Todelar
- Radio
Bogotá – Colombia
3 de julio de 2013
La hermana conversadora de García Márquez
Por Edgar Artunduaga.
A Mercedes Barcha, la esposa de Gabriel García Márquez, no le gustó que
Aída Rosa, la hermana religiosa del premio Nobel hubiese publicado un libro
sobre los primeros años del escritor.
–¿Por qué te pusiste a escribir ese cuento, a estas alturas de la vida?,
le preguntó con evidente reproche. Me dijo que era un libro de monjas, sabiendo
que soy religiosa. La vi un poco despectiva. Sin embargo le entregué el libro.
Se lo dediqué a Gabito y por supuesto a ella.
El título del libro Gabo, el niño
que soñó a Macondo. La autora, con algo más de 80 años, licenciada en
ciencias religiosas de la Universidad Javeriana. En Copacabana fue directora de
la Anexa y rectora de la Normal María Auxiliadora. Fue trasladada a Santuario y
La Ceja, Antioquia. En el Atlántico estuvo en la Normal de Fátima, el Instituto
Politécnico Femenino y la Normal La Hacienda.
Según su relato, Gabriel García Márquez –entre decenas de datos y
confidencias– por poco muere por asfixia, durante el primer parto de su señora
madre, doña Luisa Santiaga, en Aracataca, el 6 de marzo de 1927.
“…La falta de experiencia por ser el primero, desorientaron a la
partera Santos Villero y puso en situaciones graves el nacimiento y estuvo a
punto de ahogarse el niño y desangrarse la madre.
Una
venezolana sorteó la crisis. Tuvo que acudirse a doña Juana de Freites, que
cambió la posición a la madre y con ejercicios respiratorios y masajes, la sacó
del trance.
“Mamá Francisca Cimodocea (abuela paterna del recién nacido) pensó en
su parte espiritual y lo bautizó con el nombre de Gabriel José de la Concordia,
por su padre Gabriel y por San José, el patrono del pueblo. Alguien gritó:
¡Varón ron que se ahoga! La comadrona angustiada se tomó una botella de Agua de
Florida y con ella se emborrachó. Oficialmente el niño fue bautizado en otra
fecha”.
Portada
¿Y por qué la incomodidad de
Mercedes?
Todavía no he podido entender. Yo con Mercedes no tengo ninguna
diferencia. De pronto tenía intenciones de hacer algo, con alguna persona que
podía hablar sobre la infancia de Gabito. Entonces fue una sorpresa, porque
ella no tenía la menor idea. No pienso que sea porque tenga algo conmigo, no
hay razón. Gabito, en cambio, lo apoyó mucho. Eso fue lo que me interesó. Él si
me lo aprobó y con eso tengo.
En la familia todos me apoyaron. Están felices. Todos los días me
llaman. Mis hermanos, todos mis familiares, mis sobrinos.
¿Es cierto que García Márquez ha
perdido la memoria y ya no reconoce ni a sus amigos?
Usted lo ha visto en estos días contento, bailando. Si una persona está
enferma no baila. Gozó mucho en esa fiesta de los vallenatos que le hicieron en
Cartagena. Cuando uno va decayendo con los años, no tiene la misma
concentración. Gabito toda la vida ha sido muy callado. Escribe pero es el más
silencioso de la familia. Calla y luego sale con las que sabe hacer él.
No es que esté “despalomado”,
como dicen algunos…
Como le pasa a todas las personas que ya tienen su edad, que a veces se
les va un poquito el hilo, pero que esté despalomado… no.
¿Entiende qué es despalomado?
Claro, como distraído, como ido.
¿No ha perdido la memoria
totalmente?
No señor. No la ha perdido. Se emocionó mucho con las fotos del libro,
lo que vivimos en Aracataca en la infancia con nuestros abuelos. Él también
tenía sus recuerdos. Uno pierde las ideas cercanas pero lo que le sucedió de
niño le queda bien grabado.
¿Cómo era la familia?
Nosotros somos once hermanos García Márquez. El mayor es Gabito,
después sigue Luis Enrique, Manuel tres y yo soy cuatro, el uno detrás del
otro. La pequeña que está en el libro es
Ligia. Vivíamos felices en esa casa grande de los abuelos. El último era Eligio
Gabriel, quien murió muy joven, lo mismo que Alfredo Ricardo. Los otros estamos
todavía. Tenemos nuestros años, pero nuestra mamá murió de 97 años. Con tal de
que tengamos la cabeza en el puesto, será algo maravilloso.
Y a los 80 se volvió escritora…
¿Qué opina usted?
Buenísimo. Me encanta, lo
celebro.
Muchísimas gracias. A mí no se me da nada decir los años que tengo. Y
estoy orgullosa del libro porque es una etapa de la vida de Gabito que nadie
puede decir que eso no fue así. Esas son vivencia de la época. Tal y como
sucedió, así lo escribí.
¿Qué hacía pensar que Gabriel
García Márquez se convertiría en el gran escritor?
Mi abuelo decía que era su napoleoncito. Ya había intuido que él iba a
ser una persona muy grande. Él era el líder, el que manejaba todo como si fuera
ya una persona adulta. Gabito fue muy maduro desde pequeño.
Era un genio para todos. La abuela no soportaba su preguntadera. Le
contestaba cualquier cosa, porque a veces la ponía en aprietos. Íbamos al cine,
al circo, a toda parte, esa era una escuela para nosotros. El abuelo nos interrogaba
y teníamos que contar todo lo que veíamos. Gabito era el dueño del corazón de
todos. Cuando iban a hablar las personas adultas nos separaban, pero no a Gabito.
Permanecía entre las piernas del abuelo viendo, sin despabilar, para que no se
me fuera ningún detalle de lo que estaban hablando. Así era en todo. Gabito
además de ingenio le ponía magia a todas las cosas. Esa era la riqueza de su
mente.
¿Era enamoradizo, de joven?
Nosotros supimos de Berenice, de la una y la otra. Les hizo versos y
las quería. Era supremamente enamoradizo, hasta que se quedó quieto con
Mercedes.
¿Mercedes vino a ponerle
disciplina a su marido y a todos?
Sí señor. Creo que es así. Pero yo la sigo queriendo igual. Porque a mí
ni me aumenta ni mi disminuye mi personalidad. Yo siempre soy la que soy.
¿Es ella la que manda en casa?
Sí, ella es la que manda. Eso no es mentira.
¿Y la que puso a caminar a Gabo
por donde era?
Hay que agradecerle. Seguramente que si ella fuera botaratas él no
tendría en su vejez los bienes y el dinero que tiene. Hay que ser realistas.
Debemos agradecerle porque se ha preocupado porque todas las cosas marchen.
Ella es organizadísima en sus cuentas, muy organizada.
¿Mercedes es generosa con la
familia?
Cuando Gabito dice sí, por encima de todo tiene que hacerse. Yo soy
pensionada y no tengo necesidad, pero a la familia toda la ha ayudado con gran
generosidad. Todos vivimos bien, vivimos modestamente.
Doña Aida, Macondo se conoce en
todo el mundo por García Márquez, sin embargo hay el reclamo de que él no ha
hecho todo lo que ha debido y pudo hacer por su pueblo…
Gabito contesta lo siguiente cuando le preguntan lo mismo: ‘yo le he
dado la fama. Aracataca no aparecía en el mapa de Colombia. La otra parte se la
tienen que dar los gobiernos, el agua, la carretera, los servicios, para esos
son los impuestos.
¿Qué sentimiento familiar hay
respecto de la eterna amistad de su hermano Gabriel García Márquez con Fidel
Castro?
Yo digo que uno tiene los amigos que quiere. Entonces él conoció a
Fidel Castro y seguramente le encontró muchísimos valores. Gabito es amigo, y
cuando es amigo es de verdad. Para toda la vida.
¿Gabo es amigo de los amigos y
enemigo de los enemigos?
No señor, él es una persona muy noble, no odia a nadie. Sé que tuvo su
disgusto con Vargas Llosa, pero él tiene sus motivos. Gabito no es de rencores.
Es con sus amigos bien amigo y con sus enemigos muy generoso en el cariño.
¿Y lo de Vargas Llosas fue una
cuestión de celos?
Eso no se puede decir en público. Pero parece que él no se portó como
se debía portar con su esposa y yo no sé qué pasó. Gabito vivía en el mismo
edificio allá en Barcelona cuando sucedió que Vargas Llosas desapareció y
entonces Gabito se quedó responsable de la obligación de Vargas Llosa. No sé si
esto se puede decir, pero yo ya lo estoy diciendo.
Parece que a Vargas Llosa le faltaba responsabilidad. Después llegó y
las cosas no se interpretaron como debían ser.
¿Es decir que el puño que le dio
Vargas Llosa a Gabo era bien merecido?
Me parece que no se lo merecía. Vargas Llosa ha debido más bien
responder por su familia, en vez de irse y dejarlos abandonados. Duró un
tiempecito, porque por allá estaba una hermana mía que se dio cuenta de todo. A
Vargas Llosa le faltó responsabilidad con su familia y Gabo asumió la carga.
Cuando regresó, la esposa no reconoció el favor que le había hecho de
no dejarla morir. Porque él se fue y la dejó sola ahí. Y dejó a los hijos
también. Algo así. Recuerde usted que eran compadres.
Lo que dicen es que el compadre
se echó encima la carga económica, pero que también quería cargarse a la mujer…
Eso sí tendríamos que preguntárselo a él… (Risas) Eso sí no lo sabe uno. Uno dice hasta donde
sabe.
¿La regañan a usted cuando dice
cosas que pueden incomodar?
Yo soy muy libre, y si me regañan me entra por un oído y me sale por el
otro. Así soy también con los desprecios. Fíjese por ejemplo la cuestión de
Mercedes. Yo la sigo queriendo. La familia de mi mamá nos enseñó a perdonar. El
que sufre es el que tiene el odio.
Una última pregunta... ya le picó
el gusanito de la escritura. ¿Piensa hacer otro libro?
Todavía no se me ha ocurrido. Me van saliendo las palabras y me gusta.
Yo tenía miedo de publicar el libro, pero ya se me quitó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario