6 de mayo de 2015

MEMORABILIA GGM 810



Ñ Revista de Cultura
Buenos Aires – Argentina
5 de mayo de 2015

Feria del Libro de Buenos Aires

García Márquez “volvió” a
Buenos Aires hecho vallenato
Una mesa de lujo homenajeó al autor de “Cien años de soledad”
con recuerdos, anécdotas y música.

Por Susana Reinoso

 
Gabo dijo presente. Ezequiel Martínez, Gloria Rodrigué, Jorge Franco y Jaime Abello Banfi.

Todo comenzó con “La diosa coronada”, el vallenato predilecto de Gabriel García Márquez. Paíto y los Gaiteros de Punta Brava despuntaron la música en la Sala José Hernández de la Feria del Libro, durante el homenaje “Gabo vuelve a Buenos Aires”, una ironía alusiva a un regreso que jamás se produjo, pues el autor de Cien años de soledad sólo estuvo aquí la vez de su consagración, en 1967. Al cumplirse un año de su muerte, la presencia del ausente cobró fuerza en los recuerdos posteriores de Jaime Abello Banfi, director ejecutivo de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) que “Gabo” fundó junto a otros maestros de periodistas como Tomás Eloy Martínez; el novelista Jorge Franco, por quien el autor de El otoño del patriarca tenía gran cariño; la editora Gloria Rodrigué, ex dueña de Sudamericana, el sello que catapultó a García Márquez a la fama, y Ezequiel Martínez, presidente de la Fundación TEM y editor adjunto de la revista Ñ.

Gloria Rodrigué recordó dos cartas entre Paco Porrúa –el fallecido editor de Sudamericana que descubrió el genio de Gabo– y el narrador colombiano. En 1967 Porrúa se deslumbró con la lectura de Cien años… y enseguida compartió su descubrimiento con Tomás Eloy Martínez, quien como jefe de redacción de la revista Primera Plana, definió como “la gran novela de América” a la obra cumbre garciamarqueana en su portada.

Rodrigué comentó que la portada inicial de Cien años de soledad – un barco en medio de la selva– fue diseñada de apuro (para una tirada de 8.000 ejemplares que se agotó en 15 días), pues la que Gabo quería no alcanzó a llegar de Colombia: era la tapa de las estampillas en azul y blanco que sí fue a partir de la segunda edición. Abello Banfi contó que Gabo “además de novelista y periodista fue un gran emprendedor”. Uno de sus sueños era tener su propio diario, que se llamaría “El Otro”. Y con ese espíritu juguetón que lo caracterizaba decía que el título tenía su vuelta: “Cuando la gente fuera a comprar el periódico y le preguntaran si llevaría El Tiempo, ellos responderán ‘No, El Otro’”.

Jorge Franco habló con humildad de su acercamiento a Gabo desde su lugar de lector, “cuando en la escuela nos daban textos de novelistas, los libros de García Márquez representaban un universo totalmente diferente y la potencia del lenguaje era deslumbrante”, dijo. García Márquez estaba leyendo Paraíso Travel, la tercera novela de Franco. Entonces, quiso conocer al autor. “No dormí ni comí por dos días. El hielo se rompió cuando al darle la mano, él me jaló con fuerza y me dio un abrazo”.

También Ezequiel Martínez contó anécdotas que su padre atesoraba sobre el autor de La Hojarasca, así como que la primera reseña sobre Cien años de soledad fue escrita por Tomás Eloy Martínez, su padre. “Gabo ya no es colombiano, sino de todos nosotros”, dijo el periodista. Y aún hubo un recuerdo de Abello Banfi para Gabo y Buenos Aires: “Tanto como había vivido la felicidad en esta ciudad, también conoció la frustración. Cuando en 1950 mandó el original de La Hojarasca a Losada recibió un rotundo rechazo de Guillermo de Torre (esposo de Norah Borges). Fue un golpe devastador por un tiempo”. El editor le aconsejó no dedicarse a la literatura.

Al final Paíto y sus gaiteros volvieron a colmar de música la sala. Un homenaje que hubiera hecho feliz a García Márquez, tanto como al ex presidente Ernesto Samper que, entre otros, acompañaron entusiasmados los vallenatos.

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Telemundo 47
Fort Lee, NJ – USA
6 de mayo de 2015

Noticias

Archivo de Gabo abrirá
al público en octubre
El archivo, que la Universidad de Texas compró a la familia del novel por 2.2 millones de dólares, contiene varios manuscritos, unas 2,000 cartas, 40 álbumes de fotos e innumerables notas y apuntes, además de otros objetos.

Por EFE

Bogotá - Los manuscritos, miles de cartas, fotografías e innumerables notas y apuntes del nobel colombiano Gabriel García Márquez que adquirió el Centro Harry Ransom de la Universidad de Texas en Austin serán abiertos al público el próximo octubre, se anunció.

La sorpresa la dio José Montelongo, bibliotecario de la Colección Latinoamericana Benson que participó en el proceso de adquisición del archivo personal del nobel, este domingo durante una charla en la Feria del Libro de Bogotá.
 
Los documentos del escritor colombiano engrosan la colección única de fondos del Centro Harry Ransom, donde ya figura material de clásicos como Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Virginia Woolf o William Faulkner.

Allí, confirmó que en octubre se realizará el evento de apertura al público del archivo de García Márquez, fallecido el 17 de abril de 2014 en México a los 87 años.

"Vamos a abrir al público con un simposio en el que periodistas, escritores y académicos discutirán las distintas facetas de García Márquez como periodista, guionista y escritor. Será un gran homenaje a su vida y obra", dijo Montelongo ante 180 impactados asistentes.

El archivo, que la Universidad de Texas compró a la familia del novel por 2.2 millones de dólares, contiene varios manuscritos, unas 2,000 cartas, 40 álbumes de fotos e innumerables notas y apuntes, además de otros objetos.

Una de las joyas que figuran en el lote es el documento definitivo de su obra cumbre, "Cien años de soledad", que el García Márquez entregó a la imprenta en 1967, además de uno de los pocos manuscritos que existen de "En agosto nos vemos", su novela inédita.

Desde que se anunció la compra a finales del pasado noviembre, personal del Centro Harry Ransom ha catalogado los documentos con el objetivo de tenerlos listos a finales de 2015 para celebrar un simposio que, a juzgar por las declaraciones de Montelongo, ya tiene fecha aproximada.

No obstante, los investigadores continúan "escudriñando" archivos en dos ordenadores del nobel que podrían revelar importantes detalles sobre su construcción literaria, por lo que Montelongo asegura que "aún hay mucho por encontrar".

Las tareas de "geología del proceso creativo de García Márquez" que se desarrollan en Austin han generado hasta el momento algunos hallazgos superficiales que emocionan a este experto.

Por ejemplo, "una carta escrita a un amigo -quizás a Álvaro Cepeda Zamudio- en la que le decía que estaba escribiendo unos cuentos para niños, no destinados a la publicación, sino como un ejercicio para tratar de 'sacudirse' la atmósfera, la cadencia y el mundo de Macondo y 'Cien años de soledad".

Los textos se transformaron años más tarde en "La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada".

Todos los manuscritos del archivo estarán disponibles para consulta personal en la Universidad de Texas a partir de octubre, en tanto que en 2016 se iniciará el proceso de digitalización para abrir al público todos los documentos, exceptuando la obra inédita "En agosto nos vemos".

A la charla en Bogotá también asistió Gabriela Polit, profesora de literatura latinoamericana en la Universidad de Texas, quien explicó que la familia de nobel decidió que el archivo se quedara en Austin "con la anuencia de García Márquez", aún vivo cuando se produjeron los primeros acercamientos entre las partes.

Los documentos del escritor colombiano engrosan la colección única de fondos del Centro Harry Ransom, donde ya figura material de clásicos como Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Virginia Woolf o William Faulkner.

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EL PAIS
Cali – Colombia
Mayo 6 de 2015

Opinión

Robar un libro

Por Santiago Gamboa

Por desgracia, la Feria del Libro de Bogotá dedicada a Macondo tuvo uno de esos feos lunares que, de tanto en tanto, nuestro malhadado país se encarga de poner sobre las superficies más tersas y bellas: la historia es que fue robado un ejemplar de la primera edición de Cien años de soledad que estaba en exposición, dedicada por García Márquez a su propietario, el librero y bibliófilo Álvaro Castillo. La noticia me conmueve, pues conozco a Álvaro hace al menos 20 años y sé de su pasión por las primeras ediciones, y porque él mismo, el primer día que fui al pabellón, me mostró su
colección de ediciones de García Márquez, siendo Cien años la verdadera joya de la corona.
La pregunta es: ¿quién roba un libro tan valioso? Me parece que puede muy bien ser un caso para Sherlock Holmes o Hercules Poirot. Puede incluso que para el inspector Maigret. O para los tres. Me resisto a creer que un simple caco de los que van a la Feria del Libro a robar ejemplares nuevos
para revenderlos. Estos personajes no tienen el conocimiento como para decir, caramba, me voy a llevar ese que vale más, pues el aspecto viejo del libro les haría pensar que vale poco en comparación con uno nuevo, y que de tener algún valor sería complicado encontrar los canales de venta.
Si dejamos de lado esos cacos ocasionales, entonces tenemos que subir un escalón y pensar en alguien que sí sabía del valor y por eso lo robó, tal vez con la idea de sacarlo del país y subastarlo en México o España, o incluso en Estados Unidos. Una idea que en principio podría ser pasable, excepto por el hecho de que, al ser algo tan valioso, es fácil imaginar que habría una denuncia posterior, lo que impediría venderlo dentro o fuera del país. Queda una tercera opción y es que quien lo robó ya sabía a quién debía entregarlo. En otras palabras: un robo ordenado y planificado. Esta tesis se refuerza con el hecho de que el libro estaba muy protegido, es decir que quien lo robó debió estudiar primero el lugar, los horarios, las posibles salidas en caso de ser sorprendido. Las vías de escape. Esa persona rondó la vitrina durante días, estudió sus puntos débiles, analizó en qué momento la seguridad era menor y, cuando todo estuvo a punto, lanzó el operativo, al estilo de las estatuillas robadas por Arsenio Lupin o las joyas de los filmes de Peter Sellers.




Portada de la primera edición de Cien años de soledad.
Igual a la robada en la Feria del libro de Bogotá

Si aceptamos esta hipótesis, el paso siguiente es imaginar quién podría querer tanto una primera
edición de García Márquez. Bueno, aquí podríamos ser sospechosos muchos autores. Sé de la pasión bibliófila de colegas como Héctor Abad o Juan Gabriel Vásquez, incluso yo mismo, pero por eso somos amigos de Álvaro desde hace años y cada vez que él consigue algo que cree que nos interesa lo primero que hace es llamarnos. Y esto nos exculpa. Mis sospechas de detective dejan también por fuera a sus colegas libreros, pues por mucha sangre fría sabrían del escándalo y de la dificultad de venderlo.

Queda entonces la hipótesis de que alguien contrató a un caco especializado y le pidió que lo robara. Ese misterioso comprador tendrá ahora, en una vitrina ante sus ojos, la anhelada edición, la que sólo podrá apreciar en silencio, a escondidas de todos. Algo que hará en secreto hasta el momento en que, así lo espero, su conciencia de lector lo obligue a ponerlo en un sobre y, de forma anónima, devolverlo a su verdadero propietario.

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REPORTEROS ASOCIADOS
Armenia - Colombia
6 de Mayo de 2015

Noticias

Voces Quindianas en la Filbo


Por: Carlos Alberto Villegas Uribe

Jaime Lopera y Plinio Apuleyo Mendoza Fotos FILBO 2015

En medio de las mariposas amarillas que volaron en la Feria Internacional del Libro de Bogotá para revitalizar la presencia de Gabriel García Márquez en la litaratura universal, se hicieron escuchar varias voces del arte y las literaturas quindianas.

Nos referimos aquí al escritor e historiador quindiano Jaime Lopera quien en compañía de Plinio Apuleyo Mendoza deleitaron en la sala José Asunción Silva a un público cercano a los 800 espectadores con las anécdotas sobre la actividad de Gabito en la agencia cubana Prensa Latina.
 

Jaime Lopera
 en la Filbo. 2015. Foto Filbo.

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