23 de enero de 2016

MEMORABILIA GGM 839



EL HERALDO
Barranquilla- Colombia
23 de Enero de 2016

“Gabo no daba entrevistas,
pero cuando lo hacía,
 no ponía límites”:
 Xavi Ayén

Por: Redacción

El español fue el último que logró entrevistar al Nobel colombiano, y este le reveló que no escribiría más.

No se sabe cuál historia de las de Xavi Ayén es mejor que la anterior. Es que le tomó diez años escuchar relatos de otros y crear los suyos propios mientras desentrañaba los secretos del boom latinoamericano que puso a volar con las ventas a autores como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar y Carlos Fuentes.
 
El periodista español, el último en entrevistar a Gabo, recordará sus historias hoy, en La Cueva, durante la sesión en la que participa en el Carnaval de las Artes.


Ayén, durante su visita a este diario, en la tarde de ayer. Foto: Charlie Cordero

¿Qué tan difícil fue acceder a Gabo?
Llevaba mucho tiempo preparando mi libro Aquellos años del boom y había entrevistado a todo el mundo, menos a él. A Vargas Llosa, a todos sus familiares, a los familiares de Gabo. Había visto los archivos de la Universidad de Princeton, los archivos de Carmen Balcells... solo me faltaba Gabo. Yo tenía mucho trato con Balcells, su agente literaria. Un día le hice recordar a Balcells unas cosas que le hicieron llorar de emoción, porque era muy sentimental. Después de limpiarse las lágrimas, me dice: “con lo bien que me la has hecho pasar esta mañana, ¿qué podría yo hacer para compensarte?”, y yo le dije: “¡hombre, una entrevista con Gabo”. Como la pillé en ese momento emotivo, dijo: “pues ahora mismo lo llamo”.

¿Estaba en México?
Él estaba en San Antonio de los Baños, Cuba. Ella (Balcells) a Gabo lo tenía súper controlado, más que su esposa, sabía exactamente donde estaba. Ella no calculó la diferencia horaria y llamó a Cuba y lo despertó.   Él se enfadó mucho: “¡Qué vaina!, sabes que no doy entrevistas. Mira la hora que es. Estoy en la cama, te voy a colgar...”.

Ella dijo: “estás muy nervioso, pásame a Mercedes y se lo explico a ella”, y se la pasó. Le dijo a Mercedes: “aquí tengo a un amigo que un día entrevistará a Gabo. No sé cuándo será, pero ya lo hablaremos tú y yo”. Yo pensé: “están todos locos, no voy a conseguir nunca nada”.

¿Qué pasó después?
Pasaron los meses y el jueves antes de Navidad de 2005 –Navidad caía domingo– me llama Carmen Balcells y me dice: “¿qué haces este fin de semana?”. Y yo: “bueno, es Navidad, he quedado con mi familia”. Y me dice: “ah, entonces no quieres entrevistar a Gabo”. -¡Claro que quiero!

-Entonces cancela todo y te vas a México.

-¿Cómo que me voy a México?

-Sí, sí, te vas llevar mis regalos de Navidad y así seguro que te abre la puerta y, una vez dentro, empiezas a preguntarle.

¿Cómo le fue con Gabo?

Nos hicieron esperar más de una hora en un salón enorme. Pasamos temblando, sudados, en esta especie esta de rancho que tienen en México. Recuerdo esa escena, que es para mí como una película; yo caminando por ese pasillo viendo al fondo a Gabo, que se hacía el distraído, como si estuviera trabajando en el ordenador con las gafas. Una vez llegamos allá no hubo ningún problema. Nos dijo: “bueno, ya que está aquí, disparen”. Sabíamos que no le gustaba que se grabara nada, así que tomé notas.

Después, incluso por la tarde, cuando ya estaba en el hotel, me llamó y me dijo: “oye, es que eso que he contestado... se me ha ocurrido otra respuesta más bonita”. Por teléfono estuvimos media hora más. Él estuvo encantador como entrevistado. No daba entrevistas, pero cuando las daba, no ponía ningún límite. Nos hizo el regalo de declarar que había dejado de escribir.


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