LA VANGUARDIA
Barcelona
– España
11 de
enero de 2014
Xavi Ayén, premio Gaziel por su
trabajo sobre el boom
de la literatura latinoamericana
'Los años del boom' tiene prevista su publicación para
antes de Sant Jordi
"He dejado de escribir"
Para documentar su
libro, Xavi Ayén se ha abierto paso hasta personajes esquivos. García Márquez
llevaba veinte años sin dar entrevistas cuando le recibió. Para ello contó con
la ayuda de Balcells, que montó la cita en México, de un día para otro, en vísperas
navideñas, con la condición de que Ayén le llevara a Gabo 45 kilos de regalos
navideños (en su mayoría, productos de charcutería). Lo primero que le dijo
Gabo, jocoso, a Ayén fue: "¿Cuánto le ha pagado a mi mujer para que le
recibiera?". "Luego -dice Ayén- fue simpático y generoso. Recordó los
años de Barcelona y, acaso consciente de su enfermedad, me brindó una
exclusiva: 'He dejado de escribir'. Trescientos medios la reprodujeron, de la
CNN a Al Jazeera".
(Para leer ésta entrevista véase Para que no se las lleve el viento p.p. 718 y ss. N. del E.)
Xavi Ayén ha escrito un libro exhaustivo y
monumental sobre el boom de la literatura latinoamericana y su relación con
Barcelona. Se titula Los años del boom y, muy probablemente, es el libro sobre
este movimiento literario que en los años 60 y 70 del siglo pasado aupó las
letras sudamericanas a la primera división de la literatura mundial. He aquí
dos frases que pueden parecer dictadas por la amistad. Pero que básicamente
reflejan la excelencia de un trabajo que acaba de merecer el premio Gaziel de
Biografías y Memorias, convocado por la Fundación Conde de Barcelona y RBA Libros.
El jurado estuvo integrado por Borja de Riquer, Josep Maria Muñoz, Sergio
Vila-Sanjuan, el director de La Vanguardia Màrius Carol y el director de la
Fundación RBA Joaquim Palau. El libro estará en la calle antes de Sant Jordi.
“Todo empezó –explica Ayén– con un encargo de la editora Anik Lapointe, que
hace diez años me propuso documentar la relación entre el boom y Barcelona,
poco estudiada más allá de libros como Historia
personal del boom de José Donoso. Empecé a investigar y vi que había mucho
que contar: el boom no hubiera sido lo que fue sin otras cuatro bes: Barral,
Balcells, los barbudos de la revolución cubana y Barcelona”.
García Márquez paseando por la Rambla en 1970. Efe
Más que
una etiqueta
Durante estos diez años, Ayén ha entrevistado
a García Márquez en México D.F., a Vargas Llosa en Nueva York o Lima, ha
analizado correspondencias en el archivo de la agente literaria Carmen Balcells
o en los de la Universidad de Princeton y ha revisado papeles en el Archivo
General de la Administración en Alcalá de Henares. Ha viajado a Londres, París,
Los Ángeles o Buenos Aires, entre otros destinos, para reunir unas trescientas
referencias, entre fuentes orales, epistolares, bibliográficas y documentales.
El fruto de su pesquisa es un libro de unas 900 páginas, rebosante de
información y vertebrado por una convicción: “el boom, cuya existencia muchos
niegan todavía, no fue una etiqueta comercial, sino un grupo de escritores que,
pese a la diversidad de sus propuestas, compartieron amistad, estrategia,
lugares de residencia, intereses, disputas, viajes por España, cruceros y
aficiones. No es casual que algunos críticos les calificaran como una mafia”.
El
principio
Ayén enmarca el boom en una tradición moderna
sudamericana que incluye a abuelos como Borges, Neruda, Rulfo o Carpentier.
Pero sitúa su origen en la publicación en 1963 de La ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa, en la editorial
barcelonesa Seix Barral, y en 1967 de Cien
años de soledad, de Gabriel García Márquez, en la bonaerense Sudamericana.
“Este último título –dice Ayén– ocasionó un alud de ventas que se contagió a
otros, propiciando la globalización de la literatura latinoamericana, hasta
entonces segmentada en escuelas nacionales”. Vargas, García Márquez y Donoso,
que compartieron estadía barcelonesa, son piezas fundamentales del boom en el
trabajo de Ayén, junto a otros autores como Julio Cortázar o Carlos Fuentes.
La
capital del boom
“Barcelona tiene una importancia decisiva en
el boom –afirma Ayén–. La tiene porque Barral editó muchos de sus títulos: el
premio Biblioteca Breve lo ganaron en aquellos años Vargas Llosa, Cabrera
Infante, Fuentes… y si García Márquez no lo ganó fue porque no quiso. Y la
tiene porque la agente Carmen Balcells logra reunir a algunos de sus
principales autores en la ciudad, cohesionando el grupo”. En efecto, García
Márquez se afincó al poco de llegar en la calle Caponata de Sarrià en 1967,
tras publicar Cien años de soledad y
residió allí hasta 1975. Vargas Llosa hizo lo propio en Vía Augusta y después
en la calle Osio, también de Sarrià, entre 1970 y 1974. José Donoso vivió en
Vallvidrera y Sitges a partir de 1969. Fuentes, Cortázar y otros fueron asiduos
visitantes de sus amigos barceloneses. Y en la ciudad se estableció una colonia
de unos treinta autores sudamericanos de segundo nivel”.
Objeto
del deseo
La Habana pudo haber sido otra gran capital
del boom. Desde años antes de la eclosión de este movimiento, el castrismo echó
sus redes a los escritores latinoamericanos en busca de valedores, les invitó a
congresos, les mimó. Hasta cierto punto: Vargas, que empezó siendo uno de los
más castristas del grupo, acabó distanciándose. García Márquez, al principio
tibio, se convirtió en buen amigo de Castro y se mantuvo fiel para siempre.
“Cuando Estados Unidos se dio cuenta de este capital intelectual
latinoamericano que acumulaba Cuba a costa del boom –explica Ayén–, empezó a
dotar instituciones y cátedras para atraer a sus miembros”.
La
aglutinadora
“Carmen Balcells, rebautizada como Mamá grande
por sus autores, es la gran aglutinadora del grupo –asegura Ayén–. Poco a poco
fue quedándose con los autores de Barral, creció con ellos y acumuló un poder
que le permitió cambiar las reglas legales del juego editorial, favoreciendo
los intereses económicos de los escritores, a menudo en detrimento de los de
los editores. Balcells es el personaje más shakespeariano de esta obra: alguien
imprescindible para los literatos, con los que anudó un lazo más allá de lo
profesional, íntimo, indestructible”.
Los
secretos de Vargas
La cantidad de información que contiene el
trabajo de Ayén hace pensar que quizás queden ya pocos secretos por revelar
sobre el boom. Ayén discrepa. “Estando en Princeton con Vargas, el autor limeño
le dijo a su esposa Patricia Llosa: ‘Estoy preocupado porque Xavi husmea en los
papeles que deposité aquí’. ‘No te preocupes, eso está en otra parte’, le
tranquilizó ella’. Se debía referir –especula Ayén– a papeles de Julia Urquidi,
inspiradora de La tía Julia y el escribidor y primera esposa del escritor, con
el que mantuvo una tormentosa relación tras su separación”.
El
final
Los libros del boom siguen reeditándose. Pero
el movimiento, como tal, se rompió un día de febrero de 1976 en México D.F.
Concretamente el 12. “Se ha especulado con que el boom empezó a quebrarse a
raíz del caso Padilla, que dividió a sus integrantes en castristas y
anticastristas. No es así –sostiene Ayén–. El caso Padilla es de 1971. En el decenio
de los 60 y buena parte del siguiente, los autores del boom convivieron y
viajaron a La Habana pese a sus discrepancias ideológicas. Lo que partió el
boom fue el puñetazo que Vargas Llosa le propinó a su amigo García Márquez en
el ojo izquierdo, por un asunto personal. Ambos autores habían sido vecinos,
amigos, casi hermanos durante diez años, llegaron a planear una novela a cuatro
manos. Vargas incluso bautizó a uno de sus hijos como Gabriel Gonzalo Rodrigo
en honor de García Márquez... Pero el boom como grupo quedó partido tras ese
puñetazo. Esa fue una causa. Eso, y el hecho que dejaron Barcelona y tomaron
caminos distintos”.
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