MEMORABILIA GGM 670
LA
PATRIA
Manizales - Colombia
11 de mayo de 2013
Publicamos esta columna de La Patria
por especial deferencia de su autor
Gabo, bachiller a
1.000 kilómetros de Macondo
Por: Orlando Cadavid
El escritor y periodista cundinamarqués Gustavo Castro Caycedo llenó
con creces los vacíos que dejaron los biógrafos de Gabriel García Márquez
(Dasso Saldivar y Gerald Martín) al tocar someramente una época tan fundamental
en la vida del Nobel como la coronación de su bachillerato en el mítico Liceo
Nacional de Varones, de Zipaquirá, a 1.000 kilómetros de distancia de su natal
Aracataca.
En su libro de largo aliento –que constituye todo un arsenal de
información escrita y gráfica de anécdotas, travesuras, amoríos, duelos,
festejos, versos, tertulias literarias, discursos, zarzuelas, retretas, bailes,
paseos, música selecta, vallenato y picardías infaltables en la adolescencia
estudiantil– el autor recoge en 445 páginas mucha historia de la "Ciudad
de la sal", a donde llegó becado, en 1943, por el gobierno del presidente
Alfonso López Pumarejo.
En Gabo: cuatro años de soledad, Castro
-que con este completa 34 libros publicados- saca a la luz pública muchas
facetas desconocidas que descubrió al investigar de manera exhaustiva, paciente
y minuciosa los cuatro años que vivió en Zipaquirá el gran fabulador macondiano
que jamás se familiarizó con el frío y no olvidó por un solo día su condición
de nativo de la Costa Caribe.
A lo largo del libro tanto el autor como los invitados al rescate de
esta parte juvenil de la historia garciamarquiana coinciden en sostener que de
no haber recalado Gabo en el prestigioso Liceo, habría continuado aferrado a la
poesía ‘piedracielista’, al dibujo y a la caricatura (que eran sus tres
pasiones de entonces), oficios con los que nunca obtendría el Nobel. El GGM
suele reconocer que todo lo que aprendió se lo debe al bachillerato.
Su viraje del verso a la prosa se lo impuso de manera premonitoria, con
la mejor intención, su primer mentor y gran descubridor, el profesor de
literatura Carlos Julio Calderón Hermida, de quien afirma el famoso cataqueño
que "fue el primero al que se le metió en la cabeza esa vaina de que yo me
dedicara a escribir".
Con la venia de Castro Caycedo, hacemos a vuelo de pájaro este
compendio de aspectos curiosos consignados en la obra sobre el joven García
Márquez, que ya va merecidamente para la tercera edición:
Al ingresar al internado, sus compañeros lo apodaron "Peluca"
por su frondosa melena… Maldijo siempre el despiadado baño con agua fría a las
6 de la mañana… Tuvo dos novias zipaquireñas: Lolita Porras, quien murió de
tifo a los 14 años, y Berenice Martínez, quien lo lloró en la partida, al
terminar el bachillerato, en 1946, y solo volvió a hablar con su amado por
teléfono 60 años después, cuando ella vivía en Pasadena, California y estaba
próxima al alzheimer… Le atribuían romance secreto con la intelectual Cecilia
González, "La Manquita", su tutora, protectora, promotora y mecenas
que lo conectó con la flor y nata de la cultura bogotana… varios profesores
influyeron en su abierta simpatía por el marxismo… Detestaba las matemáticas y
la educación física, pero los profesores le regalaban esas materias porque
entendían que lo que él quería era ser un gran escritor… Se convirtió en
fumador crónico en el Liceo… Como el frío le causaba mucha hambre, se colaba a
la despensa del internado y regresaba al dormitorio con sus compinches cargado
de ‘galguerías’ tomadas a hurtadillas… Se fue convirtiendo con el paso de los
meses en toda una celebridad en el ámbito local y demostró excelentes dotes de
orador en discursos que le confiaban los rectores del colegio… El más vibrante
lo improvisó el día que culminó la Segunda Guerra Mundial ante una abigarrada
multitud que llenó la Plaza Mayor de Zipaquirá… Se leyó completas las
bibliotecas del Liceo, las de los rectores y profesores y poco a poco fue
mejorando la ortografía, con la ayuda de dos buenos amigos de curso… A su amor
por el vallenato, el porro y la cumbia sumó la música selecta y el repertorio
de aires del interior, gracias a la apreciación musical que le enseñó el
maestro Guillermo Quevedo… Gabo nació físicamente en Aracataca, pero
literariamente en Zipaquirá.
La apostilla: Pasado el catastrófico 9 de abril de 1948, el día que
mataron a Jorge Eliécer Gaitán, García Márquez desertó en el primer año de la
Facultad de Derecho de la Universidad Nacional, en Bogotá, porque no le gustaba
esa carrera y lo que él quería era dedicarse a escribir y nada más.
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