EL PAIS
Cali –
Colombia
21 de
noviembre de 2015
Opinión
Las cartas de Gabo
Por
Patricia Lara
Para apreciar los tesoros del Harry Ransom
Center, archivo, biblioteca y museo de la Universidad de Texas (Austin) que
compró los papeles de García Márquez, habría que pasar años detallando sus 36
millones de manuscritos y su millón de libros raros, entre los que se destacan
la preciosa Biblia de Gutenberg, el Primer Folio de las obras de Shakespeare,
así como manuscritos de Lewis Carroll, Doris Lessing, James Joyce, William
Faulkner, D. H. Lawrence, Norman Mailer, Graham Greene, Edgar Allan Poe, Jorge
Luis Borges y Gabriel García Márquez, entre otros.
Es una alegría poder reencontrarse de nuevo
con la voz de Gabo, entrañable e inédita, pues muchos de esos papeles
conservados tan cuidadosamente en el Ransom Center y que están siendo
digitalizados para que el público los consulte en el futuro, son textos
desconocidos, como su novela inacabada En agosto nos vemos y muchas de sus
cartas personales.
Para ustedes, algunos párrafos de cartas que
él le enviara a su amigo del alma, el escritor barranquillero, Álvaro Cepeda
Samudio:
“Ahora, después de una jodida crisis que se
prolongó por un mes y que finalmente culminó esta semana, los jóvenes decentes
de Prensa Latina nos fuimos al carajo, con unas renuncias muy retóricas.
A pesar de que las vainas se veían venir en
grande, yo no creí que los acontecimientos se precipitaran tan atropelladamente
y creí que me quedaban aun algunos meses en Nueva York. Sin embargo, mi última
esperanza de quedarme aquí se desvaneció definitivamente esta noche, y el
primero de junio me voy a México, por camino carreteable, con el propósito de
atravesar el profundo y revuelto sur.
No sé, exactamente, qué voy a hacer, pero
estoy tratando de rescatar en Colombia algunos dólares, que espero me sirvan
para vivir un tiempo en México, mientras consigo trabajo. Quién sabe de qué
carajo, porque lo que es de periodismo ya me corté la coleta. Será de
intelectual”.
* * *
“El libro de cuentos sale en octubre, la
novela se empieza a negociar con el fondo, y dentro de unas semanas me darán,
como prueba, algunos mamotretos para adaptar al cine. Mi objetivo es que pegue
esto último, pues hechas las cuentas, con cuatro adaptaciones al año se vive
tranquilo.
Ya veremos. Periodismo, ni hablar. Más nunca.”
* * *
“Mano: Sólo hay algo peor que ser sapo y es
tener amigos sapos”.
* * *
“Desde que se me dio por ser escritor
compulsivo, ya no me acuerdo de los buenos compadres y eso es una vaina. Pero
aquí estoy, escribiendo un libro por la mañana y otro por la tarde. El de por
la mañana es el del dictador, que vino de las Américas más maduro pero también
más largo que nunca, y el de por la tarde es uno de cuentos que tenía ahí medio
perdidos, y que voy a publicar antes del verano. Yo por mi no publicaría un
carajo, pero Carmen Balcels se quiere comprar una casa en la playa, y ahora
anda por Caracas, México y Buenos Aires con un arcabuz de matar editores, para
venderles los cuentos”.
* * *
“Somos los escritores más famosos de aquí, no
por nuestros libros, sino porque todo el mundo considera como algo inverosímil
que alguien sea de ‘la tierra del caimán’”.
* * *
Telegrama de 21 de Noviembre del 69:
“Prefiero ningún candidato porque todos son
iguales godos peligrosos incapaces hacer revolución necesita país”.
* * *
“La única ciencia que existe en el mundo es la
poesía”.
COMENTARIOS
DEL EDITOR DEL BLOG
Patricia Lara, que redactó la columna de
arriba, es una reconocida columnista y escritora colombiana (Siembra vientos y recogerás tempestades,
Las mujeres en la guerra.) que en
vida de Gabriel García Márquez fue amiga cercana y socia del escritor. (Véase regalo de GGM para ella al final de
esta nota) Al parecer, por los temas tratados en su columna periodística,
ella tuvo acceso reciente a las cajas con la correspondencia del premio Nobel
colombiano en el archivo del Harry Ramson Center, sitio donde reposan los
documentos y manuscritos que le fueron comprados a los herederos del escritor a
finales de 2014. Entre las numerosa correspondencia que sostuvo García Márquez
con notables figuras del arte, la política y la literatura, Patricia escogió
para esta ocasión algunas de las cartas que le escribió el escritor de
Aracataca al escritor Álvaro Cepeda Samudio, el joven con quien Gabo mas congenió
a su llegada a Barranquilla en el año de 1949 procedente de Cartagena.
Vale la pena mencionar que dicha amistad fue forjada no solo por la afinidad de
sus edades y temperamentos caribes, sino fundamentalmente por sus intereses comunes
hacia la buena y novedosa literatura, amistad que solo se interrumpiría con el
lamentable fallecimiento de Cepeda en la ciudad de Nueva York el 12 de octubre
de 1.972.
Las cartas revelan el estado de ánimo de Gabo
a finales de los años 50 y principios de los sesenta. Por esa época Gabo andaba
por los 30 años de edad y estaba consolidando su posición frente a la
literatura y el periodismo. Por fortuna para sus lectores y admiradores, no
tomó partido por ninguno de los dos medios de expresión y comunicación y
continuó desarrollando su vocación en ambos frentes.
Cepeda, con contactos en el exterior que le permitían
a comienzos de los años cincuenta tener el privilegio de recibir frescas las últimas
publicaciones de los escritores de culto del momento, como Cortázar, Faulkner,
Kafka y Borges entre otros, fue uno de quienes se encargaron de orientar al
escritor en ciernes, facilitándole libros y periódicos que fueron fundamentales
en su formación literaria y periodística. Ambos dejaron fama de armar parrandas
y discusiones monumentales sobre cine, cuento y poesía en sus visitas a “La
Cueva”, lugar de reunión en ese entonces de varios intelectuales, que hoy perpetúa
el mismo ambiente en el mismo sitio en donde funcionó en aquella época.
Cepeda Samudio está mencionado en las páginas
de Cien años de soledad junto a sus
compañeros Germán Vargas, Alfonso Fuenmayor y el mismo Gabo en un párrafo en el
penúltimo capítulo del libro: “Aquel fatalismo enciclopédico fue el principio
de una gran amistad. Aureliano siguió reuniéndose todas las tardes con los
cuatro discutidores, que se llamaban Álvaro, German, Alfonso y Gabriel, los
primeros y últimos amigos que tuvo en la vida.”
Es importante resaltar que GGM , siempre tan
diplomático y tan cuidadoso con sus observaciones y consideraciones políticas,
deja traslucir en sus cartas el grueso calibre de los dramáticos episodios de
lucha de poderes que tenían lugar alrededor de Prensa Latina, refiriéndose a él
y Plinio Apuleyo Mendoza, entre otros, como “jóvenes decentes” (…uno supone que
los que se quedaron al comando de la agencia cubana de prensa, enviados y
orientados desde lo más alto del poder, eran entonces los indecentes ...).
Quien sabe cuántas más sorpresas nos esperan a
medida que se sigan abriendo las cajas con la correspondencia y papeles personales
del Nobel colombiano.
Servilleta
que le regaló Gabo a Patricia Lara “para que la vendiera si algún día tenía apremios
económicos.
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