5 de septiembre de 2014

MEMORABILIA GGM 783



EL TIEMPO
Bogotá – Colombia
3 de septiembre de 2014

Biógrafo de Gabo 
lanza nueva obra
En 1997 Dasso Saldívar publicó la obra de Gabo, 'El viaje a la semilla'.

Por: Óscar Domínguez G.
Especial para EL TIEMPO |

En su último viaje a Macondo para presentar parte de su obra, Dasso Saldívar, el biógrafo mayor del Nobel Gabriel García Márquez, también hizo su “viaje a la semilla” y visitó su terruño, Guadalupe, norte de Antioquia, para dejarse querer de sus paisanos que lo condecoraron.

El escritor, periodista, poeta, novelista, cuentista, lector, crítico literario, conferencista, investigador, conversador de cinco estrellas, hijo de Salvador y Juana, dueño del riñón de una sobrina generosa, Patricia, tiene la doble nacionalidad colombiana y española.

Bachiller del Liceo de la Universidad de Antioquia, donde desertó de la carrera de leyes, emigró a Madrid, en donde hizo estudios de ciencias políticas y sociología en la Complutense.

 
Saldívar está por publicar dos novelas: 'Los soles de Amalfi' y 'La subasta del fuego'. Foto: Archivo particular.

Pese a que desembarcó en España en 1975, en su conversación no hay rastros del acento español, ¡joder!

Solo se da la licencia de utilizar el vosotros en el país donde vive con Reina, su esposa dominicana, y sus hijos. El tú o el usted son excluyentes, no son de buen recibo allí. Llega a Macondo y deja el vosotros en el avión.

Su verdadero nombre

Huérfano de madre a los dos años y diez meses, abandonó las piedras del fogón a los catorce abriles con el nombre de Darío Antonio Sepúlveda Ochoa, y regresó convertido en simplemente Dasso Saldívar, un heterónimo hecho con las iniciales de sus nombres y apellidos.

La coqueta doble ‘s’ en su nombre es un guiño de admiración a Picasso. El apellido, Saldívar, lo tomó por razones de eufonía, solo que, como cada quien manda en su apellido, al Zaldívar original le operó la primera consonante y … habemus nombre completo.

San Julián, la vereda cafetera de Guadalupe donde nació hace 63 años, no aparece ni en el Almanaque Brístol. Cuando el expresidente Belisario Betancur iba a presentar en la Fundación Santillana su premiada biografía a García Márquez, El viaje a la semilla, traducida a doce idiomas, incluido el mandarín y el chino –y faltan datos de varios municipios europeos–, tuvo que preguntarle a Dasso dónde quedaba su terruño.

De seguro, en su respuesta, alcanzó a hablarle a Belisario de sus vivencias de niño que luego plasmaría en su primera novela, Los soles de Amalfi.

“Yo ya estaba escribiendo novela cuando empecé a escribir la biografía de García Márquez. La primera novela que empecé a trabajar es la que saldrá ahora en diciembre, Los soles de Amalfi, que comenzó siendo un libro de cuentos. Y durante la escritura de El viaje a la semilla trabajé simultáneamente, durante algunos periodos, La subasta del fuego, la novela sobre los últimos años de Manuelita Sáenz en Paita.

“De modo que es al revés: el novelista de pronto se pasa a la biografía. Los soles de Amalfi es un proyecto de treinta años, en su búsqueda, en su concepción y en su escritura. Es una novela basada en experiencias de mi infancia que, a la vez, toca el fondo histórico, político y cultural de la infancia de mi país. Es otro viaje a la semilla, en este caso, a mi origen, pero a través de la ficción.

Las novelas –pienso, de mi cosecha– cortarán el cordón umbilical que lo liga al hiperbólico nieto del coronel. Aunque siempre lo acompañará esa fiebre a cuarenta por Gabo.


Gabo, a los cuatros años de edad, imagen tomada de 'El viaje a la semilla'.

‘Gabolatría’

El virus de la ‘gabolatría’ se la inoculó un amigo de bachillerato. Desde Cien años de soledad, su vida fue una “casa tomada” por Gabo, cuyo rompecabezas vital se empeñó en reconstruir:

“Yo venía trabajando en la biografía, sin saber que la escribiría, desde comienzos de los años 70. Cuando a García Márquez le otorgaron el Premio Nobel, confirmé lo que ya sabía: que la vida del escritor era poco conocida por la gran mayoría de sus lectores y de los medios de comunicación, siendo ya el escritor más leído de la lengua. Entonces me senté a escribir El viaje a la semilla a principios de 1983. Mi sorpresa fue grande cuando constaté que yo tampoco la conocía verdaderamente, pues me faltaba la base proteínica: su infancia, la historia de su familia, el laberinto de la cronología, la enmarañada selva de personajes y lugares, los nombres de las comidas, de los árboles y de las plantas, los climas y costumbres de los diversos pueblos, así como su historia, su folclore y sus leyendas. Tuve que empezar desde el principio, no ya como un lector fascinado y agradecido, sino como un notario riguroso”.

Tenía que crear mi propio modelo

En la Casa Museo Otraparte, en Envigado (Antioquia), con la mirada vigilante del brujo Fernando González, y en presencia de un primo del Nobel, el gabólatra Jaime Núñez García, Dasso recordó que, en el caso de García Márquez, el punto de partida de su obra se remonta a los dos balazos con los que el general Nicolás Márquez despachó de este mundo a su rival Medardo Romero por un asunto de faldas.

Le pregunto si para escribir García Márquez, el viaje a la semilla, se inspiró en otras biografías:

“Quise hacerlo, pero me di cuenta de que no había un modelo y que yo tenía que crear mi propio modelo: mi trabajo debía estar determinado y conducido por mi relación con el personaje y su obra, sin dejar de ser lo más objetivo posible. Dos cosas me espantaron del modelo al uso de las biografías: el afán historicista y el afán crítico.

“Marcel Schwob criticó severamente la primera tendencia de los biógrafos, haciendo ver que, aunque el biógrafo se basa necesariamente en el trabajo histórico, hay una diferencia esencial entre el biógrafo y el historiador. Y el genio de Oscar Wilde sugirió que la crítica no puede formar parte del trabajo biográfico ya que es una expresión autobiográfica. Es decir, que es ingenuo y egocéntrico pensar que, por ejemplo, mis interpretaciones de Cien años de soledad deberían formar parte de la biografía de su autor”.

Con el gato Lucas atento a que nadie fuera a poner conejo, y mientras esperaba la llegada de Julio César Restrepo, su profesor de español del Liceo Antioqueño, a quien no veía hace 40 años, Dasso contó que, si bien la obra de Gabo tiene su origen en la muerte, es un truco para exaltar la vida.

A Darío Antonio, Dasso, un hombre de 70 kilos, siempre sonriente y sin enemigos a la izquierda ni a la derecha, feliz, descrestado con la generosidad y la entrega de los colombianos, lo signó la temprana muerte de Juana, su madre.

“Mi primera noción de la realidad fue la tragedia de su muerte, y eso me marcó para siempre”, le contó Saldívar al poeta Harold Alvarado, quien presentó su obra en Manizales en compañía de Pablo R. Arango.

Hubo actos similares en la Universidad de Antioquia, donde lo esperan el año entrante para que dicte conferencias sobre periodismo. Pereira lo escuchó, y en Bogotá lo presentó el poeta Wiliam Ospina, quien estima que la biografía de García Márquez “es la obra más bella que se haya escrito hasta la fecha”. Ospina es quien prologa el libro de Dasso editado por Planeta.

Otra coincidencia que advierte el ensayista de Padua (Tolima), entre biógrafo y biografiado: tanto la autobiografía de García Márquez, Vivir para contarla, como el trabajo de Dasso, terminan a mitad de la vida del personaje.

Comenta el guadalupano, cuando le indago si habrá segunda parte: “Aunque tengo clara y documentada esa segunda parte de la biografía, creo que ya no la escribiré. Hay varias razones.

La primera es que, a partir de su obra magna, la vida de García Márquez es muy conocida, mucha gente podría escribir sobre ella, mientras que la primera era ignorada casi por completo, y esto fue uno de los grandes estímulos que me llevaron a investigarla y a narrarla. De modo que, si escribiera una segunda parte, sería más que todo por el ‘deber’ de completar una biografía, y como escritor eso me resulta poco estimulante.

“La otra razón es que hace años, incluso desde que escribía la biografía, vengo trabajando en varias novelas que tienen que ver con mi infancia y juventud, y, en cierta medida, con la infancia y juventud de Colombia. Desde antes de El viaje a la semilla, tenía varios proyectos de novela, y fue la experiencia narrativa del trabajo biográfico la que de verdad me afianzó como novelista, y ahora me encuentro dedicado de tiempo completo a la novela”.

¿Qué hace un paisa de Guadalupe ocupándose, como lo hizo, de la vida y milagros de un caribe como García Márquez?, le preguntó el primísimo nobel, Núñez García, a Dasso, en la charla en Envigado, adonde viajó el biógrafo para rastrear la presencia de Mercedes Barcha, la Gaba, viuda del Nobel, en el colegio de La Presentación. Porque no quedó sitio o personajes sin que lo exprimiera. Lo sigue haciendo.

A la pregunta de Núñez, Dasso le dio una respuesta que se podría responder con Serrat: “No me siento extranjero en ningún lugar”. Estaba proclamando su condición de colombiano nacido en todas partes.

Extractos de la charla de Dasso con Gabo

GGM: Mira, yo no había leído tu libro, o no del todo. Sucede que en estos días me han estado reorganizando la biblioteca, entonces tu libro apareció por ahí, lo cogí, lo empecé a leer y lo tuve que leer de corrido en tres noches porque no lo pude dejar. ¡Qué gran libro has hecho! ¡Qué bien escrito y qué bien documentado está! Sobre todo, qué bien lo has documentado. Yo suelo leer con un lápiz en la mano, pero esta vez no encontré nada que corregir: ¡es un libro perfecto!

-Gracias de veras, maestro, pero algún error o errores tendrá que tener para que el libro sea completamente humano, le dije por decir algo.

-Pues me lo vas a tener que contar tú, porque yo no he encontrado ninguno.

Como te decía, me ha sorprendido mucho lo bien documentado que está, porque, por ejemplo, tú hablas de mis viajes a Valledupar y de los sucesos de Barrancas y lo haces con tal detalle y precisión que yo me preguntaba: ¿Y cómo este hombre ha sabido eso? ¡No, qué gran trabajo el tuyo!

-Bueno, maestro, es que hay que tener en cuenta que lo mío fue una preguntadera de veinte años (...)

-Tu libro me gusta porque realmente se parece a mí.

¿Tú crees que el inglés que va sacar mi biografía en inglés lo habrá leído?

-Creo que sí, maestro, pues Martin le ha confesado a Gustavo Tatis que él no iba a juzgar a los colegas que lo habían precedido en el tema biográfico sobre García Márquez, pero reconocía “que el trabajo de Dasso Saldívar sobre Gabo es el primer antecedente valioso y documentado”.

Días después, le confesó a su amigo Plinio Apuleyo Mendoza que, si él hubiera leído antes mi libro, no habría escrito sus memorias.

Son sus palabras textuales.

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www.miscelaneasdecuba.net
La Habana - Cuba
Agosto de 2014

Yo también conocí a 
García Márquez,
pero en su lado oscuro

Siempre me fascinaron sus novelas... pero no el hombre que las escribía. ¿Se puede separar lo uno del otro?

El gobierno de Venezuela, instituyó el premio "Rómulo Gallegos".

El Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos fue creado en honor al novelista y político venezolano de ese nombre, el 6 de agosto de 1964, mediante un decreto promulgado por el entonces Presidente de Venezuela, Raúl Leoni. En un principio su objetivo era premiar novelas latinoamericanas, pero a partir de la década de 1990 se expandió a todo el ámbito hispano hablante. El primer autor no americano en recibir el premio fue Javier Marías. Desde un principio se convirtió en uno de los premios más importantes en el ámbito de la narrativa en lengua castellana, en plena coincidencia con el boom latinoamericano, a tal grado que los primeros tres ganadores, Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes, eran parte de dicho movimiento.

En 1972 el premio Rómulo Gallegos fue concedido a "Cien años de Soledad" del colombiano Gabriel García Márquez. Por supuesto que mi equipo de Radio Caracas Televisión estuvo en la ceremonia. Después de llevarse a cabo obtuvimos la entrevista correspondiente. Le habían preguntado al escritor     –que fue lanzado a la fama con este premio– en qué iba a gastar el dinero que acompañaba al galardón. En la euforia del momento dijo todo alborozado: -"Me voy a comprar un yate". Y ahí le caí yo. Y le pregunté: -"No es un poco fuera de los común que un izquierdista como Ud. se vaya a comprar algo tan capitalista como un yate, habiendo tanta miseria en el mundo". El hombre se volvió como si le hubiera pinchado en una parte pudenda y me contestó, en medio del chirriar de las cámaras que captaban el intercambio: -"Señorita, como es posible que una niña tan encantadora como Ud. (?), haga una pregunta tan “guevona”" .Hasta ahí llegó la ceremonia. En el canal estaban felices porque había logrado pinchar al tigre que todos llevamos por dentro y repitieron una y otra vez, para mi vergüenza, mi intercambio con el ilustre escritor colombiano. Durante semanas después de esta "entrevista", me subía a un “carrito por puesto” que era el transporte colectivo más usado esos días, la gente me reconocía, se reía y me palmeaba la espalda."-Estuviste bien, chica...Otros eran menos apreciativos y más izquierdistas, incluso en esos tiempos y me decían: -"La ..... Angélica". Eran las exclamaciones que me perseguían hasta que llegaba a la puerta de Bárcenas a Río, donde quedaba -en aquellos tiempos- Radio Caracas Televisión. Adentro aún había felicitaciones.

(Fragmento del libro Memorias de una Periodista)

2 comentarios:

NTC dijo...

Respecto a la obra de DASSO SALDÍVAR sobre Gabriel García Márquez, sugerimos: http://ntc-narrativa.blogspot.com/2014_08_20_archive.html

NTC dijo...

Respecto a la obra de DASSO SALDÍVAR sobre Gabriel García Márquez, sugerimos: http://ntc-narrativa.blogspot.com/2014_07_27_archive.html