El Nuevo Siglo
Bogotá – Colombia
Septiembre 24, 2014
Europa, a los pies de
Gabriel García Márquez
ANTE MÁS de 300 invitados y en un ambiente
totalmente macondiano, el Parlamento Europeo rindió un gran homenaje a la
memoria del Nobel colombiano de literatura Gabriel García Márquez, en un evento
organizado por la Embajada de Colombia en Bruselas y Marca País, y que tuvo el
apoyo de varias empresas públicas y privadas.
El tributo, que contó con la presencia del
Presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, y otras importantes
personalidades, estuvo acompañado de un conversatorio literario conducido por
el Director de La W Radio, Julio Sánchez Cristo, y contó además con la participación del hermano
de Gabo, Jaime García Márquez; el biógrafo del Nobel, Gerard Martín; y el
escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez.
Durante el coloquio se hizo un rápido y ameno
recorrido por la vida pública, privada y secreta del Maestro Gabo. Algunos de
los momentos más destacados fueron cuando Gerard Martín se refirió a que “El
realismo mágico es, de alguna manera, la confluencia de nuestra realidad
europea y otras realidades de distintas partes del mundo”. Así mismo, el
escritor Juan Gabriel Vásquez expresó que: “Asumimos con demasiada rapidez que
realismo mágico es contar aspectos sobrenaturales con total naturalidad, eso es
sólo una parte del descubrimiento de Gabo”. Luis de Grandes, parlamentario
europeo y uno de los asistentes al homenaje aseguró que “No es exagerado que se
compare la obra de Gabo con la de Cervantes. ¡Viva Gabo, Viva Colombia y Viva
Europa!”, puntualizó.
Después de éste inolvidable conversatorio se
continuó la celebración con el concierto del
cantautor colombiano Fonseca, dos veces ganador del Premio Grammy
Latino, quien entonó -a ritmo de acordeón, guitarra, percusión y bajo- clásicos
de la música vallenata preferida por Gabo como: “Cariño de mi pueblo”,
“Gratitud”, “Jaime Molina”, “Diosa Coronada”; así como éxitos propios del
artista.
Como parte del póstumo evento, un contenedor
con la mirada de Gabo pintado por el colectivo de grafiteros Artevimiento llegó
la semana pasada al Puerto de Amberes, en Bruselas, luego de atravesar durante
tres semanas el océano Atlántico desde la Sociedad Portuaria de Cartagena, en
Colombia, con el apoyo de la compañía naviera Hamburg Sud.
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EL ESPECTADOR
Bogotá - Colombia
24 de septiembre de 2014
Tributo a Gabriel García Márquez
en Parlamento Europeo
Macondo se instala en Parlamento Europeo para homenajear
a García Márquez
Con Fonseca, que cantó los vallenatos preferidos por el
escritor, finalizó el tributo en el que se reconoció la obra del colombiano.
Por: Rosa Jiménez / Efe
El Parlamento Europeo rindió un homenaje
póstumo al escritor colombiano Gabriel García Márquez adornado con rosas y
mariposas amarillas propias de su imaginaria Macondo, que ambientaron un debate
dedicado a su obra y un concierto con la música preferida del premio nobel,
ofrecido por Fonseca.
"Es una de las personalidades más
excepcionales del siglo XX, sin lugar a dudas (...) Los que leemos sus libros
sentimos que América Latina está muy cerca de Europa pero también tiene sus
diferencias", indicó el presidente del PE, el alemán Martin Schulz, en el
discurso inaugural del homenaje, al que asistieron más de 300 invitados.
El acto central del evento, organizado por la
embajada de Colombia en Bruselas y Marca País, con el apoyo de varias empresas
públicas y privadas, consistió en un debate moderado por el periodista Julio
Sánchez Cristo, director de Radio W de la Cadena Caracol, quien vistió una
chaqueta que le regaló García Márquez y que él mismo lució durante uno de sus
últimos cumpleaños.
Durante el encuentro literario, el hermano de
"Gabo", Jaime García Márquez; el biógrafo del nobel, Gerald Martin, y
el escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez, desentrañaron la faceta artística
pero también más personal del autor de "Cien años de soledad".
Sánchez Cristo valoró al comienzo de su
intervención los valores de "reconciliación" compartidos por Colombia
y Europa, en un momento en que ambas partes han apostado por la exención de
visados para estancias cortas de sus ciudadanos y en que la UE ha dado su apoyo
al diálogo entre el Gobierno colombiano y las Farc por la paz.
La búsqueda de "la paz y la unidad de los
seres humanos y los países" fue precisamente el "objetivo final"
de García Márquez, indicó su biógrafo.
Martin destacó la "gran experiencia
europea" del escritor, quien recordó que su primer viaje al extranjero fue
a diferentes países de Europa en los años cincuenta, donde "aprendió lo
que era el mundo moderno" en plena Guerra Fría.
"Aquí estamos en la UE, donde hace 70
años estos países estaban en guerra. Ahora están unidos (...) Este homenaje me
parece muy apropiado", comentó.
"La construcción de una nueva humanidad
por cualquier medio político realmente era siempre el sueño de 'Gabo",
señaló.
Para Vásquez, esta fue "una oportunidad
maravillosa" para volver a decir algo que le "encanta" decir: la
importancia que tuvo él y su obra para mi vocación", comentó a Efe sobre
el premio nobel.
La nueva "lente para interpretar la
realidad latinoamericana que él inventó", nace, en opinión de Vásquez, de
"sus lecturas europeas en parte, lo que tiende un puente entre la
Latinoamérica que definió García Márquez y la literatura europea".
Por su parte, Jaime García Márquez dijo
sentirse "emocionado" en nombre de Colombia y de su familia por este
homenaje "a todos los colombianos", que "nos llena mucho de
orgullo y nos halaga profundamente".
Recordó el "gran periplo" que hizo
su hermano por Europa, el lugar donde empezó a "afinar el brazo",
dijo en términos deportivos.
El cierre del homenaje corrió a cargo del
cantante colombino Fonseca, ganador de dos premios Grammy Latino, quien
convirtió el Europarlamento en una fiesta e interpretó los vallenatos
preferidos por el escritor.
Clásicos como "Cariño de mi pueblo",
"Gratitud", "Jaime Molina" o "Diosa Coronada",
así como éxitos propios del artista, sonaron en la sede de la Eurocámara en la
capital de Europa.
La conmemoración a Gabo también estuvo
acompañada de una degustación del ron "Maestro Gabo Reserva
Especial", producido por la Fábrica de Licores de Antioquia en honor al
escritor oriundo de Aracataca.
En el marco del homenaje europeo al escritor,
llegó la semana pasada al puerto de Amberes, uno de los principales del Viejo
Continente, un contenedor pintado con la mirada de Gabo por el colectivo de
grafiteros Artevimiento, después de atravesar durante tres semanas el océano
Atlántico desde la Sociedad Portuaria de Cartagena, en Colombia.
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EL TIEMPO
Bogotá – Colombia
24 de septiembre de 2014
Periplo diplomático de Gabo
Por Óscar Collazos
Los gobiernos solo se fijan en los grandes
escritores cuando alcanzan la fama; entonces se adueñan de ellos.
Primero fue la ONU, en Nueva York; ahora el
Parlamento Europeo, en Bruselas. Después, “en cualquier lugar del mundo” donde
exista sede de alguna organización regional de países. El mundo ya no “se va a
joder”, según la predicción del sabio catalán: millones de hombres siguen
viajando en tercera clase y la literatura de Gabo, en valija diplomática.
Quienes leyeron Cien años de soledad en
Bélgica dirán (habrán dicho ayer miércoles) que el homenaje de Bruselas revive
la figura de Gastón, el marido belga de Amaranta Úrsula, que llega con su mujer
a un Macondo que está a punto de desaparecer de la faz de la Tierra en medio de
“un huracán bíblico”.
Los festejos diplomáticos en los que nuestra
Cancillería, embajadores y tal vez el Ministerio de Cultura han puesto a viajar
a Gabo tienen, aunque parezca paradójico, un sello provinciano: servirse de un
muerto universal de “la tierrita” para recordarle al mundo que tuvimos un
genio, que no somos tan violentos como parecemos ni tan intransigentes, como lo
demostramos a diario.
En otras palabras: el muerto célebre está
sirviendo post mórtem para la ofensiva diplomática de un gobierno, seguramente
con el consentimiento de sus herederos, que no son solo de derechos de autor,
sino del uso de su imagen. Y lo hacen con la obra de un escritor que no fue
ajeno al poder ni a sus escenarios diplomáticos, pero que alguna vez tuvo la
decencia de rechazar la oferta de un puesto en el servicio exterior que le
hacía su amigo el ex presidente López Michelsen.
En numerosos países latinoamericanos nacieron
grandes figuras de las letras que adquirieron en el último siglo dimensión
universal: en México, Alfonso Reyes, Juan Rulfo, Octavio Paz, Carlos Fuentes.
Exceptuando a Rulfo, todos fueron diplomáticos. Ninguno de ellos regresó en
forma de delegación espiritual a ninguna sede diplomática. Sólo Fuentes, un
hombre incapaz de apagar los reflectores que alumbraron su escenario público,
habría quizá aceptado el “honor”.
En Argentina nació y vivió Jorge Luis Borges.
Conoció en vida la eternidad. Lástima que el modelo colombiano de proyección
cultural no haya llegado antes: Borges podría haberse paseado, con iguales
honores que Gabo, por Nueva York, Bruselas y las sedes de organizaciones de
naciones. Julio Cortázar, nacido en Bruselas, podría haber regresado como hijo
pródigo al Parlamento Europeo. Pero no, un escritor muerto no es instrumento de
políticas exteriores, buenas o malas, de los gobernantes.
Los argentinos, más inmodestos que los
colombianos, tienen en cambio un gran sentido de las proporciones: un gran
escritor, orgullo de la patria que lo vio nacer, no se pone a pasear en valija
diplomática. Lo mismo pensarán, probablemente, los nicaragüenses de Rubén
Darío; los chilenos, del uso póstumo del producto Gabriela Mistral, Pablo
Neruda y Gonzalo Rojas; los cubanos, de Alejo Carpentier; los guatemaltecos, de
Miguel Ángel Asturias.
Una de las paradojas más patéticas de algunos
países latinoamericanos es esta: los gobiernos solo se fijan en los grandes
escritores cuando alcanzan la fama; entonces se adueñan de ellos. La celebridad
que un individuo conquistó en años de esfuerzos y hasta de humillantes
dependencias materiales, de repente es usada para políticas de gobierno.
Que el nombre y la obra de Gabo merecen estar
en esos escenarios, qué duda cabe. En esos y en muchos otros, pero es un poco
triste verlo expuesto al manoseo de los políticos, incluso de políticos con
quienes el escritor no habría querido compartir mesa ni banca en un parque.
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