CUBAHORA
La Habana – Cuba
8 de marzo de 2016
La deuda de García Márquez
con Víctor Cohen
Cubahora publica en
exclusiva un capítulo del libro
“Un paseo con Gabriel
García Márquez”,
de la periodista
cubana Lídice Valenzuela...
Por Lídice Valenzuela
Víctor
Cohen, un anciano que parece escapado de un vodevil, posee el raro privilegio
de la alegría permanente. Es la mejor representación de lo que en Colombia
designan como “cajita de música”, es decir, una persona que con su sola
presencia impregna el ambiente de felicidad. Con sus 92 años recién cumplidos,
vestido muy moderno, lentes de armaduras rojas y en el cuello un collar de
fantasía, muy brillante, que reproduce una pieza del Museo del Oro, una de las
riquezas culturales de la región, Víctor Cohen cuenta, con deleite, cómo hace
apenas cuatro años, en 1984, él le recordó a Gabriel García Márquez que le
debía un dinero desde hacía tres décadas.
Y el
célebre Premio Nobel de Literatura, que siempre se trató de tú a tú con sus
paisanos, en un arranque donde se mezclaban el estupor y la vergüenza le
contestó: “Pero Cohen, ¿Cómo carajo quieres tú que yo te pague eso ahora?”.
Pide
un intervalo para brindar un té casero, servido en tazas finas y antiguas,
acompañadas con bombones minúsculos y unas servilletas de hilo primorosamente
bordadas.
El
hogar de Víctor Cohen es pequeño, pero confortable. Él lo ha convertido en un
mini-museo en el que se atesoran los más disímiles objetos que recuerdan no
solo lo que ha sido su paso por este mundo, sino también la vida cultural de
Valledupar, una localidad que posee el orgullo de ser la cuna de la música
vallenata.
García
Márquez, ferviente admirador del ritmo, al extremo de que no le puede faltar
tal música en su hogar o en el automóvil donde se traslada, amigo íntimo de
compositores e intérpretes, también lo es de este viejito sin cabellos,
estrafalario y buen conversador.
La
historia de la cuenta que García Márquez olvidó pagarle a Víctor Cohen, también
popular promotor cultural de la localidad, comenzó el día en que este hombre de
estatura pequeña decidió asentarse de manera definitiva en Valledupar. Era
1940. Él había nacido en esas tierras de las que salió para decidir su destino.
Cuando pudo hacerlo, ya con la madurez suficiente para conocer qué quería hacer
con su vida, retornó a Valledupar para siempre, luego de una visita que le hizo
a la hermana. “Por poco me mata el pensamiento de que tenía que volver a irme”.
Ameno
conversador, amigo de contar historias, como casi todos los nacidos en esa zona
que, según ellos proclaman posee el mejor clima del Caribe. Claro que sí se
compara su temperatura con la de Aracataca ganan por amplio margen, o con
Fundación, donde muchas personas se bañan de noche en los ríos para dormir
descansados y las visitas se hacen en la habitación donde permanece encendido
un aparato de aire acondicionado.
Cohen
recuerda que cuando se instaló de nuevo en su pueblito natal, aún prevalecía
ahí una sociedad patriarcal, muy articulada en relación con la del resto del
país.
Rodeado
de plantas, flores, reproducciones de escudos, de doradas “India Catalina”
(estatuilla que conceden como Premio a los ganadores del Festival Internacional
de Cine de Cartagena), expresa que aun sin deshacer su valija se enteró de que
estaba en venta un café con el siempre atrayente nombre de Buenos Aires, en
alusión a la capital de Argentina. Sin meditarlo mucho confió en su buena
estrella. Debía comprar aquel cafetín y establecerse como negociante. El
inventario de su nuevo establecimiento se reducía a once paquetes de
cigarrillos Camel y tres botellas de cerveza, once sillas, tres mesas y un
mostrador.
Otro
que hubiese sido menos emprendedor que Cohen se hubiera deprimido con el
aparente flaco propósito de echar a andar aquel negocio. Pero él no. Dinámico,
alegre, olvidó la fealdad del sitio y al regreso de un corto viaje a Puerto
Colombia se dispuso a la reapertura del café. La gente de Valledupar vio
asombrada un desfile de camareros, cocineros y empleados que por igual
preparaban comidas exquisitas, servían las mesas, atendían a los clientes,
sugerían las mejores bebidas y lo mejor, todos vestidos a la usanza de los
marineros.
El
nuevo café quedó inaugurado bajo personalísimo estilo porteño y su flamante
propietario se convertía en el promotor cultural que todavía es, satisfecho de
brindarle a sus paisanos aunque fueran solo detalles de lo que él cataloga aun
de “mundo exterior”.
Era
esa la época en que en la floreciente Valledupar las viviendas permanecían sin
cerrojos por las noches, las personas iban diariamente a misa, y la música que
se escuchaba procedía, únicamente, de la banda de música que tocaba los
domingos en el parque los contagiosos merengues, fandangos y cumbias que hacían
mover los pies a las elegantes damas y a los engalanados caballeros.
En
esa época Valledupar era sitio obligado de tránsito para quienes recorrían la
región. O para los que deseaban viajar a Barranquilla, situada a unos 150
kilómetros del valle. De ahí que Cohen tampoco lo pensó dos veces cuando le
propusieron la venta de un hotel. Lo hizo “para ayudar a un amigo que estaba en
un mal trance”, pero lo más probable es que este incansable hombrecito intuyera
otro buen negocio. Y pese a la reprobación del párroco vallenato, el hotel se
nombró “Welcome” (Bienvenido en inglés, una lengua que casi nadie manejaba en
aquellos lares) pero que a él le sonaba “interesante para los recién llegados”.
Fue
en ese hotel donde se conocieron Cohen y García Márquez. El joven Gabriel,
entonces muy delgado y con un bigotico en consonancia con su figura, anda
levantando un censo por la zona, además de vender enciclopedias en lugares de
analfabetos, y se acercó al propietario del Welcome en busca de alojamiento y
comida por quince días.
Eran
los días en que el futuro Nobel de Literatura se movía por los pueblos de la
provincia de Valledupar, mientras comprendía que allí no vendería en absoluto.
El apremio económico lo deprimía, pero poco podía hacer en aquellas extrañas
circunstancias. García Márquez tuvo noticias de que su amigo Manuel Zapata, a
quien conocía de su época de estudiante inconcluso de Derecho de la Universidad
Nacional de Colombia vivía por aquellos lares. Manuel, quien se había hecho
médico estaba en La Paz, en el mismo departamento del César. Y allí se
encontraron. Pero faltaba uno en un trío que después se haría famoso por
parranderos: Rafael Escalona, quien también se hizo amigo de Gabriel para toda
la vida.
El
primero en conocer a Escalona fue Manuel. Le subyugaba aquella música de
acordeón y ritmo de dioses. Rafael era presencia frecuente en esa población
porque andaba detrás de la mujer que inspiraba sus cantos, Marina Arzuaga, “La
Maye”, quien fuera su novia de estudiante y su esposa después. Los amores de
estos jóvenes están plasmados en la telenovela Escalona, protagonizada por el músico
colombiano Carlos Vives.
Con
la presencia del Gabo se completó la tríada de parranderos. Muchos piensan que
Gabriel, además de que le resultara imposible vender enciclopedias en la costa
del Caribe, tampoco era muy dedicado en la especialidad, pues amanecían
cantando y bebiendo cerveza y discutiendo de política.
Víctor
Cohen recuerda muy bien al Gabriel de pelo rizado, nada diferente a la de
cualquier mestizo colombiano. Varias veces conversaron de nimiedades, tales
como en qué se ocupaba la mayoría de los usuarios del hotel, qué comidas
preferían, si conocían la música vallenata o que otro lugar reunía las
condiciones del “Welcome”, en caso de que tuviera que trasladarse.
Un
día, de manera sorpresiva, el vendedor le comunicó que le habían llamado urgente
de Santa Marta y que él debía salir corriendo para allí “por un asunto de
envergadura”, le dijo. A Cohen solo le quedó despedirle y desearle buena suerte
en la travesía de 15 kilómetros entre una y otra localidad. “Él se fue y me
quedé con su deuda, que ahora no posee gran valor, pero que entonces equivalía
a varios días de hospedaje, almuerzos y comidas”.
Persona
sumamente organizada, el antiguo dueño del “Buenos Aires” y el “Welcome” guarda
todo tipo de documento o foto que haya llegado a sus manos y posea algún valor
particular, desde hace unos 50 años. Por esa excelente cualidad que muchos le
envidian, el hotelero conserva el vale con la cuenta expedida a García Márquez
el 30 de marzo de 1953. En la columna de débito aparecen 122 pesos y 53 centavos
colombianos, de los cuales abonó solo 53. Más abajo aparece la rúbrica del
deudor.
Transcurrieron
30 años desde el día en que García Márquez abandonó Valledupar de manera tan
intempestiva que Cohen ni siquiera pudo recordarle que no le había pagado.
El
reencuentro entre los dos hombres ocurrió durante el bautizo del último hijo de
Consuelo Araújo, una periodista amiga de Gabriel, conocida después como la
“cacica de Valledupar”, quien festejó el acontecimiento de tan fastuosa manera
que aún se recuerda en la localidad el arribo de aviones en los que llegaron,
entre otros, el más tarde presidente de la República Andrés Pastrana,
escritores, músicos, artistas y políticos.
Gabriel
estaba allí como invitado y alguien le comentó que el antiguo dueño del hotel
“Welcome” quería hablar con él en privado. Víctor Cohen refiere que, de
sopetón, sin mediar palabra, le mostró el vale y le preguntó:
“A ver si se acuerda de
esto”.
García
Márquez, apenado, miraba una y otra vez el papelito amarillento. El anciano
hilvanaba el diálogo que se estableció entre los dos.
—Pero
Cohen, ¿cómo ha sido esto?
—Pues
que usted se fue corriendo y se le olvidó pagarme la cuenta.
—Pero
Cohen, insistía Gabriel, ¿y cómo carajo quieres tú que yo te pague esto ahora?
Rápido
como acostumbra ser, el antiguo hotelero le respondió:
—Pues
si usted me firma los libros suyos que yo tengo, me siento muy bien pagado…
Entonces
Gabriel le puso un brazo sobre los hombros y conmovido le comentó: “Pero mi
amigo, si eso no vale nada…”.
Finalmente,
luego de darle vueltas al asunto, el escritor aceptó la proposición de Cohen,
que ahora atesora, en las primeras páginas de varios libros, la rúbrica que le
es tan preciada.
Hay
cierto tinte de rubor en su rostro cuando refiere la anécdota, pues se proclama
una persona “a la que no le gusta recordarles a los otros que le han dejado
dinero pendiente”.
“¿Saben
qué ocurre? Es que para nosotros los colombianos, García Márquez no es solo uno
de los grandes autores de este siglo. Es, también, el individuo sencillo que
venía a compartir con sus amigos y sus conocidos antes de que lo amenazaran de
muerte y se viera forzado a abandonar el país. Cuando el aún no era famoso y
andaba por las tierras de Valledupar con su maletincito destartalado, me
acuerdo que entraba por la puerta del hotel y me preguntaba: “Y qué Cohen, cómo
anda el negocio”. Salía presuroso entonces a comerse un plato de la comida que
hubiera, porque siempre tenía mucha hambre y me imagino que muy poco dinero.
Ahora tiene millones de dólares y hasta ahora no ha perdido sus hábitos de
gente pobre. Él, hasta hace pocos años, llegaba a Valledupar e invitaba a sus
amigos a beber, se sentaba en los bordes de las aceras, y bailaba música
vallenata con las muchachas. Por eso no me apenó recordarle su deuda, aunque en
un momento tuve mis dudas en que si debía o no hacerlo. Pero es que a mí me
parece que un hombre como es García Márquez no debe tener nada pendiente en su
vida. Ni siquiera el pago de unos pesos colombianos”.
Ficha Técnica del Libro
“Un paseo con Gabriel García
Márquez”
Autor: Lídice Valenzuela
Editorial: Icaria
Edición: 1ª
Nº de páginas: 144 págs.
Lengua: Castellana
ISBN: 9788498886047
Encuadernación: Tapa blanda
Resumen del Libro: Un paseo con Gabriel García
Márquez muestra algunos momentos fundamentales de la infancia y de la primera
juventud del escritor colombiano. Recorriendo las calles de fuego intenso de
Aracataca, Lídice Valenzuela nos lleva a conversar con personajes, amigos y
parientes de Gabo, desvelándonos su cosmogonía así como la fuente de
inspiración de su obra. Las entrevistas y las crónicas permiten al lector
descubrir dónde se halla el escondite en que encontró García Márquez la
inspiración para escribir Cien años de
soledad.
Gabriel García Márquez (Aracataca,
Colombia, 6 de marzo de 1927 - 17 de abril de 2014, Ciudad de México, México):
Escritor, editor, guionista y periodista colombiano. Conocido entre amigos y
familiares como Gabo es el principal exponente latinoamericano del Realismo
Mágico y del boom latinoamericano. Debido a su obra fue merecedor del Premio
Nobel de Literatura en el año 1982.
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El
Mundo
Caracas – Venezuela
8 de marzo de 2016
Macondo aún se perfila
como destino literario
“El Gabo”, habría
cumplido 89 años este 6 de marzo. Sus novelas, cuentos, discursos y memorias
siguen originando entusiasmo en los lectores
El pago por las
regalías de sus obras van a su esposa e hijos
Por Edgard Ramírez.
Tras
la muerte del escritor Gabriel García Márquez el 17 de abril de 2014, se han
vendido más de un millón de ejemplares de sus libros, según reporte de la
Editorial Planeta, dueña del sello Diana, que tiene todos los derechos de venta
de los libros del escritor para México, Centroamérica y el Caribe.
El
escritor colombiano, Miguel Manrique, recordó al diario La República de México
que todo genio que se vuelve leyenda hace que aumenten sus ventas, sin embargo
García Márquez “siempre ha sido muy vendedor”.
El
registro de ventas de los textos del maestro creador de Macondo, es comparable
a los de José Saramago, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa y Jorge
Ibargüengoitia, asegura la prensa azteca a propósito del segundo año de su
partida física.
Según
el canal RCN la muerte de “El Gabo” disparó de vuelta la venta de sus títulos y
no solo los más vendidos históricamente como: Cien años de soledad, en primer
lugar y de segundo El amor en los tiempos del cólera. “Los lectores hoy
recorren las estanterías para buscar Crónica de una muerte anunciada, Del amor
y otros demonios y Memoria de mis putas tristes, en ese orden”, según los
registros de ventas reseñados por la televisora neogranadina a propósito de
cumplirse 89 de su nacimiento en Aracataca.
La estelar
“Cien
años de soledad”, el longseller galardonado con el premio Nobel de literatura
en 1982, está en reimpresión permanente. La estimación es que se han vendido 40
millones de copias en 35 idiomas. Solo por ese libro se han recibido ganancias,
en las editorales, cerca de 310 millones de dólares, comentó el escritor y periodista
Gustavo Álvarez Gardeazábal. mencionado por La República. Además, en la mayoría
de los planteles escolares de secundaria de toda Latinoamérica se estudia la
obra del creador de Macondo razón por la cual la venta de estos libros siempre
repuntan en temporada escolar.
En bits
Las
obras publicadas del Nobel colombiano no solo ganan auge en las librerías, sino
también en Internet. La demanda según el diario El Heraldo, a través de iTunes,
Amazon y Barnes & Nobles, toma fuerza cada vez que se cumple su natalicio o
deceso.
Las
ganancias no se circunscriben solamente a las obras literarias. La familia del
autor recibió de la Universidad de Texas, Estados Unidos, la suma de 2,2
millones de dólares por las casi 100 cajas de su archivo personal: manuscritos
originales de 10 obras, unas dos mil cartas, borradores de su discurso al
aceptar el Premio Nobel de Literatura y más de 40 álbumes de fotografías y
recortes de periódico.
“El
Gabo se fue de la Tierra un Jueves Santo, como Úrsula Iguarán, la matriarca que
creó en Cien años de soledad para la estirpe de los Buendía, esa abuela remota
de todos los latinoamericanos”, escribió el periodista venezolano Albinson
Linares al cubrir el funeral del maestro.
Las
cenizas del fabulador serán trasladadas a Colombia, su país natal, en mayo de
2016, informó la Universidad de Cartagena.
“La
institución estudia la definición de una nueva fecha para el homenaje que
estaría entre el 16 y 25 de mayo de este año para asegurar la presencia de
todos los miembros de la familia García Barcha”, explicó en un comunicado la
casa de estudios superiores de la isla.
Cabe
destacar que actualmente se realizan obras en el claustro de La Merced, un
antiguo convento situado en el centro histórico y amurallado de la ciudad donde
reposarán las cenizas de García Márquez. El sitio queda a pocas cuadras de la
casa del autor latinoamericano en Cartagena.
Los
restos del escritor, fallecido el 17 de abril de 2014 a los 87 años, permanecen
en México, país en el que murió y donde residía desde la década de los 80, tras
haber recibido amenazas en su contra en su natal Colombia.
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LA
VANGUARDIA
Barcelona – España
3 de marzo de 2016
Felipe González:
"La paz en Colombia
que quería Gabo
está a punto de llegar"
EFE
Felipe
González ha recordado hoy a Gabriel García Márquez, su amigo Gabo, a ese
compañero de vida y anécdotas que "era lo que era" gracias a su
"infancia", pero sobre todo al hombre que siempre tuvo la
"esperanza" de que la paz en Colombia llegaría un día, una paz que
"está a punto de llegar".
El
expresidente del Gobierno ha compartido estos recuerdos en un acto organizado
por el Instituto Caro y Cuervo y el Instituto Cervantes para homenajear al
escritor colombiano tres días antes del que hubiera sido su 89 cumpleaños, y
unas semanas antes del segundo aniversario de su muerte, ocurrida el 17 de
abril de 2014.
Un
acto en el que le han acompañado el periodista Juan Cruz y el escritor Dasso
Saldívar, autor de "El viaje a la semilla", la biografía de García Márquez,
en la que el propio biografiado se reconocía y que llega de nuevo a las
librerías españolas en su séptima edición, desde su primera publicación en
1997.
"Gabo
tenía una curiosidad infinita por todo, le gustaba la intriga más que a nadie.
Como estaba en todas las intrigas, todos los presidentes colombianos le
suscitaban esperanza, una esperanza que le duraba los dos primeros años de la
presidencia. Pero él siempre esperaba eso", ha contado González para quien
esa paz añorada por el premio Nobel "está a punto de llegar".
En
este sentido, el expresidente socialista ha expresado que a su amigo le
"fascinaba" saber qué era el poder, le interesaba "la gente que
él creía que tenía poder".
"Lo
que le importaba -ha añadido- era saber cómo los que tenían poder tomaban una
decisión que podía afectar a millones de personas". Pero, según ha
puntualizado, a los que a Gabo no "le gustaban" los
"excluía" y los "satanizaba".
"Era
muy duro con los que creía que tenían poderes malignos", ha puntualizado.
"Incapaz"
de definir su amistad con el escritor, González, que ha estado acompañado por
el líder socialista Pedro Sánchez, ha recordado una de sus últimas
conversaciones con él, cuando ya estaba enfermo y no podía viajar. "Me
dijo que ya no podía viajar, pero que no le hacía falta porque antes era él que
el viajaba para ver a los amigos, pero ahora eran los amigos los que iban a
ver", ha añadido.
Pero
González, que ha acaparado la charla dada la cantidad de recuerdos con su
amigo, ha levantado la risa a los asistentes al homenaje al recordar cómo Gabo
le llamó tras recibir el premio Nobel de Literatura y le pidió que al día
siguiente, en Madrid, González le recibiera en el palacio de la Moncloa (era
presidente entonces) y le invitara a un "guiso de papas con bacalao".
"Y
lo digo ahora -ha bromeado- porque ese delito ha prescrito, porque las papas no
estaban dentro del presupuesto del gobierno".
Coincidiendo
con Cruz y escritor Saldívar, González ha dicho también que Gabo "es
nuestro", que "era de todo el mundo".
"Y
esto es parte de lo que es difícil de entender, lo que significa nuestra lengua
como algo más que un instrumento de comunicación, porque es un instrumento de
cultura compartida, de identidades".
Por
su parte, el autor de su biografía ha dicho que si el alter ego de García
Márquez era "Melquiades", su personaje antagónico era Aureliano
Buendía.
Felipe González, Juan Cruz y Dasso Saldívar en el acto organizado por el Instituto Cervantes y el Instituto Caro y Cuervo. . Foto La Vanguardia
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EL
UNIVERSAL
Cartagena – Colombia
11 de marzo de 2016
Así fue la transformación
del claustro de La Merced
para recibir cenizas de Gabo
Por Cristian
Agámez Pájaro
@Caapo7
Al
ingresar al Claustro de La Merced, lo primero que se observa es el llamativo
cambio que ha tenido el patio principal, en solo tres meses.
En el
centro del lugar, donde solía estar una vieja tarima en concreto recubierta en
lozas rojas y usada para actividades culturales, ahora se erige un sencillo
pero elegante monumento que se roba miradas de quienes visitan la emblemática
edificación, con casi cuatro siglos de existencia y sede de la Universidad de
Cartagena.
Es el
mausoleo donde reposarán a partir del próximo 22 de mayo las cenizas de Gabriel
García Márquez, está prácticamente listo.
El
monumento en sí, es una muestra pura de la historia de Cartagena, ciudad que
inspiró parte de la obra del escritor de Aracataca, Magdalena, y donde quedará
inmortalizado. (Lea aquí: Hallazgo histórico en el lugar donde reposarán
cenizas de Gabo)
En
mitad de la plazoleta, como pieza de la obra en honor al premio nobel de
literatura (1982), sobresale la cubierta superior de un aljibe colonial de
ladrillos rojos muy bien conservados, puesto a la luz cuando se iniciaron los
trabajos para construir el mausoleo.
A sus
lados construyeron dos canales con jardines que llevarán flores amarillas y,
arriba, sobre una estructura metálica con pasarelas en vidrio de seguridad,
está el pedestal forrado en lozas ocres, elemento principal del monumento que
estará coronado por un busto en bronce de García Márquez, donado por la artista
británica Katie Murray. Ahí, dentro de ese pedestal, serán depositados los
despojos mortales del autor de Cien años de soledad, fallecido el 17 de abril
de 2014.
UN
POCO DE HISTORIA
Jorge
Sandoval Duque, arquitecto restaurador, revisa los últimos detalles y ordena
ajustes pertinentes para que todo se encuentre perfectamente en su sitio. “La
pasarela es en vidrio antideslizante que va a permitir que las personas caminen
sobre ella. A su alrededor van a ir dos canales con vegetación, con grama y
flores amarillas que están relacionadas con la filosofía del pensamiento
macondiano”, describe.
Sandoval
es interventor de la obra y a su cargo estuvo la investigación histórica sobre
La Merced. (Lea también: Gabo, de cuerpo y alma)
“El
claustro inicia su construcción, en 1617 y 1625. Se trató de una comunidad
medieval española que se asomó por estas costas, y el rey de España (Felipe
III) les dio un territorio para que ellos se establezcan. Cuando se establecen
empiezan a edificar la iglesia y el claustro: La iglesia es lo que es hoy el
Teatro Heredia y el claustro es el sitio, sede hoy, de posgrados de la Universidad
de Cartagena”, relata el arquitecto.
Era
la orden de Nuestra Señora de La Merced, compuesta solo por unas 20 personas.
Esta comunidad realizó las primeras obras dentro del claustro, entre ellas un
pozo y a su lado el aljibe colonial.
“Estamos
hablando de casi 400 años de la construcción del claustro o del mismo aljibe.
Es interesante también mirar que el claustro tiene mucha historia, aquí
estuvieron dos regimientos militares, previos a la reconquista española de
Pablo Morillo, durante casi cuatro años y tuvieron intervención ya sea buena,
regular o mala sobre el claustro”, señala Sandoval.
“Luego,
cuando ellos se marchan se le pide al ingeniero militar Manuel de Anguiano Ruiz
que hiciera unas labores de indagación de qué daños habían tenido los
regimientos militares, y paulatinamente empieza la llegada de Pablo Morillo y
se retoma el claustro (por parte de los españoles).Los militares hacen
fusilamientos en la plaza de la Merced (afuera del claustro) e inclusive
intramuros”, agrega.
Tras
la etapa de Independencia de Cartagena al edificio en estado de ruinas le
hicieron reparaciones menores, después comienza a funcionar ahí la Escuela
Normal y más adelante el sistema judicial ubica en ese lugar el Palacio de
Justicia.
“Entre
1906 y 1911, el arquitecto barranquillero Pedro Malabet, notario masón grado
33, intervine el claustro y le hace las reformas que hoy conocemos, la
edificación llega a estar en un estilo del periodo Republicano y hacen unas
intervenciones bastante drásticas restándole las características que tenía el
edificio del período colonial”, narra el restaurador.
Entre
los cambios, las columnas en piedras de cantera fueron cubiertas en concreto,
instalaron pisos de mármol que desaparecieron con los años y una serie de
ánforas de estilo greco-romano que permanecen en la parte superior. También fue
instalado un brocal de mármol sobre la boca del aljibe que estuvo ahí hasta los
años 70, cuando el sitio se convierte en sede de la Universidad Jorge Tadeo
Lozano y el Palacio de Justicia es trasladado al Cuartel del Fijo.
“El
brocal estaba en mitad del aljibe. La Tadeo Lozano se muda para acá y la
rectoría, como los estudiantes estaban molestando mucho con eso, deciden quitar
el brocal y ponen el piso completo. Ahí hacían fiestas y parrandas y nadie
sabía que estaban bailando sobre un aljibe”.
Donde
estaba el brocal se construyó una pequeña tarima que se mantuvo hasta
diciembre, cuando la Universidad de Cartagena- establecida en claustro en los
años 90-, comenzó la intervención para el monumento a García Márquez.
“Cuando
empiezan ya las obras de intervención en diciembre de 2015 se hacen las
excavaciones en la mitad del patio sobre la tarima que ahí estaba establecida,
se encuentra la estructura del aljibe colonial, logramos abrir la boca del
aljibe e incursionamos a él y logramos hacer los planos del interior de la
estructura”, explica Sandoval.
El
hallazgo arqueológico, implicó cambios en el diseño para incluir el aljibe como
parte del monumento, que tiene un avance del 99 %, y del que faltan solo
pequeños detalles. “El busto ya está en la ciudad y se espera en su momento
instalarse encima del pedestal”, sostiene el arquitecto.
Así se ve el claustro de La Merced al finalizar
los trabajos.
Solo falta el busto de García Márquez en el pedestal del centro.
Foto El Universal
CEREMONÍA EN MAYO
Entre
las directivas de la Universidad y la familia de García Márquez acordaron el 22
de mayo como fecha para la ceremonia de recibimiento de las cenizas. (Lea aquí:
Cenizas de García Márquez llegarán a Colombia en mayo)
Además
de familiares y amigos cercanos del escritor, en el acto se espera la presencia
de personajes de la élite cultural y altos mandatarios, como el presidente de
Turquía, Recep Tayyip Erdogan, quien ya habría confirmado su asistencia.
Se
conoció que para ese día se gestiona el traslado de una exposición itinerante
de Gabo desde Bogotá y también posiblemente habrá una exposición fotográfica
histórica del claustro y del hallazgo del aljibe sobre el cual reposarán sus
cenizas.
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