27 de enero de 2017

MEMORABILIA GGM 862



EL TIEMPO
Bogotá - Colombia
24 de enero de 2017

LECTURAS

Un año de soledad
En el Hay festival se estrenará el documental
que recorre la vida de Carmen Balcells.

Por:  XAVI AYÉN
Especial para LECTURAS

 Gabriel García Márquez, Jorge Edwards, Mario Vargas Llosa, José Donoso y Ricardo Muñoz Suay roedan a Carmen Balcells. 1974. Foto: Tomada del libro 'Aquellos años del boom'.

La zona baja del armario parece sostenida por una larga fila de botas de piel, decenas de botas iguales, aunque de distintos colores. Arriba, en las perchas, muchas más túnicas, de los mismos colores que las botas. Carmen Balcells siempre se vestía así, “como una papisa”, sobre todo de blanco pero también con los colores del parchís. Así estaba su armario, ordenadísimo, la mañana del 21 de septiembre de 2015, cuando la empleada del hogar halló tendido en el suelo el cuerpo sin vida de Balcells, que se estrelló la noche anterior en el corto trayecto del teléfono hasta la cama, después de haber hablado con su hijo Luis Miguel.

Le falló el corazón y el duelo no fue solo familiar, sino que afectó al conjunto de las letras hispanoamericanas. Balcells había sido clave, entre otras muchas cosas, siempre desde las sombras, en la eclosión del boom latinoamericano en los años sesenta. Hace un año, en el Palau de la Música de Barcelona, Mario Vargas Llosa, uno de sus ‘clientes’, afirmó que “el legado de Balcells no es menos importante que el que deja un gran escritor, pintor o músico”.

El documental La cláusula Balcells, dirigido por Pau Subirós y que se estrenará en Colombia durante el Hay Festival de este año, es una extraordinaria aproximación a la figura de la que sus autores llamaban la ‘Mamá grande’. Cuando, cada noche, la última secretaria de su agencia literaria abandonaba el despacho, la hiperactiva Balcells seguía trabajando.

Con la ayuda de un magnetófono, grababa no solo las cartas que el primer empleado de la mañana siguiente transcribiría, sino que aprovechaba para expresar sus sentimientos y estrategias. La cláusula Balcells, en el que he tenido la suerte de colaborar, ha logrado acceso a ese material inédito que normalmente no suele utilizarse en este tipo de aproximaciones y que permite conocer al personaje más allá de su imagen pública. Oírla ‘hablando’ con Fidel Castro, José María Aznar o varios de sus autores es un privilegio ahora al alcance de los espectadores.

En diciembre del 2010, sentada en una mesa del restaurante Veranda del Grand Hotel de Estocolmo, me decía: “Este será mi último Nobel”. Además de Vargas Llosa (2010), los otros fueron Camilo José Cela (1989), Gabriel García Márquez (1982), Vicente Aleixandre (1977), Pablo Neruda (1971) y Miguel Ángel Asturias (1967).

Balcells venía de una familia de propietarios rurales, en una aldea de la provincia de Lérida, Santa Fe de la Segarra, de actualmente veintiún habitantes, pese a lo cual la acabó hermanando simbólicamente con Bogotá. Había fundado su agencia literaria en 1960 en Barcelona, que al principio creció representando a los autores de la editorial Seix Barral. Enseguida se los quitó al editor, como ella misma explicaba: “Yo fui a ver a Carlos Barral para pedirle los derechos de sus escritores. Y Barral me respondió: ‘De acuerdo, pero con una condición: que mi mujer, Yvonne, trabaje contigo’. Afortunadamente para mí, ella se quedó embarazada de gemelos y al poco tiempo abandonó la empresa creyendo que aquello no era rentable. Yo le dije: ‘Carlos, esos contratos que haces con los autores son muy desventajosos para ellos. ¿Sabes qué te va a pasar? Que solamente se quedarán contigo los autores que no venden, y los que venden, como Vargas Llosa, Manuel Puig, etc., todos acabarán en manos de otro agente”. Ante las dudas de Barral, Balcells le suelta una frase lapidaria: “Carlos, todos saben sumar...”.

Las funciones de Balcells fueron más allá de lo profesional y abarcaron aspectos de la vida privada de sus representados. Isabel Allende explica que “Carmen era una madraza no solo mía, sino de los autores a los que representaba… Yo la llamaba, visitaba o escribía cada vez que necesitaba consejo o consuelo. Cuando le comuniqué que me separaba, se puso a llorar al teléfono: ‘¿Te das cuenta de lo que significa separarse a tu edad? Vas a estar sola…’. ‘Mira, Carmen –le dije–, mejor estar sola que en un matrimonio que no está funcionando’. Por supuesto, consultó a su astróloga italiana y la astróloga dijo: ‘Está bien, déjala que lo haga’. Era Carmen así, opinaba de todo, nunca calló la boca ni pensó que tenía que ser cuidadosa en algo que me decía. Opinaba sobre los maridos, sobre los amantes de otros escritores –yo, en aquella época, no tuve amantes, desgraciadamente, pero si los hubiera tenido sin duda los habría discutido con ella–, opinaba de mis padres, de cómo invertir el dinero, estaba llena de ideas locas respecto a inversiones”.

En los años sesenta y setenta, la agencia es uno de los dos centros mundiales del boom, junto con la Casa de las Américas de La Habana. Balcells se aprovecha de la fuerza del movimiento para imponer nuevas condiciones a los editores de todo el mundo: límites temporales y geográficos a los contratos. Y, a la manera de las distribuidoras cinematográficas, establece la venta de «paquetes»: si una editorial quiere, por ejemplo, el último libro de García Márquez, deberá comprar también las obras de otros autores menos conocidos.

En los años que la traté, he visto cómo, colgada de sus teléfonos, subía a las más altas cimas de la emoción y descendía a profundas simas de desesperación. Lloraba, gritaba, reía, enviaba flores, lanzaba maldiciones, conseguía contratos astronómicos y, sobre todo, recibía a mucha gente. Por su oficina pasaban políticos que buscaban su asesoramiento para organizar nuevos premios literarios, autores desconocidos y premios Nobel, editores de grandes grupos multinacionales y otros que empezaban... Una de sus frases favoritas era “yo no tengo amigos, tengo intereses”. “Un día, por teléfono, García Márquez me preguntó: ‘¿Me quieres, Carmen?’. Yo le respondí: ‘No te puedo contestar, eres el 36,2 % de nuestros ingresos’”.

Tras su repentina muerte, que frustró una compleja operación de venta, su hijo Luis Miguel se puso al frente de la nave, una opción que su madre no había contemplado. “Trabajar con mi madre era imposible para mí –me dijo él–. Pero ahora ya no está. El día en que murió tuvimos una última conversación esclarecedora. A la hora de comer, le dije que me dolía leer en la prensa que estaba negociando la venta de la empresa. Se quedó muy tranquila. Esa misma noche se murió. De haber continuado viva, seguramente la central de la agencia estaría en Nueva York o Londres, en vez de Barcelona”.

Las fotos de sus autores nos siguen contemplando desde las blancas paredes de su agencia. Ahí están Álvaro Mutis, Rafael Alberti, Juan Marsé, Juan Rulfo, Juan Carlos Onetti, Roa Bastos, Bioy Casares, Javier Cercas, Antonio Skármeta, Cortázar, Carpentier, Ana María Matute, Lezama Lima... Así hasta trescientos, cada uno en una foto en blanco y negro del mismo tamaño, dispuestas desordenadamente, sin jerarquías. La única fotografía en color –y de tamaño muy mayor– es la que ha mandado instalar su hijo: la de ella misma sonriente, saludando al visitante en la entrada. Parece mentira que esté tan presente, aún desaparecida, en todos los rincones, y que la criada la encontrara muerta una mañana de septiembre del 2015, tirada en el suelo. En la pared, había colgado un papelito, que ella misma había escrito, con las muy precisas instrucciones a seguir en el caso de que un día le sucediera eso. Así era Carmen Balcells. Dando órdenes hasta después de muerta.

**Proyección del documental: de 10 a 11:15 a.m., sábado 28 de enero. Centro Comercial Plaza Bocagrande. Sala 1. Presentación de Xavi Ayén.


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BBC
Londres - Reino Unido
26 de enero de 2017

Una visita a la sorprendente
biblioteca de Mario Vargas Llosa

Redacción HayFestivalCartagena@BBCMundo

 La Biblioteca Regional Mario Vargas Llosa de Arequipa, Perú, tiene 7.900 libros y muchos tesoros donados por el premio Nobel. Derechos de autor de la imagen EPA Image caption

"¿Se han preguntado qué libros atesora la biblioteca de un Nobel de Literatura?".

Con esta duda, Marío Arce, director de la Biblioteca Regional Mario Vargas Llosa, en Arequipa, Perú invitó a BBC Mundo a recorrer la colección de libros del escritor peruano en su ciudad natal.

La biblioteca que se encuentra en una casona antigua de piedra en el centro histórico de Arequipa cuenta con 7.900 títulos que van desde ficción, historia, ciencias sociales y revistas, pero el número seguirá creciendo, aseguró Arce.

La sala se divide en dos secciones. Por un lado, los libros a los que los socios de la biblioteca pueden acceder libremente y por otro, una sección restringida al público en la cual se encuentran los ejemplares que Vargas Llosa subrayó, hizo anotaciones y cuyas dedicatorias los hacen únicos.

"Entre ellos están Gabriel García Marquez, Carlos Fuentes, Miguel Ángel Asturias, autores de distintas nacionalidades y en varios idiomas", explicó Arce.
 En un sector de la biblioteca están los libros que el propio Vargas Llosa realizó anotaciones y están dedicados por su sus autores. Image caption

 "Son libros que nosotros consideramos patrimonio bibliográfico porque el hecho de tener anotaciones de puño y letra de Vargas Llosa con valoraciones críticas de cada una de estas obras le da un valor específico que seguramente serán materia de análisis por parte de los estudiosos de la obra de Mario Vargas Llosa", añadió.

Estos libros, considerados un tesoro de la biblioteca, representan casi la mitad de la totalidad los ejemplares donados por el escritor peruano.

Tesoros firmados

Entre los títulos personales de Vargas Llosa se encuentra "El tuerto es rey" del ya fallecido escritor mexicano Carlos Fuentes especialmente dedicado al premio Nobel.

"Estos libros aún no están a disposición del público para conservar" estos mensajes, justificó Arce.

Otro de los títulos es "Hombres de maíz", del guatemalteco y también premio Nobel de literatura, Miguel Ángel Asturias.

"Este libro fue estudiado por (el crítico) Gerarld Martin, gran biógrafo de Gabriel García Márquez y también de Miguel Ángel Asturias y ahora de Mario Vargas Llosa.



Entra a la biblioteca personal de Mario Vargas Llosa para ver sus libros dedicados (que por ahora no están al acceso del público).

"Este ejemplar en particular perteneció a Martin, pero hace más de 20 años se lo envió a Mario para que hiciera el prólogo de una edición crítica que él estaba elaborando de la obra de Asturias", contó el director de la biblioteca.

"Por azar del destino, Martin estuvo en la biblioteca el año pasado y pidió revisar este ejemplar. Allí dio con la sorpresa de que las anotaciones habían sido hechas por él y se emocionó muchísimo de reencontrarse con un libro suyo después de muchos años", relató.
Image caption La sala donde se encuentran los 7.900 libros de Vargas Llosa está dentro de la un edificio antiguo de piedra blanca con un patio central, en el centro histórico de Arequipa.

Y un tercer libro es una edición de "Cien años de soledad" del colombiano Gabriel García Márquez.

En él se puede ver que Vargas Llosa hizo infinidad de anotaciones.

"Mario ha diseccionado la obra habiéndola leído de una manera que supone un estudio crítico del contenido del libro de Gabriel García Márquez", agregó Arce.

Y en su primera página quedó grabada la letra a mano del colombiano y también Nobel de Literatura.
"Para Mario de su descuartizado, desmenuzado y desenmascarado hermano, Gabriel (1972)".
Image caption Una de las joyas de la biblioteca. ( Autografo de GGM a Mario. N del E. )

Este artículo es parte de la versión digital del Hay Festival Cartagena,
un encuentro de escritores y pensadores que se realiza
en esa ciudad colombiana entre el 26 y 29 de enero de 2017.

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Clarin.com
Buenos Aires – Argentina
25 de enero de 2017

Cultura

Medio siglo de Cien años de soledad
Hasta el sábado, autores y lectores leen la obra cumbre de Gabo

·         En el Hay Festival de Cartagena de Indias comienza hoy la "Caravana de historias". Llegará a otros países.
·         Hasta el sábado, autores y lectores leen la obra cumbre de Gabo

Gabriel García Márquez con Cien años de soledad como sombrero.

Por Susana Reinoso

Comenzó la celebración del medio siglo de existencia de Cien años de soledad. Son tres días, hasta pasado mañana en el Hay Festival de Cartagena de Indias, en los cuales 60 voces, en su propia lengua, leerán fragmentos de la obra cumbre de Gabriel García Márquez. La movida se titula “Caravana de historias” y surgió de un acuerdo entre la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) y el festival literario que este año tiene a Gabo como estrella.

En diálogo con Clarín desde la FNPI su director ejecutivo, Jaime Abello Banfi, y la directora de proyectos especiales, Natalia Algarín Gutiérrez, explicaron el sentido de la actividad “El gozo de leer Cien años de soledad", como parte de la Caravana que tendrá postas en varios países de América latina. Entre ellos la Argentina en agosto próximo.

En la sede de la Cancillería participan ciudadanos elegidos por votación pública, escritores invitados del festival, amigos de la familia García Márquez y narradores convocados por la FNPI. Entre ellos, los colombianos Patricia Lara, Santiago Gamboa, Héctor Abad Faciolince, Juan Gabriel Vásquez, Daniel Samper Pizano y Roberto Pombo. El norteamericano Jonathan Shaw, los mexicanos Carmen Aristegui y Antonio Ortuño; Claudio López Lamadrid y J.J. Marcelo Armas, de España; Fátima Bhutto, de Pakistán, y Joumana Haddad, del Líbano; el italiano Iacopo Barison y el chileno Carlos Franz; Brigitte Labbé, de Francia; José Tolentino Mendonca, de Portugal, y Norman Ohler, de Alemania.

Medio siglo pasó desde el día en que Gabo y su esposa Mercedes Barcha enviaron desde Ciudad de México a Buenos Aires un paquete con casi 600 páginas escritas a máquina con la historia de la familia Buendía y Macondo. Paco Porrúa, un editor de gran olfato, supo que se trataba de "una novela excepcional". En 50 años, esta "reescritura del Génesis", como la definió Carlos Fuentes, se tradujo a casi 40 lenguas y vendió más de 30 millones de ejemplares. Para Carlos Monsiváis Cien años de soledad es un "encuentro de las generaciones y seguirá siéndolo".

La primera posta de la Caravana recoge al Gabo novelista. Un dato sutil dado que la FNPI se dedica a la formación de periodistas en lengua castellana. "Como parte del legado vivo de Gabo es que tomamos obras que no son de periodismo pero que están vinculadas. Por ejemplo: sus perfiles o sus guiones", dice Natalia Algarín Gutiérrez, desde Cartagena.

Abello Banfi subraya que la FNPI suma la faceta de novelista de García Márquez porque "en varios de sus textos periodísticos asoma el germen de y como parte de su legado, Gabo le diría hoy a las nuevas generaciones que contar historias tiene poder". Tras el éxito de la primera tirada de 8000 ejemplares de su obra maestra publicada en mayo de 1967 y agotada en dos semanas, García Márquez y su esposa Mercedes Barcha llegaron a Buenos Aires en agosto de ese año. Fue en el Teatro Colón donde la ovación del público dio origen a la leyenda viva.

"Gabo nos dejó un legado en movimiento. No se trata de una memoria congelada ni de recuerdos del pasado. Hizo del periodismo un género literario y desde allí creó una obra en la que también está presente toda la tradición oral del Caribe", enfatiza Abello Banfi. Lo que queda por confirmar (y sería una gran noticia para sus lectores argentinos), es si Mercedes Barcha, viuda de Gabo, vendrá a Buenos Aires a inaugurar la muestra en la Biblioteca Nacional (ver recuadro).

En la FNPI, cuya junta directiva preside, dicen que ella no ha dado aún respuesta a la invitación de Penguin Random House en Buenos Aires, la editorial que tiene los derechos de la obra de García Márquez. Desde la muerte del narrador, su viuda ha viajado entre México, en cuya capital García Márquez falleció en abril de 2014, y Cartagena de Indias, donde están las cenizas del escritor y su casa en la ciudad amurallada, parte del circuito literario sobre su obra.

La visita de Mercedes Barcha sería como tener de regreso al prodigioso creador de los Buendía y de Macondo, tras una larga ausencia.

En la Biblioteca Nacional

Se exhibirá la máquina de escribir de Gabo​

En agosto, una gran muestra sobre los 50 años de la publicación de Cien años de soledad llegará a la Biblioteca Nacional, que dirige Alberto Manguel. Además de valiosas ediciones de la obra de García Márquez, la exposición tendrá un objeto de enorme valor: la máquina de escribir en la que Gabo creó su obra maestra. Casi una reliquia de la historia de la literatura iberoamericana, es una pequeña portátil que atesora su viuda, Mercedes Barcha.

Como parte de las actividades de agosto en Buenos Aires, el “macondiano” Alberto Salcedo Ramos”, uno de los mejores cronistas de su país y maestro de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), dará un taller en la Fundación PROA.

La Fundación, creada por Gabriel García Márquez para la formación de nuevas generaciones de periodistas en lengua española, presentará a su vez el libro donde se recogen los 20 años de su historia, por la que pasaron grandes maestros del oficio.

Antes, en junio, también la Dirección General del Libro de la Ciudad celebrará el 50° aniversario de Cien años de soledad, con otras muestras organizadas con la Biblioteca Nacional de Bogotá.

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EL PAIS
Cali – Colombia
22 de enero de 2017

Revista Gaceta
Cultura

La peste del olvido:
el país que sepulta
a García Márquez

Por Redacción Gaceta

“El día que García Márquez murió en Colombia le hicieron como homenaje una misa. ¿No es una paradoja? Él era un hombre de letras que nunca ocultó sus simpatías por el comunismo. Y sí, le hicieron una misa”.

El que habla es el profesor de la Escuela de Estudios Literarios de la Universidad del Valle, Juan Moreno Blanco, un hombre que, como él mismo dice, se ha dedicado desde que tiene uso de razón a leer y releer y a estudiar, sin cansancio, al escritor más importante de la historia de la literatura colombiana. A Gabo.

 Juan Moreno Blanco . Foto El Pais.

Al profesor Moreno le parece que la anécdota no deja de ser realismo mágico. “Que el homenaje oficial al producto más importante de nuestra cultura sea una misa es eso, realismo mágico. Y que, además, uno pueda notar que García Márquez empieza a caer en una especie de banalización, en un conjunto de lugares comunes, también es realismo mágico”.

Lugares comunes, dice el profesor, como creer que García Márquez no es más que mariposas amarillas, la mención de Macondo o un pueblo infectado con la peste del olvido.

“Es como si Gabo, el gran escritor colombiano, el único escritor de la lengua española que se compara con Cervantes, estuviera sumido en una especie de olvido, como si ya no hubiera más que decir sobre su obra salvo hacer referencias a mariposas amarillas”.

Luchar contra ese olvido, contra ese peste, fue la razón por la cual el profesor Moreno concibió la idea de realizar un libro en el cual un grupo de escritores, ensayistas y académicos, entregaran una visión de la obra de Gabo.

El resultado es Gabriel García Márquez, Literatura y Memoria, una obra publicada por el programa editorial de la Universidad del Valle en la que se reúnen 31 ensayos de 31 autores en torno a la vasta obra del novelista colombiano.

Usted dice que a García Márquez se le está banalizando...
Sí. Yo me he encontrado taxistas a los que les pregunto por él y me responden que era un tipo al que no le importaba el país, que nunca hizo nada por Aracataca. Otras respuestas dicen que Gabo es mariposas amarillas o realismo mágico. Parece que esa es la forma en que lo estamos viendo en Colombia, en lugares comunes y banalizaciones. Y si uno lo analiza bien, se llega a la conclusión de que hay como una especie de negación con quien es el referente cultural más importante de nuestro país. A García Márquez no lo estudian seriamente en Colombia, no lo estudian ni los académicos, ni las personalidades políticas, ni se estudia en los colegios. Por ejemplo, en Colombia hay tres doctorados en literatura y en ninguno de ellos hay un curso sobre García Márquez.

Pero a veces se tiene la impresión de que el escritor que más acapara estudios, prensa y fama es García Márquez, y eso parece invisibilizar a los otros...
Eso es cierto. Sobre él se ha dicho mucho y se ha escrito mucho, pero se trata sobre todo de trabajos académicos, que se quedan en círculos muy reducidos de lectores, en círculos de eruditos. Sí es cierto que García Márquez invisibilizó a otros autores, pero es apenas natural, porque se trató de un escritor que alcanzó una resonancia muy fuerte en todo el mundo.

¿Este libro toma una perspectiva menos academicista?
Es un libro en el que, sobre todo, se hace una demostración de que todavía queda mucho por decir sobre García Márquez y, por supuesto, es un libro que intenta acercarse más a todos los lectores, no solo a los eruditos y académicos. Gabo copó los espacios de la literatura latinoamericana durante tres décadas como escritor y eso condujo a un cierto agotamiento de la mirada. Tal vez eso explique por qué se haya dejado de estudiarlo. Sin embargo, yo creo también que falta una apuesta por una visión diferente, por encontrar muchas otras cosas en su obra, por leerla con perspectiva histórica.

Novelas como ‘Cien Años de Soledad’ y ‘El Amor en los Tiempos del Cólera’ todavía nos dicen mucho de nuestra realidad
Por supuesto. En mis cursos hemos leído el capítulo de Cien Años de Soledad en que el coronel Aureliano Buendía se rinde y entrega el “oro de la rebelión”. Cuando sus tropas deponen las armas y entregan ese oro, firman el Tratado de Neerlandia bajo la carpa de un circo y lo único que reciben a cambio son promesas, promesas que luego se incumplen. Eso fue lo mismo que le pasó al M-19 y, justamente ahora que estamos viviendo todo el tema del plebiscito y de las Farc, ese libro nos llama la atención sobre nuestra situación política. Es que toda la obra de García Márquez es una exploración de nuestro pasado para comprender el presente y para construir un futuro. Para mí, se trata de una máquina de la memoria que nos habla de nuestra historia siempre, todo el tiempo, que construye metáforas de nuestro tiempo.
Los Buendía son una metáfora de nuestra élite y de la forma en que esa élite hizo el país. Pero también, la obra de García Márquez es una contestación a la historia oficial de Colombia.

Usted estudió y vivió mucho tiempo en Francia. ¿Cómo ven en el exterior a Gabo?
Yo creo que fuera del país lo leen mucho más que en Colombia. Gabriel García Márquez se convirtió en un referente mundial y en la influencia de muchos escritores. Yo no creo que me equivoque al decir que se trata del autor más leído de la literatura en lengua española.

¿Usted no cree que se trata de uno de esos escritores que muchos citan y muy pocos leen?
Sí, con él pasa eso. La verdad es que hay una realidad preocupante. En Colombia no ha habido un plan que permita que se estudie a la expresión más importante de la cultura colombiana que es García Márquez. Él no es un valor central para nosotros los colombianos. Por ejemplo, yo dicto un curso sobre su obra en la Escuela de Estudios Literarios, pero los estudiantes que más van son de Medicina o Filosofía. De todos modos, se trata de un curso electivo, no hace parte de las materias obligatorias del pénsum.

¿Y cómo ve usted la actual producción novelística colombiana?
Creo que es muy saludable y además, hay que decir que la producción narrativa en nuestro país es envidiada. Todos los escritores contemporáneos son herederos de García Márquez, pero lo son no en el sentido de que estén continuando una forma de hacer literatura, sino en el sentido de que todos ellos conocieron el modelo y lo dominaron. La historia de las letras colombianas tiene un antes y un después, que es García Márquez, y a él se le debe la riqueza de la novelística actual del país. Pienso por ejemplo en dos novelas, ‘La forma de las ruinas’ de Juan Gabriel Vásquez y ‘La Ceiba de la Memoria’, de Roberto Burgos Cantor. Se trata de novelas fuertes, complejas, profundas, y cuyos autores admiten la fuerte influencia que la obra de Gabo ha tenido en ellos. Ellos han aceptado la tradición y han dominado el modelo para cambiarlo.

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