20 de enero de 2013

MEMORABILIA GGM 648
EL COLOMBIANO
Medellin – Colombia
20 de enero de 2013

Gabo periodista

Por Alberto Salcedo Ramos |

Cuando murió Octavio Paz varios periódicos publicaron un párrafo elogioso de Gabriel García Márquez sobre el poeta mexicano. Eran apenas ciento cuatro palabras.

Por esos días la reportera Alma Guillermoprieto le dijo a García Márquez que de todo lo que leyó en la prensa a propósito de la muerte de Paz, lo que más le había gustado era la declaración de él, por ser "la más clara y evocadora".

Entonces García Márquez le respondió que menos mal que a ella le había gustado, pues se pasó cuatro horas escribiendo ese breve párrafo.

Al lector común y corriente, sin embargo, le tiene sin cuidado el trabajo de carpintería del autor: quiere disfrutar el texto, y punto. Por eso la frase con la que Alma Guillermoprieto valora el episodio es el cierre perfecto de esta lección: "Que no se noten jamás las cuatro horas que le dedicamos a un párrafo sino lo que en él se dice".

El libro "Gabo periodista" -al que pertenece esta historia- tiene un gran valor pedagógico. Además de recopilar grandes reportajes, crónicas y columnas de García Márquez, incluye reflexiones estupendas sobre su obra periodística.

Escriben, entre otros, Héctor Feliciano (editor), Jon Lee Anderson, Héctor Abad Faciolince, Jaime Abello Banfi, Gerald Martin, Enrique Santos Calderón, Juan Villoro y Martín Caparrós.

Se trata de una edición no venal patrocinada por la Organización Ardila Lülle y concebida como proyecto editorial por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI).

El periodismo fue el taller en el cual García Márquez empezó a decantar algunas de sus obsesiones temáticas. Por ejemplo, lo real maravilloso, la soledad del poder, las nostalgias, las guerras civiles y los enigmas del destino.

En sus novelas y reportajes hay varias recurrencias comunes. El escritor, obviamente, le aportó mucho al periodista, tanto en su estética formal como en el hallazgo de los enfoques y las estructuras narrativas.

Lo adiestró en el uso de la sentencia reveladora y contundente, de la hipérbole extraordinaria; le enseñó a dosificar las cargas dramáticas, para que las narraciones resultaran más eficaces, le ayudó a descubrir el valor de la atemporalidad y la universalidad, dos de las virtudes superiores de su obra. Le sirvió para aprender a magnificar lo simple y hacer cotidiano lo grandioso.

García Márquez aprendió muy pronto que los datos básicos no cuentan toda la verdad: es necesario recrear la atmósfera, explorar la psiquis de los personajes, buscar el detalle asombroso. Ir, en suma, más allá de lo evidente.

Muchos ortodoxos reducen las calamidades al número de víctimas y a la cuantificación de los daños materiales: García Márquez incluye también los presagios de la gente, sus corazonadas, las rarezas del azar, la influencia del entorno, y suele ver los destinos en perspectiva, saltando hacia delante y hacia atrás, de modo que más que narrarnos un hecho lo que hace es mostrarnos un universo amplio, donde cada ser es importante en sí mismo y a través de sus relaciones con el resto del conjunto.

Por todo eso este libro es imperdible.

** ** **

SEMANA
Bogotá – Colombia
19 de enero de 2013

Gabo en La Habana

HACE 30 AÑOS. En medio de las tensas relaciones entre Colombia y Cuba, el evento político en enero de 1983 fue el encuentro que sostuvieron en La Habana diferentes personajes.

En medio de las tensas relaciones entre Colombia y Cuba, el evento político en enero de 1983 fue el encuentro que sostuvieron en La Habana el comandante Fidel Castro, Gabriel García Márquez, el expresidente Alfonso López Michelsen y un grupo de periodistas colombianos. La excusa de la visita fue la condecoración Félix Varela que el gobierno cubano le entregó al escritor por su vida literaria, pero entre tabaco, brandy y paseo en yate, Castro, López y Gabo lograron por muchas horas hablar de toda clase de temas.

El momento era difícil, ya que las relaciones entre los dos países estaban rotas, no solo por el incidente de la toma de la embajada de la República Dominicana en Bogotá, sino por el papel que jugó Colombia para evitar que Cuba llegara al Consejo de Seguridad de la ONU. Castro reveló que los guerrilleros del M-19 sí se habían entrenado en Cuba, pero que su país jamás había transportado armas hacia Colombia ni había participado de la toma.

En el encuentro, que tuvo a Gabo como facilitador, se habló de la situación de Centroamérica, sus economías; la decadencia imperialista y el bloqueo. Una de las frases finales de Castro fue: “Me da risa cuando dicen que exportamos revolución. Lo que se exporta en cierta medida es la tecnología. La revolución tiene que ser propia”. El polémico encuentro sirvió para abrir las puertas a la reconciliación entre

los dos países.

No hay comentarios: