17 de febrero de 2014

MEMORABILIA GGM 719



EL TIEMPO
Bogotá – Colombia
16 de Febrero del 2014

Tim Buendía es el principal promotor turístico
del pueblo natal del Nobel de Literatura.

El 'último' de los Buendía
se va de Aracataca

Por: PAOLA BENJUMEA BRITO |

Tim Buendía. El último de los Buendía vive en Aracataca. El holandés promociona la cuna de Gabo. Foto: PAOLA BENJUMEA BRITO

A la una de la tarde, bajo el sol que castiga la piel, la profesora de un colegio de primaria que aguarda en bicitaxi a que terminen de pasar los vagones del tren frente a la estación de Aracataca (Magdalena), detiene a Tim Buendía. Le pregunta:

– ¿Es verdad que te vas?

–Sí, el próximo 22 de febrero –responde él.

– ¿Y ahora quién va a recibir a los turistas?

Él no contesta. Sonríe y el interrogante queda en el aire...

Esa misma pregunta se la hacen muchos cataqueros, que desde noviembre de 2010, cuando abrió el hostal The Gypsy Residence, han visto a Tim Aan’t Goor –el verdadero nombre de este holandés de 31 años, delgado y altísimo– no solo hospedar a los turistas, en su mayoría seguidores extranjeros de la literatura de Gabriel García Márquez, sino llevarlos a recorrer el pueblo para que redescubran la tierra que inspiró el realismo mágico de Macondo.

En el hostal, que primero funcionó en una casa arrendada en el barrio Cataquita y luego en otra en Nariño, cerca de la Casa Museo de García Márquez, Tim Buendía se ha convertido en el principal promotor turístico del pueblo natal del Nobel de literatura, logrando su inclusión en reconocidas guías turísticas y revistas como Lonely Planet, Footprint, Le Petit Futé y National Geographic como uno de los lugares recomendados en el Caribe colombiano.

Además, ha sido el anfitrión de periodistas y documentalistas de todo el mundo que llegan en busca de las claves del universo macondiano y logró que en 2011 se creara un puente literario entre Aracataca y Salinas, California (Estados Unidos), tierra del escritor John Steinbeck, ganador del Nobel en 1962, con eventos simultáneos en ambas ciudades.

Sin embargo, los turistas que llegan al pueblo no son suficientes para alcanzar el punto de equilibrio en las finanzas del hostal y no tiene con qué pagar la deuda de 40 millones de pesos que adquirió con un banco de su país para montar y sostener su negocio.

“He promocionado mucho a Aracataca y se ha aumento el flujo de turistas que vienen a la Casa Museo, a caminar por las calles, pero el porcentaje que viene a quedarse no ha sido suficiente para que el hostal y los tours sean sostenibles”, dice Tim Buendía y enseguida agrega “si me quedo va a seguir aumentando la deuda”.

A la espera de la Ruta

Cuando visitó por primera vez Aracataca, el 23 abril de 2008, descubrió la riqueza cultural e histórica de esta tierra y su inexplotado potencial turístico.

Por eso, regresó dos años después para quedarse. Pensó que llegarían ‘vendavales’ de turistas porque ya se hablaba de la ‘Ruta Macondo’, proyecto liderado por la Gobernación del Magdalena, que llevaría visitantes a bordo de un tren amarillo, desde Santa Marta hasta la estación del pueblo. De allí luego serían conducidos por bicitaxistas y guías turísticos por cerca de 30 sitios relacionados con la vida y obra del autor de Cien años de soledad.

El proyecto nunca se concretó. En los alrededores de la estación del tren se construyó una plazoleta con locales donde funcionaría un café, puestos de comidas y artesanías, que hoy están abandonados, llenos de basuras y grafitis.

Un niño, de unos 9 años, asegura que en ese lugar “hacen pornografía” y otros comentan que sirve de refugio para los consumidores de marihuana. Los bicitaxistas y guías turísticos fueron capacitados en el libreto que debían repetirle a los turistas, pero todavía están esperando el tren amarillo.

El presidente Juan Manuel Santos volvió a hablar del proyecto ‘Ruta Macondo Realismo Mágico’, en el Acuerdo para la Prosperidad que se realizó en marzo de 2013 en el municipio.

En esa oportunidad, anunció la restauración de la Casa del Telegrafista, donde vivió y trabajó entre 1923 y 1926 Gabriel Eligio García, padre de Gabo, y de la iglesia de San José, donde fue bautizado el escritor cataquero.

En ambos proyectos serán invertidos 1.000 millones de pesos, respectivamente, aportados por los Ministerios de Comercio, Industria y Turismo y de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones.

En el conversatorio ‘Gabo Regreso a Macondo’, que se realizó hace unos días en la Casa Museo de Aracataca como preámbulo del Hay Festival de Cartagena, la ministra de Cultura, Mariana Garcés, dijo que ya fue adjudicada la licitación de la restauración de la iglesia y que el Ministerio de las Tecnologías ya le entregó los recursos a la empresa 472 para las obras en la Casa del Telegrafista.

Vivirá de milagros diarios

A diferencia del coronel que esperó durante 15 años la respuesta a su solicitud de pensión, Tim Buendía no esperará a que se hagan realidad los proyectos que tanto le han prometido a Aracataca.

Hace 10 meses nació Elessar, su primogénito con Cinthya, profesora de idiomas de los Estados Unidos, y se dio cuenta que solo no puede posicionar el turismo en esta zona, sino que necesita la ayuda del Gobierno. En noviembre tomó la decisión de cerrar el hostal.

“Yo estoy seguro que Aracataca en el futuro va a convertirse en un polo de desarrollo turístico, pero no puedo esperar porque tengo que seguir con mi vida, trabajar en algo con lo que si pueda pagar la comida, el arriendo y la deuda”, manifiesta.

En los próximos días entregará la casa y los muebles que ya vendió para irse a Los Ángeles, donde se hará cargo del bebé mientras Cinthya hace sus prácticas profesionales.

Pero Aracataca no quedará desterrada de su memoria. Seguirá promocionándola desde su página web y dictando conferencias sobre Gabo, como lo hizo en octubre del año pasado en la Universidad Cornell, en el estado de Nueva York.

Además, para dejar un testimonio de sus vivencias en este pueblo, que el escritor Juan Gabriel Vásquez definió como la transposición poética de Macondo, comenzó a escribir un libro.

“Ahora voy a vivir de milagros diarios, como lo hizo Gabo en París. Va a ser difícil, pero a mí me gustan los desafíos, por eso vine aquí”, dice Tim, el último de la estirpe de los Buendía, quien espera que Aracataca tenga una segunda oportunidad sobre la tierra.

Los cataqueros no quieren que se vaya

La partida de Tim Buendía de Aracataca ha generado tristeza entre muchos cataqueros que reconocen su labor en la promoción del pueblo y de la obra de Gabriel García Márquez a nivel nacional e internacional.

“Es muy doloroso que se vaya porque él se ha metido en el corazón de los cataqueros, desafortunadamente no ha tenido el apoyo de los gobiernos nacional, municipal ni departamental”, dice Yolanda Marcos, dueña de la refresquería La Hojarasca, ubicada al lado de la Casa Museo.

Para intentar que se quede, Fabián Marriaga, representante de la Fundación Amigos del Magdalena, redactó una carta en la que le solicita al presidente Juan Manuel Santos vincularlo, a través de alguna figura, a la nómina del Ministerio de Cultura para que tenga un ingreso mensual que le permita sostener su hostal.

Esta carta, que está firmada por los representantes de las ONG culturales del municipio, será entregada al Jefe de Estado por Jaime García Márquez, hermano de Gabo.

PAOLA BENJUMEA BRITO
Enviada especial de EL TIEMPO

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