivocada, se casó con la gemela que
odiaba y no con la que amaba”.
Relato de las barritas de menta “describe
Aracataca muy brevemente de una forma muy dura, es una versión muy personal de
ficción”, continúa el investigador. Habla, por ejemplo, de un lugar donde unos
migrantes recién llegados vendían algunos productos. “El oscuro almacén de los
italianos, donde vendían botas enterizas para los niños y sardinas para los
adultos y barras de menta para pequeños y grandes y en cuyo interior olía a pan
guardado y a petróleo crudo”, escribió García Márquez. Ese lugar todavía
resuena en la memoria del pueblo. Esos italianos –explicó durante una visita
realizada con ocasión del 50 aniversario de Cien años de soledad Rafael Darío
Jiménez, responsable de la casa museo de García Márquez– viajaron hasta el
departamento colombiano del Magdalena y organizaron los primeros sindicatos de
la plantación bananera de la United Fruit Company, de cuya matanza se acaba de
conmemorar el 90 aniversario. Y ellos también, como todo lo todo lo demás,
poblaron ese imaginario que dio vida a Macondo.
** ** **
EL TIEMPO
Bogotá –
Colombia
8 de
octubre de 2018
Crónica
Cuando Gonzalo García Barcha
rompía los textos de su padre
Hijo de Gabriel García Márquez, de visita en el país,
habló con EL TIEMPO de su relación con Gabo.
Por:
Julio César Guzmán
@julguz
Gonzalo
García Barcha, durante la charla que dio en Medellín en el Festival Gabo de periodismo.
Foto: Julio César Guzmán/EL TIEMPO
Su cara remite de inmediato a la del
colombiano más universal: Gonzalo García Barcha parece una versión reencarnada
de su padre, como pudo verse durante el Festival Gabo de periodismo, que
concluyó el viernes pasado en Medellín.
Allí participó en un conversatorio sobre
algunos manuscritos muy antiguos que fueron comprados (sic) por la Biblioteca
Luis Ángel Arango y serán presentados hoy en ese centro cultural del centro de
Bogotá, en ceremonia privada.
“Yo conozco algunas referencias a esos textos,
pero no sabía que existieran esos manuscritos”, le confesó García Barcha a EL
TIEMPO. “Es muy importante que no se hayan perdido esos textos, es otro aspecto
de su buena suerte”.
Se trata de algunos cuentos y relatos que
escribió Gabo cuando no había cumplido 30 años, pero que ya tienen el tono del
escritor que se está forjando. “Incluso en sus obras más antiguas, las del
liceo y sus poemas –dice García Barcha–, sí parece haber una voz desde el
principio, aunque los temas no perduren”.
Con su hablar pausado, recuerda
inevitablemente la voz de su padre, que se transfería de inmediato a su
literatura: “Yo creo que es importante decirlo –prosigue–: Gabo hablaba como
escribía. Era un hablador muy bueno, un conversador nato. Desarrolló su estilo
literario a partir de su propia voz”.
La cara de García Barcha, diseñador gráfico y
experto en fuentes tipográficas, se ilumina al recordar su propia participación
en el proceso de escritura de su padre. Una participación salida del
aburrimiento de dos niños (Gonzalo y su hermano mayor, Rodrigo) viendo trabajar
a su padre.
“Lo que me evocaron inmediatamente esos textos
es que cuando éramos pequeños, alrededor de los 6 o 7 años, Gabo nos pedía al
final del día que lo ayudáramos a romper los folios que no le servían para que
no quedara rastro de ellos. Daba la impresión de que él no quería que quedara
nada que no fuera el original terminado. Y a nosotros nos quedaba la misión de
romper esos papeles, lo cual era divertido para dos chicos, aunque a veces se
daba cuenta de que habíamos roto los que sí servían (risas), entonces había que
rearmar uno que otro folio”.
Durante el conversatorio en Medellín, junto al
director de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo
Iberoamericano, Jaime Abello; el director de la Biblioteca Luis Ángel Arango,
Alberto Abello Vives, y al investigador Sergio Sarmiento, García Barcha reveló
otra fascinación del nobel de literatura: la magia.
Y no solo porque quiso ser mago, sino porque
buscó ocultar sus trucos de escritor sin revelar las costuras detrás del traje
terminado.
“Debe ser muy común –explica García Barcha, en
diálogo con EL TIEMPO– en la gente que hace trabajos de creación: presentar sus
obras como si fuera algo que aparece como por arte de magia. Tratan de borrar
los rastros para que parezca que eso salió así, de una manera inspirada por
alguna fuerza sobrenatural”.
García Barcha también es un creador. Pero su
lenguaje es gráfico y no escrito, como el de su padre.
En cada charla a la que asistió en Medellín,
era común verlo dibujando en una libreta, armando diseños inspirados por el
tono de la conferencia.
“Yo dibujo por impulso, por obsesión, es el
motor de mi trabajo. He encontrado un camino medio entre eso y la escritura
diseñando alfabetos, es algo a lo que le dedico mucho tiempo. Y, por la
cercanía con los libros y la literatura desde pequeño, he hallado que el diseño
tipográfico es algo que va muy con lo que soy”.
Su labor como diseñador también tuvo que ver
con la obra de García Márquez, pues participó directa e indirectamente en
algunas portadas de los libros de su padre.
Yo creo que muy temprano en nuestra vida
empezamos a dejar de llamarlo papá o padre, y lo comenzamos a llamar Gabo.
“En
algunas metí cucharadas, en otras no –asegura García Barcha–. Recuerdo, por
ejemplo, que yo diseñé la primera edición del cuento 'El rastro de tu sangre en
la nieve'. Luego tuve participación en las novelas tardías, estoy pensando en
'Del amor y otros demonios', 'Los doce cuentos peregrinos', 'El general en su
laberinto'... Yo no creo que deban tener mis créditos, pero eran trabajos
colaborativos, y estas son algunas de las portadas en las que trabajé con
fotógrafos, ilustradores y otros diseñadores gráficos”.
Llama la atención que nunca habla de ‘mi
papá’, sino que siempre alude a él como Gabo. Es inevitable preguntarle por
qué: “Yo creo que muy temprano en nuestra vida empezamos a dejar de llamarlo
papá o padre, y lo comenzamos a llamar Gabo, como todo el mundo. Su familia
siempre se ha referido a él como Gabito. Nosotros no llegamos hasta ese punto,
pero sí desde muy pronto le dijimos Gabo”.
Ese nombre no pierde vigencia, como lo recordó
el encuentro periodístico de Medellín. García Barcha se sorprende recordándolo.
“Ya han pasado cuatro años de su muerte y
parece increíble, sobre todo cuando uno viene a eventos de este tipo, que da la
impresión de que Gabo sigue vivo. Es muy conmovedor”, comentó.
De la colección MEMORABILIA GGM. Foto F.J.E.
** ** **
Clarín
Buenos
Aires - Argentina
9 de
octubre de 2018
Cultura
Entre lo más antiguo del autor
Aparecen cuatro relatos del
joven Gabriel García Márquez
Los escribió en el Caribe, cuando, en 1948, huyó de
Bogotá durante las revueltas que siguieron al asesinato del político Jorge
Eliécer Gaitán.
De EFE
García Márquez, cronista. Aquí en México en 1966. /Hernán
Díaz
Corría abril de 1948 cuando un joven Gabriel
García Márquez escapó del "Bogotazo" y regresó a su Caribe natal
donde comenzó a forjar su leyenda con relatos que en ocasiones pasaron
inadvertidos y que hoy son tan codiciados como los cuatro inéditos que han visto
a la luz gracias, en Bogotá al Banco de la República.
En total, son 66 folios escritos por el Nobel
colombiano poco después de huir de Bogotá y que contienen cuatro textos
originales publicados y cuatro inéditos: dos relatos y dos cuentos.
El amor. El escritor colombiano Gabriel García Márquez
besando a su esposa, Mercedes Barcha, en 1982 en Suecia durante la ceremonia de
entrega del premio Nobel. /DPA
El primero de los escritos forma parte de una
colección que García Márquez publicó en el diario El Heraldo, denominada Los
relatos de un viajero imaginario y que no vio la luz en su momento pero que
supone "su primer esfuerzo por construir una serie, una narración más
extensa", según explica a Efe el investigador del Banco de la República
Sergio Sarmiento.
Los otros son dos cuentos y un último relato
que "parece que es parte de una serie más larga o de un cuento" pero
del que sólo ha sobrevivido "el fragmento final", todos ellos
escritos poco después de la llegada de Gabo al Caribe, impresionado por el
horror del "Bogotazo", la asonada que siguió al asesinato del
caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948.
"Mi hermano y yo salimos a la calle
después de tres días de encierro. Fue una visión terrorífica. La ciudad estaba
en escombros, nublada y turbia por la lluvia constante que había moderado los
incendios pero había retrasado la recuperación", escribió Gabo en su libro
de memorias, Vivir para contarla.
Los incendios eran apenas los rescoldos de la
violencia desatada en la capital colombiana tras el asesinato de Gaitán, un
crimen que marcó la historia de Colombia en el siglo XX y la vida de un García
Márquez que ya había tenido en Bogotá sus primeros escarceos con la literatura.
Ya más calmado, comenzó a trabajar como
periodista y lanzó su carrera literaria en el Caribe pero todavía con el
recuerdo fresco del fuego que se extendía por Colombia.
"Este período es interesante porque para
esta época Gabo ya había publicado tres cuentos en El Espectador que fueron
escritos en la capital, pero de ahí en adelante las primeras publicaciones de
sus cuentos se van a dar en la costa (atlántica) y es cuando se vincula como
periodista por primera vez", agrega Sarmiento.
Estos textos que ahora han adquirido "son
de la época de periodista, también son posiblemente de lo más antiguos que se
conservan y dan una muestra de ese primer periodo de Gabo tanto en la
cuentística como en el periodismo", añade.
Todos ellos fueron adquiridos por un
investigador de la obra de García Márquez que trataba de conocer más ese primer
impulso creador del escritor. A su muerte, pasaron a manos de su familia que
finalmente se los ofreció al Banco de la República, que tiene una red de
bibliotecas y museos en el país.
Esta entidad los ha restaurado y los pondrá a
disposición de los colombianos en la Biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá.
Cómo llegaron desde la máquina de escribir de
García Márquez hasta las manos del investigador constituyen un auténtica hoja
en blanco difícil de rellenar.
Entre los relatos inéditos está uno de los
cuentos que ha recibido el nombre de "El ahogado que nos traía
caracoles": no está completo y aparece allí un personaje de nombre
"Úrsula" que recuerda a la Úrsula Iguarán de Cien años de soledad, lo
que prueba que ya entonces comenzaba a tener esa novela en la cabeza.
El otro cuento, al que los investigadores del
Banco de la República han llamado "Olor antiguo", constituye para
Sarmiento un experimento "con la influencia de (Ernest) Hemingway"
que comenzó a filtrarse en su obra y subir a su altar personal.
El que forma parte de la saga mayor ha
recibido el nombre de "Las barritas de menta" y permite al lector
acercarse a su natal Aracataca con "una visión muy juvenil"
construido a partir de la visita de un viajero.
El cuarto, que hasta el momento no tiene
nombre y es el que hasta ahora más inadvertido ha pasado, narra lo que sucede
en un pueblo durante un eclipse.
Todos estos documentos suponen "una
mirada excepcional a los comienzos de Gabo", además de permitir a los
lectores conocer "el periodo de aprendizaje de sus primeros años" del
escritor colombiano, según explica Sarmiento.
Y todo, después de haber llegado a Cartagena
para abandonar su carrera de abogado y ver las murallas de la ciudad desde un
vehículo cuyo "conductor saltó del pescante y anunció con un grito mordaz:
¡La Heroica!".
"La llovizna y la niebla que persistían
en Bogotá (...) tenían un tufo de pólvora y cuerpos podridos", recuerda el
nobel acerca de su marcha en Vivir para contarla.
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LA NACION
Buenos
Aires – Argentina
8 de
octubre de 2018
Cultura
Escritos inéditos y manuscritos
originales de GGM se suman a su acervo en Bogotá
Por
Silvina Premat
Algunos de los manuscritos originales. Foto
BLAA
La amistad, una de las virtudes que cultivaba
Gabriel García Márquez, le jugó en contra de un deseo que en vida buscó cumplir
A rajatabla: no dar a conocer los "trucos" de su escritura. La incorporación
al patrimonio colombiano de ocho manuscritos de su juventud, inéditos cuatro de
ellos, así lo evidencia según la apreciación de uno de sus hijos, Gonzalo
García Barcha. Se trata de un archivo de 66 folios mecanografiados, muchos de
ellos con correcciones de puño y letra del Premio Nobel de literatura 1982,
quien los había enviado a algunos de sus amigos y así se salvaron del cesto de
basura.
Entre esos textos, que ahora pertenecen a la
red de bibliotecas públicas “Luis Angel Arango" (BLAA), se cuenta el
documento más antiguo de Gabo que se conserve hasta el momento: una primerísima
versión del "El huésped", de 1948. Hay también dos cuentos sin título
en los que ya aparecen personajes como Úrsula y el coronel Aureliano Buendía y registran
los primeros pasos del escritor en el realismo mágico o "lo registran los
primeros pasos del escritor en el realismo mágico o "lo maravilloso
cotidiano” que caracterizaría su obra.
Fueron escritos por un Gabo de veintipico de
años, entre abril de 1948 y abril de 1952, en el período en el que cursó tres
años de abogacía y vivió entre Cartagena y Barranquilla. Recientemente fueron
comprados por el Banco de la República de Colombia para ser conservados en sede
bogotana de la BLAA, que depende de esa entidad y muchos de ellos serán digitalizados
y ofrecidos en la web.
La decisión de fortalecer el acervo de la
biblioteca nacional (sic) fue de su director, Alberto Abello Vives, al
cumplirse este año seis décadas desde su creación. Vives condujo la compra de
la colección "más importante sobre Gabo que existía en Bogotá", el
legado del investigador, poeta y periodista, Jorge García Usta, fallecido en
2005 y autor de "Cómo aprendió a escribir Gabriel García Márquez".
También se adquirieron los archivos de Alvarez (sic) Cepeda Samudio y Alfonso
Fuenmayor, otros dos amigos de García Márquez, con fotografías, cartas y otros
manuscritos.
Además, Abello Vives solicitó una nueva
donación a Mercedes García (sic) Barcha, viuda del escritor quien tiempo atrás
había obsequiado a la Biblioteca Nacional, que depende del Ministerio de
Cultura, la medalla y el diploma del Nobel. Y ella respondió con creces.
Despachó desde México a colección privada de Gabo de sus novelas, cuentos,
crónicas, artículos periodísticos, guiones, discursos y ensayos: 3000 libros de
1102 ediciones, en su mayoría las primeras, de la obra de García Márquez,
publicadas en 44 idiomas en 42 países, entre 1995 y 2018.
"Dentro de esos libros –que Mercedes
envío muy bien cuidados, cada uno dentro de una bolsa–, llegaron también
algunos detalles como mechones de cabello o una tarjetita de un editor japonés
que dice: "Don Gabriel, aquí le dejo la primera edición japonesa de El
'colonel' ", comentó divertido Vives durante la presentación de las nuevas
adquisiciones de la BLAA que se hizo días pasados en Medellín durante el VI
Festival Gabo.
Jaime Abello Banfi, director de la Fundación
Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), destacó,
en diálogo con LA NACION que "la gran novedad es que en Colombia se está
formando un acervo muy especial" y que "la biblioteca Luis Angel
Arango es una institución con capacidad técnica comparable a la que tiene el
Centro Harry Ramson, de la Universidad de Texas”, donde se conserva el resto del
archivo personal dc García Márquez.
Sergio Sarmiento, el investigador de la BLAA a
cuyas manos llegaron los nuevos manuscritos no sale de su asombro. "Es
maravilloso haber encontrado estos documentos porque son los más antiguos que
se conservan de Gabo, corresponden al período que se conoce como costeño. Hay
textos mecanografiados, apuntes escritos a mano y varias versiones de un mismo
texto, lo que nos permite ver las costuras del texto, qué estaba pensando
cuando los escribía. Son todas versiones previas a las publicadas",
comentó Sarmiento al presentar la nueva colección que denominaron "Los
papeles de Gabo". "La principal noticia son los textos inéditos, pero
también hay cuatro que fueron publicados", precisó el investigador. Reveló
que dos de los cuentos no tenían título y les fueron atribuidos por la BLAA y
que entre los hallazgos más valiosos se incluyen las distintas versiones de un
cuento del que se creía que Gabo nunca había escrito, en el que habla de un
ahogado que lleva caracoles a una mujer. En 1952 el escritor afirmó, en un
artículo, que estaba escribiendo un cuento con el título "El ahogado que
nos traía caracoles", pero en 1982, en una entrevista dijo que en algún
momento había pensado escribir un cuento que se llamara de esa forma. De ahí
que hasta ahora los investigadores pensaban que jamás lo había escrito.
La existencia de estos manuscritos sorprendió
también a Gonzalo García Barcha, uno de los hijos de Gabo, que asoció a su
padre con Johannes Vermeer, el pintor de Delft. "De Vermeer no se conoce
ni un solo boceto y eso lo vuelve uno de los artistas más misteriosos de la
historia de la pintura. Nadie sabe cómo se pintaros sus cuadros. Creo que a
Gabo le hubiera gustado ser como Vermeer, que nadie jamás supiera cuáles eran las
costuras detrás de esos cuadros", dijo y recordó que García Márquez alguna
vez afirmó que su verdadera vocación era la de ser mago: "Era importante
para él que no quedara rastro de sus trucos de magia. Veo que eso no fue
posible", bromeó al referirse a la difusión de los manuscritos. Y agregó:
"Es una gran labor de solidaridad la de todos los que tuvieron la posibilidad
de destruir esos papeles, pero por alguna misteriosa razón, desde muy temprano,
la gente tuvo la sensación de que valía la pena guardar esos folios".
Textos
inéditos
* Relato
de las barritas de menta. Cuento onírico. Escrito en Cartagena entre fines
de 1951 e inicio de 1952. Se considera un testimonio excepcional del estado
anímico que su tierra natal deja en Gabo y que era parte de "Relatos de un
viajero imaginario" que finalmente el escritor descartó.
*Olor
antiguo. Cuento sin título del que hay dos versiones, una escrita en
Barranquilla entre diciembre de 1949 y enero de 1951 y la otra en Cartagena, a
inicios de 1952. Utiliza recursos estilísticos con una estructura narrativa
experimental al estilo de Hemingway y dos niveles de discurso: uno trivial y
otro profundo. Un matrimonio festeja 50 años de casados y el hombre cae en la
cuenta de que se casó con la hermana gemela de la mujer que amaba.
*El
ahogado que nos traía caracoles. Fragmentos de distintas versiones de un
cuento sin título escritos en Cartagena a fines de 1951 e inicios de 1952.
Aparece Úrsula, el personaje, que en un primer momento se llama Evangelina, una
mujer sonámbula que contaba que era visitada por un ahogado y, como prueba la
veracidad de sus dichos, mostraba caracoles que le dejaba el visitante.
"El ahogado entró a la casa por medio de los sueños de Úrsula”, escribió
García Márquez.
*Relato.
Entrega en serie de una ficción. Escrita en Cartagena, entre abril de 1948 y
enero de 1951. Cuenta qué pasa en el pueblo del "viajero imaginario"
un día de eclipse solar y termina con una dosis de humor. Posiblemente se
cambió por "El cuento más corto del mundo".
Textos
publicados
*El
huésped. Cuento. Original literario más antiguo que se conserva de García
Márquez. Dos folios con el texto completo de su octavo cuento publicado, en
mayo de 1950, y escrito en Cartagena entre abril de 1948 y abril de 1020.
Primer documento en el que Gabo explora la noción de tiempo, como factor
principal de deterioro de los mitos con los que se explican la realidad, que
marcará su obra futura.
*Relatos
de un viajero imaginario. Serie de ficción. Es la primera serie que escribe
GGM en Cartagena, entre abril de 1948 y enero de 1951. Todos los documentos
tienen correcciones hechas por el autor. Ocho relatos de una serie total de
quince en los que describe un pueblo del Caribe en la voz de alguien que no
está dentro de su cultura y que se sorprende de lo que ve, algo que no sucederá
en su obra posterior.
*Un país
en la costa atlántica. Primer reportaje de GGM en Cartagena, entre abril de
1949 y febrero de 1952 y primer documento donde está en ciernes el realismo
mágico, que definirá gran parte de su obra. En Sucre, donde se reponía de una
enfermedad, en 1949, un amigo le contó la historia de un pueblo, La Sierpe, que
adora una figura mítica que se llama la Marquesita.
*Un
hombre viene bajo la lluvia. Cuento. Reescritura de "El huésped"
en tres versiones escritas una a fines de 1949, una en Barranquilla y las
otras, al parecer, en Cartagena. Incluye elementos del pasado de una casa de la
Costa Caribe, entre ellos a Ursula y al Coronel Buendía.
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