MEMORABILIA GGM 592
Caracol radio
Bogotá - Colombia
Junio 29 de 2012
Rodrigo García Barcha
estará en la
Academia de Hollywood
La
Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de
Hollywood informó hoy que invitó a formar parte de la organización a 176
artistas, cineastas y ejecutivos, entre ellos el director colombiano Rodrigo
garcía Barcha, actor mexicano Demián Bichir y la actriz argentina Berenice
Bejo.
García Barcha, hijo del escritor Gabriel García Márquez,
nació en Bogotá, ha sido director de cine y de televisión, y se destaca, entre
otras, por las películas "Cosas que diría con sólo mirarla" y
"Mother and Child".
"Estos profesionales del cine son algunos de los más
talentosos y más apasionados colaboradores con nuestra industria", dijo el
presidente de la Academia,
Tom Sherak, en un comunicado.
A Bichir y a Bejo, que estuvieron nominados a los Óscar este
año, se unen también el actor mexicano Diego Luna.
Los miembros de la Academia de las Artes y las Ciencias
Cinematográficas de Hollywood son quienes eligen a los ganadores de los premios
Óscar cada año.
Entre los actores invitados también destacan Matthew
McConaughey, Jessica Chastain, Ken Howard, Octavia Spencer y Jean Dujardin .
El resto de directores elegidos son Joseph Cedar,
Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne, Philippe Falardeau, Asghar Farhadi, Michel
Hazanavicius, Kasi Lemmons, Terrence Malick, Michaël R. Roskam y Wong Kar Wai.
También fue invitado el compositor español Alberto Iglesias,
quien estuvo nominado este año a los Óscar en la categoría de mejor banda
sonora por su trabajo en "Tinker Tailor Soldier Spy" ("El
Topo").
La invitación también llegó a guionistas, productores,
técnicos de efectos visuales, especialistas de sonido, diseñadores de
producción, relaciones públicas, músicos, editores, documentalistas,
diseñadores de vestuario, directores de fotografía y animadores.
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Quien es Rodrigo García Barcha
EL PAIS
Del blog Spoilers
Madrid – España
Julio de 2009
Rodrigo García:
el viaje a la semilla
Véase el artículo original en:
“Tengas el nombre que
tengas, si no presentas un proyecto redituable es imposible que puedas filmar,
y mucho menos aún que lo hagas si no tienes un final como de cuento”. (Rodrigo
García Barcha)
En casi todas las entrevistas o notas que hemos leído sobre él,
incluso en ésta, siempre se menciona que Rodrigo García Barcha es hijo del
escritor colombiano Gabriel García Márquez. Está claro que ser hijo de
semejante padre no es un dato que pueda pasarse por alto en ninguna biografía.
Seguro que no se llega a adulto del mismo modo cuando el que nos cuenta los
cuentos de la infancia, al borde de la cama, es uno de los inventores del
realismo mágico latinoamericano.
Pero a esta altura de las cosas, con este muchacho que nació
en Bogotá pero que pasó la niñez en México y parte de la adolescencia en
Barcelona, el uso de la referencia constante -ese recurso de la prensa
acostumbrada a trazar filiaciones para que nadie se quede afuera- dejó de ser
necesario.
Trabajando. "Nada indica que yo vaya a ser el García
Márquez del cine”, se defiende Rodrigo. Y acepta influencias de Bergman y de
Truffaut antes que de su padre, al que sin embargo le reserva lo mejor. “La
única influencia de Gabo fue la de crear el ambiente en el que crecimos, donde
lo que más importaba era servir a la comunidad o crear una obra de arte".
Para el joven Rodrigo García Barcha la herencia paterna no
debe haber sido fácil. Emprendió una larga búsqueda personal. Fue fotógrafo y
estudió para cheff en París, pero
estaba claro que no quería ser ni lo uno ni lo otro. Se especializó después en
historia medieval, nada menos que en la prestigiosa universidad de Harvard,
donde se graduó. Luego regresó a México, y en la patria de su infancia dio
finalmente con la punta del ovillo: fue trabajando como asistente de cámara de
comerciales para televisión.
Esta experiencia lo animó a cursar una maestría en el American Film Institute de Los Angeles.
Allí profundizó en los primeros secretos del oficio, y regresó a México para
trabajar como camarógrafo y director de fotografía en diferentes películas que
se rodaron en ese país.
De vuelta en Hollywood escribió el guión de su primera
película, Things You Can Tell Just by
Looking at Her, que fue aceptado y pulido en el Sundance Institute. Cuando
Glenn Close lo leyó se quedó muda, y por ninguna razón quiso quedarse afuera
del proyecto.
Ya era un hecho que lo suyo pasaba por el cine. Y si quedaba
alguna duda se disipó cuando, junto a unos pocos aspirantes más, lo
seleccionaron para participar del taller de directores del Sundance Institute.
Cine para la tele
Como si el destino ya le estuviera indicando el rumbo, el
estreno de Things You Can Tell Just by
Looking at Her –que reunió a un elenco espectacular- no fue en cine sino en
la televisión por cable; para más datos en Showtime,
donde la Metro Goldwyn
Mayer creyó apropiado venderla.
Esto no era con lo que Rodrigo García Barcha había soñado,
pero no se amedrentó y siguió adelante con nuevos proyectos. Finalmente la
película, mucho más emparentada con el espíritu europeo que con el americano,
se quedó con el premio Un Certain Regard
del festival de Cannes.
Después hizo otras obras para la pantalla grande: Ten Tiny Love Stories, Nine Lives y Passengers, acaso su trabajo más flojo;
en todas ellas Rodrigo despuntó su interés por describir universos femeninos, y
demostró tener en la materia una sensibilidad especial.
“Cuando empecé a escribir me salían mejor los personajes
femeninos. Son expresiones modificadas de mi mismo. No siento que haga
películas sobre la problemática de la mujer sino sobre temas que me interesan”.
Pero donde más y mejor ha volcado sus dotes de enorme
narrador es en sus trabajos para la televisión. Además de haber dirigido
grandes capítulos de Six Feet Under,
deslumbró detrás de cámara en otras series de HBO, como la histórica The Sopranos y Carnivàle. Los pilotos de Big
Love y Six Degrees también llevan
su sello maestro.
Su obra cumbre, su trabajo más personal, acaso sea In Treatment, que rescató de un formato
israelí (BeTipul) y cuya segunda temporada finalizó en mayo de este año. Se
trata de un manifiesto minimalista de veintitrés minutos por capítulo, y que
es, como ya dijimos, una revolución televisiva por donde se la mire, un
derroche de calidad y de talento.
In Treatment. Paul (Gabriel Byrne) es un terapeuta de cincuenta
años que recibe a un paciente por día. Pero todos los viernes acude a contarle
sus problemas, personales y profesionales, a su propia terapeuta, Gina,
interpretada por Dianne Wiest.
In Treatment
condensa el espíritu que sobrevuela la obra de Rodrigo García Barcha: una
reacción hacia aquellos productos artificiales -generalmente caros- en los
cuales la experiencia humana se reduce a la caricatura. Aquí la magia está en
los detalles. El lo define muy claro cuando dice que no necesita bombardear un
puente para que una obra conmueva. “Todo el drama puede suceder en un
elevador”, observa.
A un mes de cumplir cincuenta años, Rodrigo García Barcha
puede decir con tranquilidad que construyó una obra personal con voz propia y
que, en el camino, como un viaje a la propia semilla, terminó haciendo realidad
el viejo sueño que su padre no pudo cumplir: filmar, trabajar en cine y jugar,
como decía Orson Welles, con “el tren de juguete más grande que jamás haya
tenido un niño”.
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