MEMORABILIA GGM 596
EL COLOMBIANO
Medellín
- Colombia
26 de
julio de 2012
Bienvenidos
al olvido
Por ÓSCAR
DOMÍNGUEZ G. |
Circulan versiones
encontradas sobre el alzhéimer que padece el Nobel García Márquez. Que sí, dice
su hermano Jaime. Que no, dispara por twitter el gordo Abello, mandamás de la
fundación Nuevo Periodismo.
El señor
Alzheimer, “inventor” del lapsus, muere por tenerlo en la cofradía.
“Terciopelo”
Caballero, de RCN, jura que el fabulista recuerda las letras de los boleros con
sustantivos y adjetivos. Que cantaron en dueto, sostiene Toño.
¿Y qué si el
Maestro tiene alzhéimer? Está en todo su derecho. También le puede dar gota, o
lo puede incomodar la prosaica próstata. O dar un traspié. “Un tropezón
cualquiera da en la vida…”.
El alzhéimer sería
una forma válida de retirarse en silencio de un mundo que enriqueció con sus
ficciones. Es humano flaquear de la memoria. La edad viene acompañada. Le da
miedo andar sola.
Lo que ha dicho su
hermano es una forma de bajarle la temperatura a lo que le está pasando a Don
Gabriel. ¿Que se le olvidan los nombres de las personas? ¿Y? La memoria, como
el amor, es eterna mientras dura.
Me alquilo para
recordarle al Nobel que mañana es viernes. Pago por compartir un segundo de su
espléndido ocaso en México, esa guardería para colombianos donde comparte
contaminación ambiental con Álvaro Mutis y Fernando Vallejo.
Si el abuelo Gabriel
padece alzhéimer, lo interpreto como una forma exótica de vivir para él solito.
Respetemos su silencio. Ya escribió y vivió para los demás.
Lo de demencia
senil suena más prosaico. Uno acepta que al Gabo lo visite el alemán, pero lo
de demencia es menos amable. En este caso, sería preferible hablar de la “razón
de la sinrazón”, copiándonos del Quijote.
Envejecer es
ingresar forzosamente a la desmemoria. Un tsunami implacable va pasando por
nuestra hoja de vida borrando certezas, nostalgias, perfiles, atardeceres, novias, suspiros,
escepticismos. Tarde o temprano nos llegan coqueteos del señor alzhéimer,
benévolo con unos, demoledor con otros.
Es bueno para la
salud adelgazar de recuerdos poco amables, malucos. Bien idos son. Pero
quisiéramos que muchas habilidades nos acompañaran hasta el horno crematorio.
Por ejemplo: me
gustaría saber siempre que la llave sirve para abrir la puerta de la calle. O
para saber que existe la calle, lugar donde muchos “nos sentimos como en casa”
(=Ruy Castro, cronista brasileño).
Los hay que cojean
de la memoria hasta el punto de que en la mañana son ateos y en la tarde creen
en todos los dioses. O al revés.
De pronto
ignoramos si pagamos o no los servicios. Buscamos las gafas sin reparar que las
tenemos puestas. Hacemos la misma pregunta diez veces. Olvidamos engullirnos
las pepas para fortalecer la memoria. Cambiamos un verbo por un inofensivo
adverbio.
Por pragmatismo,
es mejor empezar a darle la bienvenida al olvido. A los olvidos. Porque el que
esté libre de alzhéimer que tire la primera amnesia.
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Fotos recientes de GGM
Fotos recientes de GGM
Jaime Abello
sostiene que a su jefe lo que le pasa es que tiene muchos años y por lo tanto está olvidadizo.
Las fotos son de la semana que pasó.
Jaime Abello y su jefe en México.
Jaime Abello y GGM en casa de este en México D.F.
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