27 de octubre de 2015

MEMORABILIA GGM 828



MEMORABILIA GGM
Cali – Colombia
27 de octubre de 2015

MEMORABILIA GGM 
en el Harry Ransom Center 
de la Universidad de Texas

Por Fernando Jaramillo

Mañana cuando se abra en la Universidad de Texas el archivo total de la colección de artículos de Gabriel García Márquez, va a estar a disposición del público un ejemplar de La novelería por el novelista nobelado, el volumen número 2 de la colección MEMORABILIA GGM.

El ejemplar es, seguramente, aquel que envié en su momento al escritor colombiano, porteado con estampillas que llevaban su propia imagen, y con una dedicatoria que años más tarde me aplaudió Mercedes Barcha de García en su apartamento de Cartagena, el dia que conocí a los Gabos: “Para el más grande de los escritores, del más pequeño de su editores”.

A todos los suscriptores que tuvieron la amabilidad de adquirir un ejemplar de La novelería por el novelista nobelado, mis congratulaciones pues el ejemplar está tomando el camino de los mitos literarios en la caja número 53.1 del Harry Ransom Center de la Universidad de Texas.

El archivo lo muestra el índice publicado en este enlace www.hrc.utexas.edu

Así se ve en  la página: 

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EL ESPECTADOR
Bogotá – Colombia
24 de octubre de 2015

Punto a Punto

Gabo de colección

Entre las curiosidades que desde esta semana pudieron ver quienes fueron a la apertura del archivo sobre Gabriel García Márquez en la biblioteca del Harry Ransom Center, en Austin, Texas, estaban los nueve pasaportes que usó entre 1955 y 1991 con sellos de los cinco continentes. Están junto a los miles y miles de millas que acumuló como viajero frecuente de Aeroméxico, Mexicana, Air France, Avianca, Iberia y United. Están empezando a clasificar las cartas que le escribían desde Fidel Castro, Marlon Brando, Indira Gandhi, Yoko Ono y los grandes escritores contemporáneos, hasta personajes colombianos como Belisario Betancur, Álvaro Gómez, Andrés Pastrana, Alfonso López Michelsen y Carlos Pizarro León-Gómez.

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EL TIEMPO
Bogotá - Colombia
25 de octubre de 2015


'Encontrarse con el archivo
de Gabo es iniciar una conversación'
El personal del Ransom Center explicó los procesos para la
conservación y preservación del material.

Por: Gabriela Polit Dueñas
* Profesora de Literatura Latinoamericana
de la Universidad de Texas en Austin

En las palabras de bienvenida que dio Stephen Enniss, director del Ransom Center, para recibir a la prensa con el motivo de la apertura del archivo de Gabriel García Márquez, mencionó que cuando la peste de la pérdida de memoria azotó a Macondo, sus habitantes empezaron a poner papelitos en los objetos para recordarlos. Los letreros servían para distinguir cosas de animales y ayudaban a la gente a seguir viviendo.

La alusión a este pasaje de la novela fue una bella metáfora con la que Enniss invitó a los periodistas a ver por dentro el trabajo de los bibliotecarios. ¿En qué consiste el oficio de poner membretes a los objetos, si no es evitar que los olvidemos? Pero la memoria es voluntad y esto la convierte en un arduo oficio. (Lea también: Abren el archivo personal de Gabo en la Universidad de Texas)

Ese fue el tema de la reunión del miércoles pasado: el personal del Ransom Center dio un tour a los periodistas y explicó los procesos para la conservación y la preservación del material, los criterios que se usaron para su catalogación, la manera en que el público tendrá acceso físico a este archivo y en un futuro quizá no muy lejano, también acceso a su versión digital.

 De la colección adquirida por la Universidad de Texas hacen parte 78 cajas de documentos.
Foto: Archivo particular

Aunque todos somos cómplices de una gran mentira, la repetimos porque es la manera de nombrar y dar límites a lo que no tiene: el legado de García Márquez está en 78 cajas de documentos, 15 cajas de tamaño grande (9,85 metros lineales) y 3 carpetas de gran tamaño. Los documentos incluyen borradores originales de obras publicadas e inéditas. Entre estas últimas está la novela En agosto nos vemos, que tiene cinco versiones, la última ya se la había mandado a su editora en Barcelona, Carmen Balcells, en el 2004. Está también el material de investigación, el más extenso en esta área es el soporte para la escritura de El general en su laberinto, y se incluyen además los libros que García Márquez leyó y que tienen apuntes y anotaciones en los márgenes.

La mayor parte de los papeles son de los años posteriores a la publicación de Cien años de soledad, lo que deja entrever que en ese momento García Márquez se dio cuenta del valor que podían tener sus manuscritos, su correspondencia y hasta sus papeles personales. Según Daniela Lozano, que fue encargada de la catalogación del material, lo pudieron hacer rápido, porque casi todo estaba organizado, ya sea por temas o fechas. Lo que también indica que el material fue cuidadosamente seleccionado. (Vea también: 'Hoy quiero decirle a Gabo que hay buenas noticias': Felipe González)

La novela que más versiones tiene en el archivo es Memoria de mis putas tristes, existen diez versiones y las pruebas de impresión. Hay además, álbumes de fotografías, algunos íntimos y otros con personajes importantes. También están obras de teatro, guiones que no llegaron a filmarse, correspondencia con cineastas, premios, documentos relacionados con la revista Cambio y documentos legales. Muchos de estos papeles muestran su preocupación por la paz en Colombia, por escribir literatura infantil y su correspondencia con personajes importantes, que son huellas de la vitalidad con la que se preocupó del mundo. Entre ellos, está Salman Rushdie, quien dará el discurso inicial en el evento con el que se celebra la apertura del archivo, la próxima semana en la Universidad de Texas.

Una mirada detenida que va más allá de la lista de contenidos nos permite ver en los manuscritos algo de lo que hablan con admiración sus amigos: es la manía de corregir con dos colores, rojo y verde (o azul). Investigadores preocupados por lo que se puede descifrar de la escritura tendrán varias maneras de interpretar el trazo de los colores y las búsquedas de la palabra precisa en cada tachadura. Esto ya es parte del tema con el que terminó el recorrido en el Ransom Center ese día, un diálogo entre académicos de la universidad y los periodistas que querían saber lo que guarda el archivo.

En esa sobria sala de lectura se exhibían manuscritos de El amor en los tiempos del cólera, una carta para Plinio Apuleyo Mendoza en la que García Márquez le confiesa que está cansado de la escritura de ese “mamotreto”, como se refiere a Cien años de soledad, algunas fotos de su infancia y otras con Mercedes, su esposa. Entre las preguntas que circularon estaban las del gran hallazgo, las que buscaban el momento de la sorpresa, la primicia que daría la mención del objeto único, invaluable, el secreto que todos atribuimos a un archivo. Los periodistas no sabían a quién de nosotros abordar primero, dudaban y, a ojo de buen cubero, trataban de saber cuál de nosotros tendría la respuesta que hiciera la mejor nota para su diario. No sabían ellos que también serían narrados, no sospechaban que la académica que respondía buscaba en sus preguntas la complicidad de la sorpresa, de la alegría de juntarse para celebrar la apertura del archivo de un contador de historias. (Lea aquí: La biblioteca personal de Gabo recorrerá las calles de Cartagena)

Algunas preguntas se referían al archivo como al baúl de un antepasado en el que algún objeto antiguo quizá pudiera devolver el sentido del presente. Otras eran más técnicas. Pero pocas fueron las que abordaron el tema del archivo como el de una relación. Encontrarse con el archivo es iniciar una conversación, es un proceso en el que no puede haber un hallazgo individual. Es un diálogo, o quizá, una manera de entrevistar, pero en este caso, la entrevista se lleva a cabo en silencio.

“¿Qué es lo que esperas de este archivo?”, me preguntó un periodista joven. “Tiempo”, le contesté. Me miró desconcertado. Entonces, volví al ejemplo de Macondo y le expliqué que el remedio que usaron los habitantes de Macondo para contrarrestar su falta de memoria dejó de funcionar cuando se olvidaron de leer. Entonces, objetos y papeles dejaron de tener sentido. Ahora, necesitamos tiempo para leer.

Correspondencia excepcional

“(...) no encuentro cómo empezar esta carta, pues en realidad la tuya debía habértela enviado yo hace muchos años, cuando eras un fantasma errante y perseguido por medio mundo, y yo uno más de los incontables lectores ansiosos por tu suerte”. Este fragmento de una misiva de García Márquez a Salman Rushdie es apenas una de las más de 2.000 piezas de correspondencia que tiene la colección, que incluye destinatarios como los entonces presidentes de Estados Unidos Jimmy Carter y Bill Clinton, personajes de la política internacional como Kofi Annan, Fidel Castro, Indira Gandhi, Felipe González, Václav Havel, el rey Juan Carlos I, Henry Kissinger o François Mitterrand; del cine, como Marlon Brando, Francis Ford Coppola, Jane Fonda, Akira Kurosawa, Sean Penn o Ettore Scola; de las letras, como Julio Cortázar, Eduardo Galeano, Carlos Fuentes, Günter Grass, Milan Kundera o Gay Talese; de la música, como Pablo Milanés, Yoko Ono o Joaquín Sabina, así como su madre, sus hermanos y otros 600 nombres e instituciones.

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EL TIEMPO
Bogotá - Colombia
25 de octubre de 2015

El opulento contenido de
la colección de García Márquez
La secretaria del escritor, Mónica Alonso, tenía una pilas
organizadas de los manuscritos.

Por:  EL TIEMPO
*Reportería de Julio César Guzmán 

Gonzalo, Mercedes, Gabo y Rodrigo, en una de las fotos familiares del archivo, incluidas en un video de presentación. Foto: Archivo particular

Con la instauración del archivo de Gabriel García Márquez, Gabo es ahora parte de la historia (...). Como un personaje de una de sus novelas, ha entrado en un lugar sin tiempo”. Estas palabras de Stephen Enniss, director del Ransom Center, encabezan el catálogo de la colección, que se entregó a la prensa el miércoles pasado, en Austin (Texas). (Lea también: Abren el archivo personal de Gabo en la Universidad de Texas)

Y es una descripción acertada del significado de este archivo, para cuya inauguración fue instalado un busto en bronce de Gabo a la entrada, justo en medio de los de Jean Cocteau y James Joyce: en el olimpo de los grandes de la literatura. (Vea aquí: Escultura inspirada en Gabo adornará el parque de los Periodistas)

Uno de los responsables de esta adquisición fue el profesor mexicano José Montelongo, quien fue invitado a acompañar a Enniss a mediados del año pasado a echar un ojo al archivo, en Ciudad de México, “si no estaba muy ocupado”. Obviamente, Montelongo dejó todo lo que estaba haciendo y viajó a encontrarse con el ansiado tesoro: “La colección no estaba en un estado caótico, ni mucho menos, porque la secretaria de García Márquez tenía distintos apartados, como una pila con unos manuscritos aquí y otra pila por allá”.

Luego de esa visita, la universidad pagó 2,2 millones de dólares por esos materiales, aunque todos los derechos intelectuales siguen siendo de sus herederos.

Un listado parcial de objetos incluye manuscritos originales de diez libros suyos, la mayoría de los cuales están en español, desde Cien años de soledad hasta Memoria de mis putas tristes; más de 2.000 piezas de correspondencia, borradores de su discurso de agradecimiento para el premio Nobel en 1982, 43 álbumes de fotos que documentan todos los aspectos de su vida durante casi nueve décadas, documentos profesionales como contratos, papeles financieros y legales, las máquinas de escribir Smith Corona y los computadores en los cuales escribió algunas de las obras más queridas del siglo veinte; así como álbumes de recortes de periódicos de América Latina y de todo el mundo que registran su carrera como escritor.

Para Montelongo, lo más sorprendente de la colección es que muestra un lado humano, falible, mortal, de un escritor inmortal: “Resulta que se parecía más a ti y a mí de lo que hubiéramos podido pensar. Batallaba con sus textos, se arrepentía, tachaba, desechaba páginas, reescribía cuatro veces el mismo fragmento, y al final decidía que tampoco servía”.

En este proceso, una de las heroínas es la secretaria del escritor, Mónica Alonso, que permitió, para la posteridad, recuperar los cambios en los textos. “García Márquez solía imprimir en la tarde lo que había escrito por la mañana y se lo pasaba a su secretaria, que capturaba las correcciones y le entregaba una nueva impresión. Y luego ella seguía guardando muchas de estas versiones. Creo que esta manera de trabajar ayuda a evitar el problema que podrán tener los archivos de los escritores del siglo XXI, y es que, como usted y yo, que escribimos muchas veces sobre el computador, esas correcciones no quedan en ninguna parte. Se irán perdiendo, a menos que usted guarde archivos que sean versión 1, versión 2...”.

Entre otros escritores laureados con el Premio Nobel que hacen parte de las colecciones del Ransom Center se encuentran Samuel Beckett, J. M. Coetzee, T. S. Eliot, Ernest Hemingway, Doris Lessing, George Bernard Shaw, Isaac Bashevis Singer, John Steinbeck y W. B. Yeats.

Un evento de lujo

El próximo miércoles, las palabras de Salman Rushdie darán inicio al simposio ‘Gabriel García Márquez: su vida y su legado’, allí en la Universidad de Texas en Austin. Serán tres días de charlas sobre el escritor, en sus facetas como contador de historias, su importancia global, el archivo que compró la Universidad de Texas, su trayectoria como guionista y cineasta, los mundos políticos que vivió y su entorno periodístico.

Sobre este último tema, uno de los invitados colombianos es Alberto Salcedo Ramos, quien prevé así su participación: “Voy a hablar de los vasos comunicantes entre la obra de ficción y la de no ficción en García Márquez. Voy a explorar la forma en que el periodista alimentó al novelista y viceversa, voy a mirar algunos códigos que pasan casi intactos de un lugar a otro. Gabo fue un escritor anfibio: podía vivir en las aguas de la ficción sin ahogarse o en la tierra firme del periodismo sin sucumbir a la sequía”.

La conferencia de cierre estará a cargo de la escritora y amiga de Gabo Elena Poniatowska, y por Colombia también hablarán Piedad Bonnett, Santiago Gamboa, Jaime Abello, Darío Arizmendi, la ministra de Cultura, Mariana Garcés, y Rodrigo García Barcha, hijo del nobel colombiano, en un panel sobre cine.

Desde hace meses están agotadas las inscripciones al simposio, pero se podrá ver por internet en el enlace www.hrc.utexas.edu.







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