MEMORABILIA GGM 560
El Pais
Cali – Colombia
7 de marzo de 2012
'Gabo' celebró sus 85 años
al lado de su familia
en Ciudad de México
Gabriel García Márquez
festejó su cumpleaños en su casa del exclusivo barrio del Pedregal de San
Ángel. A la celebración también se sumaron los 60 años de su primer cuento.
Por: Elpais.com.co - EFE
El escritor colombiano y premio Nobel de Literatura 1982,
Gabriel García Márquez celebró el martes 6 de marzo del 2012 su cumpleaños
número 85 en su casa del barrio de San Ángel, en Ciudad de México, y en
compañía de sus familiares.
Como lo ha dicho en muchas ocasiones, "la escritura es
un acto hipnótico", por lo que el escritor debe conseguir que el lector no
despierte. 'Gabo', quien cumple 85 años de vida, reconoce que esto es algo que
lleva mucha carpintería detrás. Este es un breve resumen gráfico de la vida y
obra del Nobel colombiano de Literatura.
El premio Nobel de Literatura colombiano, Gabriel García
Márquez, posa junto a su nieto Mateo, en su casa del barrio de San Ángel en
Ciudad de México, donde celebra su cumpleaños número 85 en compañía de sus
familia.
El Nobel de Literatura colombiano, Gabriel García Márquez,
celebró este martes su 85 aniversario en compañía de su familia en su
residencia de la capital mexicana.
El escritor de Cien
años de soledad y El amor en los
tiempos del cólera pasó el día en su casa del exclusivo barrio del Pedregal
de San Ángel al lado de los suyos, tanto familiares como trabajadores cercanos,
sin grandes celebraciones.
Gabo, vestido con traje de cuadros, camisa negra y corbata
gris, aceptó que Efe le tomara varias fotografías dentro de la casona, ubicada
en el sur de Ciudad de México, donde entre 1965 y 1966 escribió su obra cumbre,
Cien Años De Soledad.
El autor, que mostraba una gran sonrisa, aceptó que le
tomaran las imágenes en el jardín de la residencia junto a su nieto Mateo
García y su asistente Genovevo Quirós.
La asistente del escritor Mónica Alonso dijo que el premio
nobel no planeó nada especial para este día. La casa quedó inundada de arreglos
florales enviados al novelista, que llegó a México en 1961 animado por el
también escritor colombiano Álvaro Mutis.
Pensaba quedarse unas semanas, pero el país acabó
convenciéndolo de alargar su estancia y fue inspiración para escribir Cien años de soledad, obra cuya idea
nació tras su lectura de Pedro Páramo (1955) del mexicano Juan Rulfo.
México celebró a Gabo con diversas actividades en todo el
país, entre ellas dos exposiciones sobre la vida y obra del autor de novelas
como La Hojarasca (1955), El Coronel No Tiene Quien Le Escriba (1961) y La Mala Hora (1962).
A los 85 años del novelista, se suman a la conmemoración los
60 años de su primer cuento ("La
tercera resignación"), los 45 años de la publicación de Cien Años De Soledad, los 30 de haber
obtenido el Nobel y los 10 desde que empezó a publicar sus memorias.
Rusia condecoró al mago de las letras colombiano
Nuevo Galardón
El presidente de Rusia, Dimitri Medvédev, galardonó este
martes al escritor colombiano Gabriel García Márquez con la Orden de Honor, según
informó el Kremlin.
El novelista fue honrado por "la contribución al
fortalecimiento de la amistad entre los pueblos de Rusia y América
Latina", señala el comunicado.
La Orden
de Honor fue creada en 1994 para premiar a personalidades en el campo de
ciencia, industria, arte y cultura, educación y filantropía.
[...]
Las fotos de EFE:
Ilustración 2
** ** **
ElPlaneta.co
Cartagena de Indias –
Colombia
Marzo 6 de 2012
Tómese un café con Gabo en Cartagena
y celebre su cumpleaños
Por Sara Mejía Sánchez
El regocijo generalizado por el cumpleaños 85 años de
Gabriel García Márquez, también ha dado motivo para mirar otras fechas
importantes en la fecunda vida de nuestro escritor: 60 años de publicación de
su primer cuento “la tercera resignación”, 45 años de la primera publicación
“Cien años de soledad” y 30 de haber recibido el premio Nobel de Literatura.
Cartagena de Indias
Son tantas las formas de celebrar la obra de este genio
literario, que en Cartagena de Indias, donde vivió parte de su juventud e
inicio de su vida periodística, la huella de su paso y de sus historias es
motivo para otra manera de hacer turismo. Un recorrido donde se une la historia
de la ciudad y el realismo mágico de García Márquez que plasma en sus memorables
textos, es la combinación perfecta para que los turistas y ciudadanos amplíen
sus conocimientos sobre todo lo que esta ciudad aporta culturalmente.
Tierra Magna es la empresa que se encarga de brindar este y
más recorridos por los principales monumentos históricos. De la mano
audioguías, los turistas pueden ver, escuchar, sentir y experimentar la
verdadera historia de Cartagena.
Toya Maldonado, Gerente de Tierra Magna, contó a ElPlaneta.co que el proyecto “La Cartagena de García
Márquez” empezó a operar desde febrero de 2011, y la idea nació de un equipo
conformado por Oscar Collazos, quien fue el primero en crear el guión con base
a las historias del literato; María Teresa Ripoll, quien tomó ese guion y lo
comparó con la historia de la ciudad y los lugares en donde se desenvolvían las
mágicas historias; y finalmente, Gonzalo Zúñiga, quien es el historiador de
cabecera, que supo adaptar esos libretos para que así fuera posible el
recorrido por la ciudad”.
El recorrido “historias reales e imaginarias” pasa por más
de 24 lugares históricos que están relacionados con Cien años de soledad,
Retrato de un naufrago, El amor en los tiempos del cólera, Del amor y otros
demonios, Vivir para contarla, y muchas más, donde cuenta sus pasiones,
preocupaciones y vivencias en el Centro Histórico.
“El recorrido lo puedes hacer a tu ritmo; puedes tomarte un
café, puedes sentarte en una plaza, sin presiones, puedes tomarte las 35
estaciones o disfrutar 5, gracias al sistema de audioguías que te permite
dominar tu propio tiempo; nosotros ofrecemos toda la historia de la ciudad de
la mano del Nobel y tu disfrutas de ella como si te estuvieras tomando el coñac
más delicioso del mundo”, señaló Maldonado.
A propósito de las conmemoraciones, Toya Maldonado manifestó
que dentro de este proyecto se tiene previsto subsidiar el costo del recorrido.
“Queremos que sea accesible a todos los cartageneros y especialmente a los
jóvenes estudiantes para que se apropien de la historia de Cartagena contada
por vivencias de Gabriel García Márquez”, indicó.
Usted puede vivir este apasionante recorrido escuchando a
Ernesto McCausland, quien le cuenta sitio por sitio lo que el premio Nobel de
Literatura vivió, relacionó y contó en sus libros de bella ciudad.
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El Pais
Madrid - España
6 de marzo de 2012
LITERATURA
El feliz cumpleaños de los lectores
a García Márquez
Por: Winston Manrique
Sabogal
El perfume de las begonias al amanecer fue ahogado por el
aguacero que empezó a caer sobre Aracataca el 7 de marzo de 1927; que luego se mezcló
con las nueve campanadas de la iglesia y minutos más tarde con los gritos
angustiados de unas mujeres que veían cómo el primogénito de Gabriel Eligio
García y Luisa Santiaga Márquez acababa de nacer envuelto en el cordón
umbilical que amenazaba su vida. Ellas hicieron lo que pudieron hasta que el
llanto del niño eclipsó todos los sonidos y ruidos que lo habían recibido.
Ochenta y cinco años después, ese niño que aquella mañana
dominical fue bautizado a las carreras como Gabriel García Márquez celebra hoy
un cumpleaños rodeado del agradecimiento de millones de lectores en todo el
mundo. Porque con él nacieron muchas cosas: habría de crear no solo un universo
literario realmente único, sino que habría de ensanchar el territorio del
lenguaje español en su forma de recorrerlo, su influencia literaria cambiar la
manera de ver el mundo y contarlo y que ese mismo mundo volviera a mirar a la
creación literaria en español.
Autor de títulos de piezas periodísticas, cuentos y novelas
seductoras (desde su primer cuento La
tercera resignación hasta sus memorias Vivir
para contarla, pasando por El coronel
no tiene quien le escriba o Cien años
de soledad (cuya edición en libro electrónico ha salido hoy) o Crónica de una muerte anunciada o El ahogado más hermoso del mundo o La triste historia de la cándida Eréndira y
su abuela desalmada o El otoño del
patriarca o Del amor y otros demonios
o El amor en los tiempos del cólera o La mala hora); de comienzos de libros
memorables e inolvidables y de pasajes narrativos al servicio de historias
fabulosas que condensan el mundo y su humanidad, Gabriel García Márquez
recibirá hoy rosas amarillas, sus preferidas, pero yo propongo que sus lectores
lo felicitemos eligiendo el comienzo de su libro que más nos guste.
La primera en unirse a este homenaje al premio Nobel
colombiano ha sido Carmen Balcells, su gran amiga y agente literaria, desde
Barcelona en el vídeo que acompaña este post. Ella ha elegido el cuento Muerte constante más allá del amor,
escrito en 1970, y que empieza así:
"Al senador Onésimo Sánchez le faltaban seis meses y
once días para morir cuando encontró a la mujer de su vida. La conoció en el
Rosal del Virrey, un pueblecito ilusorio que de noche era una dársena furtiva
para los buques de altura de los contrabandistas, y en cambio a pleno sol
parecía el recodo más inútil del desierto, frente a un mar árido y sin rumbos,
y tan apartado de todo que nadie hubiera sospechado que allí viviera alguien
capaz de torcer el destino de nadie".
Me parece maravilloso ese comienzo, y el cuento en sí mismo,
pero yo me inclino por el titulado Alguien
desordena esta rosas, escrito en 1952, y que empieza así:
"Como es domingo y ha dejado de llover, pienso llevar
un ramo de rosas a mi tumba. Rosas rojas y blancas, de las que ella cultiva
para hacer altares y coronas. La mañana estuvo entristecida por este invierno
taciturno y sobrecogedor que me ha puesto a recordar la colina donde la gente
del pueblo abandona a sus muertos. Es un sitio pelado, sin árboles, barrido
apenas por las migajas providenciales que regresan después que el viento ha
pasado".
Como les decía, los invito a felicitar a Gabriel García
Márquez en su 85 cumpleaños compartiendo con todos cuál es el comienzo del
cuento o novela que más te gusta. Para empezar, el ilustrador colombiano
Turcios le rinde homenaje con la siguiente ilustración:
Para ver el video de Carmen
Balcells en homenaje a GGM, usa este enlace:
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Letralia
Nº 262
Caracas – Venezuela
5 de marzo de 2012
El 6 de marzo de 1927 nació Gabriel García Márquez en una casona de
Aracataca
85 años del gran patriarca
Jaime de la Hoz Simanca
Gabriel García Márquez
Lo más grande que se dio en la literatura universal, el
mismo año en que nació García Márquez, fue la llamada Generación del 27, un
grupo de escritores españoles que coincidió en similar período de tiempo, y
entre quienes se destaca el poeta Vicente Aleixandre, quien obtuvo, al igual
que el mago de Aracataca, el Premio Nobel de literatura.
Se trata de la primera coincidencia de las centenares que
habrían de rondar al autor de Cien años de soledad a lo largo de una vida que
comenzó a transformarse en mito viviente en aquel momento que el fallecido
autor de Santa Evita, Tomás Eloy Martínez, describió —luego de la entrada de
Gabo a un teatro de Buenos Aires, meses después de la publicación de su más
famosa obra— de la siguiente manera:
La sala estaba en
penumbras, pero a ellos, no sé por qué, un reflector les seguía los pasos. Iban
a sentarse cuando alguien, un desconocido, gritó “¡Bravo!”, y prorrumpió en
aplausos. Una mujer le hizo coro: “Por su novela”, dijo. La sala entera se puso
de pie. En ese preciso instante vi que la fama bajaba del cielo, envuelta en un
deslumbrador aleteo de sábanas, como Remedios, la bella, y dejaba caer sobre
García Márquez uno de esos vientos de luz que son inmunes a los años.1
Muchos investigadores realizaron sus mejores esfuerzos para
escribir sobre los distintos nacimientos de García Márquez, los cuales van más
allá de la fecha exacta en que fue parido en Aracataca por Luisa Santiaga
Márquez mientras el padre, Eligio García, rumiaba su rabia en Riohacha, de
donde eran oriundos Nicolás Márquez y Tranquilina Iguarán, abuelos del
escritor.
Así, el cuentista antioqueño Dasso Saldívar, en su texto El
viaje a la semilla, después de referir el desafío en que el abuelo Nicolás mata
a Medardo Pacheco el 19 de octubre de 1908, escribe:
Podemos convenir
que en aquel lugar y en esta fecha empieza la biografía de Gabriel García
Márquez, diecinueve años antes de su nacimiento, pues lo ocurrido durante ese
día por la tarde en Barrancas, va a prefigurar la suerte personal y literaria
del escritor: no sólo permitirá que sus padres se conozcan dieciséis años más
tarde, sino que es también la causa lejana de que García Márquez se quede a
vivir hasta los diez años con sus abuelos en la casa grande y fantasmal de
Aracataca, el hecho más importante para el futuro novelista.2
En esta casa de Riohacha fue concebido el autor de Cien años
de soledad. Fotografía: cortesía del diario El Heraldo, de Barranquilla.
La otra casa
Gabriel García Márquez, el hijo del telegrafista, nació el 6
de marzo de 1927, tal como aparece registrado en su partida de bautismo que,
probablemente, el escritor peruano y Premio Nobel, Mario Vargas Llosa, no
alcanzó a conocer, pues en su monumental biografía, Historia de un deicidio,
afirma que fue el 6 de marzo de 1928.3
Lo anterior, aguijoneado por el mismo escritor que se
encargó de pregonar la equivocada fecha durante algún tiempo, contribuyó a que
en muchos textos y en sitios web aún aparezca 1928 como el año de su nacimiento.
El alcance de la gloria y su eternización en la realidad-real y en la realidad
ficticia han permitido el esclarecimiento de los misterios, la rectificación de
los errores biográficos y el desenredo de esa telaraña genealógica que durante
casi toda la vida ha acompañado al cumplimentado.
El día de su cumpleaños, 6 de marzo, y días posteriores,
muchos coincidirán en que han transcurrido cinco años de aquel 2007 en
Cartagena de Indias (Colombia), donde el escritor celebró sus 80 años de vida,
los 40 de la publicación de Cien años de soledad y los 25 de la obtención del
premio Nobel con un discurso pronunciado en medio de la realización del IV
Congreso Internacional de la
Lengua Española y el cual matizó con las siguientes palabras:
Nunca he hecho
otra cosa que escribir historias para hacer más feliz la vida a un lector
inexistente sin más arsenal que dos dedos y 28 letras del alfabeto... Ni en el
más delirante de mis sueños, en los días en que escribía Cien años de soledad,
llegué a imaginar que podría asistir a este acto.4
Pero pocos sabrán en el mundo que todo comenzó en una casa
de Riohacha ubicada en la calle 3, Nº 5-27, habitada hoy por Amalfi Márquez
Urbina, hija de Efraín Márquez Iguarán, pariente cercano de los ascendientes
del Nobel.
A esa casa, que aún conserva en su patio las trinitarias,
los helechos y las palmeras de tiempos remotos, arribaron Eligio García y Luisa
Santiaga Márquez la tarde del 12 de junio de 1926, después de un silencioso
matrimonio celebrado días antes en la catedral de Santa Marta.
Ricardo Márquez Iguarán, nieto de Francisco Márquez Mejía,
primo carnal de Luisa Santiaga, me cuenta en la Avenida Primera de
Riohacha que ella llegó con su esposo y se instalaron durante 15 días en el
cuarto matrimonial de aquella casona. Más tarde se mudaron a una vivienda más
cómoda ubicada en la Carrera
6 con Tercera. Luisa llevaba en su vientre el primero de los doce hijos que
nacería en Aracataca. El mismo García Márquez lo recuerda así:
Fue así y allí
donde nació el primero de siete varones y cuatro mujeres, el domingo 6 de marzo
de 1927, a
las nueve de la mañana y con un aguacero torrencial fuera de estación, mientras
el cielo de Tauro se alzaba en el horizonte. Estaba a punto de ser estrangulado
por el cordón umbilical, pues la partera de la familia, Santos Villero, perdió
el dominio de su arte en el peor momento. Pero más aun lo perdió la tía
Francisca, que corrió hasta la puerta de la calle dando alaridos de incendio:
—¡Varón! ¡Varón!
—y enseguida, como tocando a rebato—: ¡Ron, que se ahoga!5
Los recuerdos. Luisa Santiaga Márquez Iguarán (a la derecha), madre de
Gabriel García Márquez, junto a la vecina Temilda Brugés, quien hoy cuenta con
85 años de edad.
El escritor Víctor Bravo Mendoza me explica, con precisión de
relojero, el itinerario de Gabriel García Márquez desde el momento en que fue
concebido, en la primera noche de bodas, en la casa de la calle 3, de Riohacha.
Después se explaya a través de un recorrido por los orígenes maternos del
Nobel, su herencia cultural guajira y hasta su itinerario guajírico
garciamarquiano.
“Todo lo que te he dicho está en mi libro. No es cierto,
como dicen algunos despistados, que Gabo nació en Riohacha. Luisa Santiaga
volvió a Aracataca con ocho meses de embarazo. Aquí fue engendrado, que es
distinto. Casi nace entre nosotros”, afirma.6
Unos recuerdos distintos tiene Temilda Brugés de Brito, una
anciana de 84 años que ha vivido siempre frente a la casa donde pernoctaron
Eligio y Luisa Santiaga en 1926 y donde vivieron, lustros después, Jaime García
Márquez, hermano de Gabo, y el citado Ricardo Márquez.
Temilda explica que Rita Iguarán, abuela de Amalfi, y esposa
de Francisco Márquez, dueño de la casa en ese entonces, facilitó la habitación
más grande en la que la cama doble donde durmieron los padres del Nobel ocupaba
el mayor espacio. A duras penas cabía el tocador —de roble y gavetas grandes—
en el que todos los días se acicalaba la recién desposada Luisa. Hoy, aquel
tocador de tres espejos está en la casa de Temilda, cuyos padres compraron a
bajo costo.
El 16 y 17 de diciembre de 1983 arribó a Riohacha el
flamante Premio Nobel de Literatura, galardón que había recibido un año antes.
Realizó algunas diligencias y después quiso conocer la casa donde había sido
engendrado “con la excelente puntería de Eligio”, pero siguió de largo. Tal vez
porque la nostalgia lo sacudió en aquel instante, o posiblemente quiso quedarse
con la imagen que prefiguró cuando sus padres le contaron aquel episodio.
Dos días después de la visita a Riohacha partió en una
goleta a Aracataca con la intención de alborotar las remembranzas en medio de
aquella casa donde había nacido y que Gerald Martin describe como tres
construcciones distintas de madera con algunos muros de adobe y piso de cemento
escobillado.7
Gabo había estado en su pueblo, junto a su madre, a finales
de marzo de 1952, y aquellos recuerdos serían definitivos para su carrera de
escritor. Pero en el 83 no quiso llegar nuevamente a la casa, pues su enojo lo
impidió: al avanzar en el automóvil por la entrada a Aracataca vio, a lado y
lado de la vía, niños ondeando banderitas en medio de un calor atroz, el mismo
que, según describe en La cándida Eréndira, obligaba a que los chivos se
suicidaran. Entonces dijo: “Esto es infame. No pueden hacer esto. Y menos para
recibir a un simple huevón como yo”. ¡Feliz cumpleaños, Gabo!
** ** **
La Jornada
México D.F.
7 de marzo de 2012
García Márquez festejó 85 años en la
intimidad de su casa
Por Carlos Paul
Frente al portón, una solitaria mariposa amarilla revoloteó,
luego tomó altura y distancia
García Márquez festejó 85 años en la intimidad de su casa
Música de vallenato, atole y tamales enmarcaron la
celebración en compañía de familiares, amigos y colaboradores
Con música de vallenato, atole, tamales y un par de pasteles
el escritor Gabriel García Márquez celebró en la intimidad de su casa, su
cumpleaños 85. Junto con su compañera de vida, Mercedes; su nieto Mateo, Bertha
Chaneca Maldonado y algunos amigos
cercanos, estuvo desde temprana hora muy contento escuchando vallenatos.
Este año García Márquez no rompió la tradición. La espera de
la prensa fuera de su casa para que saliera a saludar resultó infructuosa. La
sorpresa fue que Gabo y la familia abrieron sus puertas para permitir que fuera
el fotógrafo de La Jornada
el primero en pasar a tomar sólo dos o tres imágenes. "No pueden hacerles
preguntas", recordó Genovevo, quien abrió la puerta y dio aviso de que
este diario podía pasar a su casa, donde por doquier se apreciaban varios ramos
de rosas amarillas.
Fue un breve momento en el que el escritor, vestido con su
traje de lana a cuadros, corbata gris a rayas y sus lentes en el bolsillo de la
solapa, tras colgar el teléfono de una llamada de felicitación, posó con su
característica sonrisa, con sus familiares, amigos, empleadas y empleados de
casa, quienes le brindaron un desayuno íntimo, una apacible celebración a ritmo
de vallenato, que marcó las ocho décadas y un lustro de vida del más reconocido
literato en lengua española.
Por la mañana, García Márquez recibió algunas docenas más de
rosas amarillas, que se sumaron a las que había recibido días antes. Pasadas
las 10 horas, su amiga Miriam Morales llegó con un ramo de rosas amarillas
compradas en el mercado de Jamaica; "son las que a él le gustan;
hubiéramos querido traerle 85 flores amarillas, pero ya se habían
acabado", comentó antes de entrar al hogar del escritor colombiano,
ubicado en Jardines del Pedregal.
Más tarde Genovevo, asistente y chofer del escritor, llegó
con un pastel, regalo de sus empleados de casa. Alrededor de las 10:35 horas el
autor recibió vía mensajería una bolsa con seis ejemplares de su novela El
coronel no tiene quien le escriba y, horas más tarde, un arreglo de gladiolas
blancas, cuyo remitente no se pudo conocer, pues el nombre venía en un sobre
cerrado.
Cerca de las 11:30 horas, mientras un par de fotógrafos de
prensa aguardaban la entrada o salida de alguna personalidad, sucedió algo que
puede aparecer como anecdótico, cotidiano, o mágico: fuera de la casa de García
Márquez revoloteó, frente al portón, una solitaria mariposa amarilla, para
luego tomar altura y distancia, como aquellas que perturbaban a Mauricio
Babilonia.
Dentro de la casa, el escritor degustaba atoles y tamales,
"un desayuno a la mexicana", diría Genovevo.
La celebración en honor del escritor colombiano por sus
lectores comenzó el pasado domingo 4 de marzo en estas páginas y se alargó los
días lunes y martes. Lectores que en reconocimiento al talento e influencia que
tuvo en sus vidas la obra de Gabriel García Márquez compartieron sus
experiencias tras leer la célebre novela Cien
años de soledad.
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La Tercera
Santiago de Chile
7 de marzo de 2012
García Márquez
pasó cumpleaños 85
junto a su familia en su casa
Recibió decenas de llamadas, los regalos repletaron su casa,
pero nada de fiestas. Ni siquiera visitas. Ayer, el escritor Gabriel García
Márquez pasó su cumpleaños número 85 rodeado con su familia, en su casa, en
Ciudad de México. Tuvo una concesión pública: abrió la puerta para una sesión
de fotos.
Vestido con traje de cuadros, camisa negra y corbata gris,
el autor de Cien años de soledad
aceptó que la agencia EFE le tomara varias fotografías. Apareció con sus
asistentes Genovevo Quirós y Mónica Alonso. También tuvo la ayuda de su nieto,
Mateo García.
"Lo pasó muy bien. Estuvo tranquilo en su casa, aunque
no hubo un evento especial", informó Alonso, mientras desde Cartagena,
Colombia, su hermano Jaime fue más efusivo: "Estamos contentísimos. Hoy
vamos a festejar hasta la borrachera. Gabriel está bien, afortunadamente. Lo
vamos a tener por mucho tiempo".
Aunque ayer tuvo calma, el domingo sí hubo celebración:
según informó ayer el diario La
Jornada, García Márquez festejó en la casa de su amigo José
Luis Cortés, rodeado por Carmen Mutis, Ana Terán, Carmen Parra, Eduardo
Terrazas. La cantante peruana Tania Libertad entonó Las mañanitas. En el pastel
se colocaron seis velas entre mariposas y Gabo empinó una copa para el brindis.
Alejado hace unos años de la escritura, el creador de
Macondo cuida celosamente sus apariciones públicas. Para este cumpleaños,
García Márquez rechazó participar en una charla magistral que planeaba el Museo
de Bellas Artes de México. Como sea, su legado es recordado en dos exposiciones
sobre su vida y obra.
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El Pais
Madrid – España
7 de marzo de 2012
Viaje al mundo de García Márquez en un
sofá
Por: Iván Thays
Éramos adolescentes, estábamos en los últimos años de
secundaria, no esperábamos regalos de nadie y la Navidad había dejado de
ser una fecha importante para mí y mis hermanos. Acaso nos entusiasmaba la
posibilidad de recibir una propina mayor que la del resto del año y comer
panetón o beber chocolate caliente. Sin embargo, mi padre nos impuso el
espíritu navideño obligándonos un intercambio de regalos. Conseguí cualquier
cosa para mis hermanos y mis padres, por cumplir, y recibí mis paquetes con el
mismo desdén. Entonces lo vi. Mi hermana me había envuelto El otoño del patriarca.
Nunca había sido tan libre. Finalizaba el año y me quedaban
tres meses por delante, tres meses dedicados a la vagancia, a jugar fútbol con
los amigos, a leer o ver televisión hasta la hora que quisiera. Iba a empezar
mi último año del colegio, probablemente las próximas vacaciones las pasaría
estudiando para ingresar a la universidad, así que eran mis últimas vacaciones
indocumentado. Con ese aire cogí la novela al día siguiente y empecé a leerla.
Había leído antes Cien años de soledad
pero no me había impactado tanto. Leer El
otoño del patriarca en esas
condiciones de libertad, tendido en el sofá con las ventanas abiertas durante
jornadas de casi quince horas deteniéndome apenas para comer o ir al baño, fue
una experiencia alucinatoria. Un auténtico viaje literario, con cuestas y
abismos de palabras y frases que me extasiaban por la textura impecable de la
prosa. Luego, releí Cien años de soledad
y descubrí multiplicada la magia que había dejado pasar por alto la primera
vez.
Es cierto que a mi generación se le acusa de haber intentado
el parricidio contra Gabriel García Márquez. No es exacto. Ni siquiera en la
antología McOndo se arremete contra él. Los que quedan mal parados son los
usurpadores, con mayor o menor fortuna, más o menos avispados, de la franquicia
en que se convirtió el realismo mágico. Pero eso no tiene nada que ver con
García Márquez ni con otros autores de lo real-maravilloso, cuyas obras mayores
sobreviven a sus imitadores, a sus aduladores e incluso a su propia fama.
Porque si hay algo de lo que se le puede acusar a Gabriel
García Márquez (aunque probablemente él no pretendió que eso sucediese) es el
haberse convertido en un autor hegemónico, cuya sombra opacó a varias
generaciones de escritores colombianos y latinoamericanos, y aún hoy resulta
difícil despegarse de su aura casi mística. Recuerdo que un escritor me
transmitió la sensación que tuvo cuando vio, en el homenaje que se le rindió
hace unos años en el Congreso de la
Lengua en Cartagena de Indias, llover del techo mariposas
amarillas de papel. Miles de mariposas sobre la cabeza de reyes, presidentes,
escritores, académicos, ancianos que lo conocieron cuando era un muchacho,
alumnos que lo leían en el colegio. Mi amigo escritor dijo que no imaginaba
otro autor vivo al que se le pudiera hacer un homenaje parecido. Tampoco yo.
García Márquez se ha convertido en un producto de exportación colombiano. Como
el café, como Shakira. No alabarlo en Colombia es lo mismo que insultar al
país. Recuerdo que en una Feria Internacional del Libro en Bogotá deslicé la
idea de que su última novela, Memorias de
mis putas tristes, era un libro fallido, machista y folletinesco. Es
curioso cómo un lugar común puede convertirse en una declaración
"polémica" o "políticamente incorrecta" por culpa de la
patriotería. Pude percibir la incomodidad entre los asistentes, hasta que una
señora no aguantó más, se puso de pie y dijo que Colombia (ella hablaba por
Colombia, desde luego) rechazaba mis insultos y desde ya consideraban
asquerosos mis libros. Lo que esa señora no podía saber es que a quién más le
duele que García Márquez no publique una novela digna de él no es a los
colombianos, sino a sus lectores. Y que fue su talento lo que nos hizo
exigentes, tanto que no le permitimos el menor desliz (y su última novela no es
su único "desliz", por cierto). Pero en eso somos injustos, porque a
los escritores -como a los buenos futbolistas- hay que juzgarlos por lo mejor
que han hecho, no por sus fallos. Y Gabriel García Márquez nos ha dado El otoño del patriarca, El coronel no tiene
quien le escriba, El amor en los tiempos del cólera, algunos cuentos
memorables y, por si fuera poco, Cien años de soledad, la mejor novela escrita
en castellano desde el Siglo de Oro. ¿Qué más podemos exigirle?
"¿Quién de todos ustedes podría escribir un nuevo Cien años de soledad?" nos preguntó
a bocajarro un periodista español en un encuentro literario en Sevilla (doce
escritores latinoamericanos reunidos en la Fundación Lara, el
mayor Roberto Bolaño y el menor Gonzalo Garcés). Un insensato. Es como exigirle
a la poesía española que produzca otro Góngora. Nadie ha escrito ni escribirá
un nuevo Cien años de soledad. No es
necesario. Ese único libro basta para justificar no solo la existencia de la
literatura latinoamericana, sino del idioma castellano, que nunca volvió a ser
el mismo después de que García Márquez lograse transformarlo. Y ahora ese señor
cumple 85 años y todos nos hemos volcado a celebrarlo como si fuese un
centenario. ¿Pero qué celebramos exactamente? ¿Un cumpleaños más? No.
Celebramos la suerte, la feliz coincidencia, de compartir el siglo con un genio
de su altura. Algo digno no solo de festejar sino, sobre todo, de agradecer.
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