EL
TIEMPO
Bogotá – Colombia
11 de Diciembre del 2013
La
pieza de Gabo acompañará la escultura Cascada del maestro Negret.
Primera escultura
de Gabo en el país
de Gabo en el país
estará en la Alcaldía de Bogotá
Por: SANTIAGO GÓMEZ |
Esta es la escultura en barro antes de pasar al proceso de fundición en
cera perdida.
Foto: Sebastián Dávila
Gabo sin pedestales, descomplicado, con un cuaderno en la mano que bien
podría ser un libro de Kafka o de Rulfo. Gabo, al nivel de la tierra, con un
gesto demasiado suyo que devora la atención por su simpleza: un caminar
detenido en el tiempo que se cristalizó en la escultura de García Márquez que
desde mañana estará en la Plazoleta de las Mariposas de la Alcaldía.
Esculpir una figura pública casi siempre es traicionar al hombre. El
desafío es semejante al de imaginar aquellos seres angélicos, como Remedios la
Bella, que por su levedad se elevan por los cielos. Julia Merizalde, artista
plástica nacida en Bogotá, le hace justicia al personaje real.
“Me gusta entender la gente, retratarla, capturar la esencia de la
figura humana”, dice. No hay en la pieza de García Márquez un contorno, un
rasgo menor que Julia, mujer paciente, no haya previsto. Se puede sospechar que
entre parte y parte hay un trabajo previo importante: la lectura de su obra,
una revisión minuciosa de todas las entrevistas, todas las fotografías.
Pero lo más decisivo fue un encuentro personal en Cartagena. “Fue
maravilloso haber estado con él. Conversamos. Me cogió y me abrazó. Siempre me
ha gustado esa magia, ese humor. Yo siento que ya lo conocía por medio de sus
libros”.
Está claro que el perfil de Gabo fue asimilado lentamente, con
paciencia. Los ojos de párpados pesados, las cejas pobladas, el mostacho
abultado. Su postura relajada, sus ropajes sueltos.
Julia tardó tres meses en darle forma. Desde el soporte de hierro a la
primera capa de barro; el estudio del movimiento, del espacio que va a habitar.
El ritmo. Darle forma con las manos. Para finalizar con un proceso que no ha
dejado de ser asombroso: la fundición a la cera perdida, un antiguo método
heredado de los griegos para obtener figuras de metal a través de un molde de
cera.
La existencia, la vida de la escultura no está dada por su peso en
bronce, por los 215 kilos que la atan a la tierra. La dan sus gestos, sus
movimientos capturados. Gabriel García Márquez caminará desde hoy entre la
gente como un ciudadano cualquiera. Tal vez esa es la expresión máxima de un
hombre consagrado que nunca supo serlo.
La pieza de Gabo acompañará la escultura Cascada del maestro Negret y El
Quinde de la paz del artista ecuatoriano Nixon Córdova.
Muchos dirán que Gabo es un apátrida que no merece estar en Bogotá.
Otros, como el alcalde de Usiacurí, afirmará de nuevo que García Márquez es el
mejor escritor del mundo. Para algunos su nombre es una credencial, casi un
mérito propio. Aunque no lo lean.
Lo cierto es que con admiración o rechazo, nunca con indiferencia,
todos reconocerán que Gabo, por primera vez, se queda para siempre en Bogotá.
Esperemos que la escultura no resulte perdida en la misma soledad
irremediable de sus personajes que ostentan el poder.
Y que si, por el contrario, los visitantes son múltiples, no se atrevan
a estropear la presencia tranquila del autor de Cien años de soledad, de El
otoño del patriarca.
Ficha técnica de la obra
Tres meses tardó la artista esculpiendo la obra
La obra fue la ganadora de la convocatoria abierta de la Secretaría
Distrital de Cultura, Recreación y Deporte para realizar la escultura.
Estatura: 1,70 metros
Peso: 215 kilos
Beca: 138 millones
Material: Bronce
Hoy a las 5 de la tarde será revelada (sic) la escultura en la plaza del Palacio Liévano de la Alcaldía de
Bogotá. Los que quieran conocer la obra deben llamar a la red de puntos de
información turística disponibles en la siguiente página: www.bogotaturismo.gov.co
SANTIAGO GÓMEZ
Redator de EL TIEMPO
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