ElNuevoHerald.com
Miami – Florida – U.S.A.
Artes y Letras
31 de agosto de 2013
‘Oradores invitados’,
70 años de
charlas magistrales
Hernán Vera Álvarez
Especial/El Nuevo Herald
Con motivo de sus primeros 70 años, la Sociedad Interamericana de
Prensa (SIP) ha editado el volumen Oradores invitados, que reúne 62 charlas
magistrales. El libro es una paleta de ideas y temas como lo son también los
protagonistas: John F. Kennedy, Raúl Rivero, Gabriel García Márquez, Bill
Gates, Jorge Castañeda, Tomás Eloy Martínez, Felipe González, Paulo Coelho,
Mario Vargas Llosa, Arturo Uslar Pietri, entre otros. Cada disertación, sin
duda, es la mejor introducción del trabajo que viene haciendo la SIP desde su
nacimiento: proteger los derechos y las responsabilidades de la prensa en un
continente muchas veces herido en su libertad de expresión, promover el
intercambio de ideas, alentar un periodismo que esté en contacto con las nuevas
tecnologías para beneficio de la información.
Caratula del libro
Oradores invitados abre con una charla magistral de John F. Kennedy. La
presentación del Presidente de Estados Unidos es una de las últimas, ya que fue
pronunciada poco tiempo antes de ser asesinado en Dallas, el 22 de noviembre de
1963. Su discurso fue dado en la ciudad de Miami. Luego de hablar de los
progresos de la libertad de prensa en la región, sin embargo, el Presidente
tiene palabras para Cuba y la figura de Fidel Castro:
“La verdadera revolución cubana, una revolución contra la tiranía y la
corrupción del pasado, se había granjeado el apoyo de muchas personas con
objetivo y conceptos nobles. Empero, se ha destruido esa esperanza de libertad
y de progreso. Las metas proclamadas en la Sierra Maestra fueron traicionadas
en La Habana (...) Ningún cubano debe sentirse aplastado entre la dependencia
en las promesas quebrantadas del comunismo extranjero por una parte, y la
hostilidad del resto del hemisferio por otra. Porque una vez que se haya
restaurado la soberanía de Cuba le ofreceremos la mano de amistad y de ayuda a
una Cuba cuyas instituciones políticas y económicas hayan sido forjadas de
conformidad con la voluntad del pueblo cubano”. A 50 años de esta exposición,
las palabras de Kennedy, desde el pasado, siguen hablándole al futuro.
Otra de las intervenciones que ameritan que se lea el libro es la de
García Márquez. El Premio Nobel de Literatura evoca la figura del periodista en
un tiempo en que las charlas de café como la calle –una máxima de la profesión:
la noticia está afuera– eran la escuela de un oficio que por más bohemia que
ostentaba no carecía de rigor y cierta cultura. La mirada de Gabo alcanza a la
enseñanza que ahora se da en distintas universidades bajo la carrera de
Ciencias de la Comunicación o Comunicación Social. “El resultado, en general”,
–afirma el autor colombiano– “no es alentador. Los muchachos que salen
ilusionados de las academias, con la vida por delante, parecen desvinculados de
la realidad y de sus problemas vitales, y prima un afán de protagonismo sobre
la vocación y las aptitudes congénitas. Y en especial sobre las dos condiciones
más importantes: la creatividad y la práctica”.
A su vez, otro maestro de periodistas y escritores, Tomás Eloy
Martínez, bajo el título Crónica y reportaje: hacia un periodismo para el siglo
XXI reflexiona sobre las herramientas que otorga una prosa más cercana a la
literatura para competir con la rapidez de los medios audiovisuales:
“Hegel primero y después Borges escribieron que la suerte de un hombre
resume, en ciertos momentos esenciales, la suerte de todos los hombres. Esa es
la gran lección que están aprendiendo los periódicos en este fin de siglo. Las
noticias mejor contadas son aquellas que revelan, a través de la experiencia de
una sola persona, todo lo que hace falta saber. Fue José Martí el primero en
darse cuenta de que escribir bien y emocionar al público no son algo reñido con
la calidad de la información sino que, por el contrario, son atributos
consustanciales a la información. Tal como Joseph Pulitzer lo pedía, Martí y
Rubén Darío, pero sobre todo Martí, usaron todos los recursos narrativos para
llamar la atención y hacer más viva la noticia. No importaba cuán larga fuera
la información. Si el hombre de la calle estaba interesado en ella, la leería completa”.
Muchos de estos discursos magistrales trasmiten sabias y estimulantes
ideas. Es extraño, entonces, que se incluya al dictador chileno Augusto
Pinochet. En una nota previa a su charla, la SIP aclara que como norma, la
entidad invita a sus asambleas al presidente en funciones del país sede de la
reunión. Pero el discurso de Pinochet hablando sobre la libertad de prensa, si
se piensa mejor, cumple una ley tácita: es la cuota de comicidad que debe tener
todo buen libro. •
No hay comentarios:
Publicar un comentario