17 de agosto de 2013

MEMORABILIA GGM 690





CONFIDENCIAL TV
Managua – Nicaragua
16 de agosto de 2013

'Vuelve la literatura una gran conversación'

Palabra de Gabo

 Wilfredo Miranda Aburto

Conrado Zuluaga, un señor con porte de bibliotecario que recita de memoria pasajes de Cien Años de Soledad, es uno de los expertos más prominentes sobre la obra (y la vida, podría decirse) del escritor Gabriel García Márquez. Alto y espigado, Zuluaga (Medellín, 1947) ha escudriñado como pocos al universo mágico de Macondo. Conoce como si fueran miembros de su propia familia a las generaciones de Aurelianos cuyas aventuras ha inmortalizado García Márquez, pero también las influencias literarias del autor, entre ellas, las obras del nicaragüense Rubén Darío.




Conrado Zuluaga, experto en la obra de García Márquez, explica la revolución literaria causada por el Nobel colombiano. Foto: Carlos Herrera/Confidencial.

Zuluaga llegó esta semana al país para impartir una serie de ponencias sobre el Nobel colombiano, auspiciado por la embajada de Colombia en Nicaragua. El también escritor, editor, periodista y profesor universitario recibió a Confidencial en el lobby del hotel Crowne Plaza, en Managua. La primera impresión que Zuluaga infunde es la de un catedrático severo, sin embargo, a medida que su pasión por ‘Gabo’ fluye, una sonrisa de satisfacción queda al descubierto después de cada planteamiento.

“García Márquez le devuelve al realismo — que se volvió chato, corto, torpe y estrecho de mira a finales del siglo XIX y mediados del XX — algo que tenía con Cervantes: los sueños de la gente, sus pesadillas, sus ideales, sus secretos, sus mitos, su cosa popular… y eso es una gran alegría para el lector”, afirma el catedrático.

Hace cuarenta años Zuluaga tranzó con la obra de García Márquez. Obviamente, ya había leído a ‘Gabo’, aunque admite: “Los colombianos hablamos más de él de lo que lo leemos”.

El intelectual se dio cuenta que sus lecturas juveniles fueron superficiales, así que releyó a García Márquez y se percató de la magnitud de lo que tenía entre manos. Un día, mientras impartía clases, se le ocurrió preparar un curso sobre la obra del escritor nacido en Aracataca. “Pero ese curso implicaba un gran telón de fondo: las guerras civiles, las plantaciones bananeras, la disputa entre los partidos tradicionales… Un telón de fondo que los colombianos podemos tener en mayor o menor medida. Pero mientras más se aleja de Colombia, se pierde”, sostiene Zuluaga.

El profesor se puso a investigar todo lo que gravitaba alrededor de la obra de García Márquez y lo que implicaban sus narraciones, “y de pronto comenzaron a decir que era un experto en Gabo”, bromea Zuluaga.

El ahínco del también exdirector de la editorial de Alfaguara en Colombia, le sirvió para publicar dos libros: Puerta abierta a Gabriel García Márquez (1982, 2001, 2007) y Gabriel García Márquez. El vicio incurable de contar (2005). Actualmente, Zuluaga trabaja en la creación de un instituto internacional para estudiar la obra del autor de La hojarasca’ y en otro libro de cómo ‘Gabo’ maneja el lenguaje.

Zuluaga sostiene que encuentra en la obra de García Márquez muchas cosas que se emparentan con la literatura universal. “Puede sonar oportunista decirlo aquí, pero es un poco como (Rubén) Darío, cuando incorpora otros elementos que habían quedado en desuso y vuelven la literatura una gran conversación. Es lo que hace Cien años de soledad”, compara el intelectual, quien considera al poeta nicaragüense como uno de los padres literarios del nobel colombiano.

El experto en la obra de “Gabo” mantuvo un conversatorio con el escritor Sergio Ramírez. Ambos, amigos de García Márquez, recordaron anécdotas vividas, y de una de ellas se desprendía de una máxima del autor de El amor en los tiempos del cólera: “la clave está en escribir como la gente habla”. Para Zuluaga, el Nobel colombiano no sólo logra esto con la literatura, sino que con el periodismo. “Él desbarata el periodismo de buenas maneras y enseña cómo contar la historia de una niña que vende pescaditos de caramelo”, afirma el editor.

La virtud de la exageración

Las exageraciones en la obra de García Márquez son un ribete distintivo que se lo da su alma caribeña. En las páginas de sus novelas suceden cosas tan impresionantes como la asunción en cuerpo y alma de Remedios la Bella en Cien años de soledad, que el lector termina creyendo. Uno — ilustra Zuluaga— porque una asunción no es nada raro en la cultura latinoamericana especialmente. Crecemos oyendo que María, la madre de Jesucristo, ascendió al cielo remolcada por unos ángeles. Y dos, porque ‘Gabo’ liga lo fabuloso con la cotidianidad. Cuando Remedios la Bella ascendió se llevó una sábanas que estaban tendidas en los alambres del patio de la casa donde se produjo la asunción. “Es la virtud de la exageración, parecerse a la realidad”, remarca el exdirector de Alfaguara.

El Caribe a la vez no sólo habita en la obra de García Márquez por medio de la exageración, sino por las voces de sus personajes, quienes las pocas veces que tienen la palabra dicen algo fulminante, irrefutable. Aunque es innegable que la ocurrencia del narrador es sin duda una muestra del folclor caribeño en todo su esplendor.

Dice el dicho, para muestra un botón: “Sin proponérselo, la mujer miró a José Arcadio y examinó con una especie de fervor patético su magnífico animal en reposo. — Muchacho -exclamó-, que Dios te la conserve”. Cien años de soledad, indica Zuluaga con un guiño, mientras otra sonrisa suspicaz y cómplice sugiere la genialidad de García Márquez.

Vease entrevista para tv. de Conrado Zuluaga en


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