28 de octubre de 2013

MEMORABILIA GGM 700


EL HERALDO
Barranquilla – Colombia
1987
Rosi logró lo imposible:
volver aburrido a Gabito


Por Ernesto McCausland Sojo

Texto publicado en: 1987

Con su famosa película Crónica de una muerte anunciada, el director Francesco Rosi consiguió algo que parecía imposible.

El afamado realizador convirtió el apasionante relato de Gabriel García Márquez en una obra aburridísima. Así lo comprobaron unas mil personas que asistieron el viernes por la noche al estreno de la película en Colombia, país donde fue rodada en medio de una avalancha publicitaria. Ese relato alucinante de García Márquez, quien con esta obra había logrado la proeza de revelar en el primer párrafo lo que iba a suceder y sin embargo logró cautivar la atención del lector hasta su mismo final, quedó convertido en un insoportable melodrama de dos horas y quince minutos.

 
Y lo peor de todo es que Rosi le puso algo de su propia cosecha para darle a la obra un final de telenovela venezolana, con Bayardo San Román y Ángela Vicario juntos en una conclusión descabellada y por lo demás irrelevante con la obra de nuestro Premio Nobel de Literatura.

Y mucho peor aún, Rosi omitió uno de los aspectos más importantes de la obra: la evidencia que nos aporta García Márquez de que Santiago Nasar se burlaba frecuentemente de Ángela Vicario, cuando le decía a su primo Bedoya, para referirse a ella: “Tu prima la boba”.

En la novela de García Márquez ella sabía que Santiago se refería a ella en esos términos y una de las dudas que quedan flotando en el ambiente de la obra es la de la posibilidad de que Ángela Vicario hubiera acusado a Santiago Nasar sólo para vengarse de su burla frecuente.

De un machetazo y sin contemplación, Rosi acabó con esta encantadora duda, mostrando más bien que Santiago Nasar y Ornella Muti ni siquiera se conocían.


Los mil espectadores del viernes presenciaron asombrados, en medio de una ola de bostezos que se alcanzaban a escuchar en la oscuridad del teatro, una película muy diferente a la obra que la inspiró.

Esta “Crónica” pareció más bien una versión telenovelada para Venevisión”, la cadena venezolana que se encarga de perpetrar todos esos dramas cursis que los colombianos tenemos que tallarnos al mediodía.

Aunque la película tuvo también algunas escenas que lo llevaban a pensar a uno si no estaría más bien en un episodio de la serie “Especiales de la National Geographic”.

En efecto, porque uno no atina a explicarse cuál fue la intención de Rosi, por ejemplo, con aquel paseo maratónico de Ángela Vicario y Bayardo San Román por el río, dándole excesivo tiempo a las imágenes de los animales de la ribera.

Si su intención era mostrar las bellezas naturales de nuestra región costeña, los espectadores hubiéramos preferido perdernos en la película y vernos uno de esos programas ecológicos de Telecaribe.

¿En qué falló Rosi? En muchas cosas.

Primero que todo, el director seleccionó muy mal a su personal de trabajo. La falla principal estuvo en el actor británico Rupert Everett, quien había tenido críticas favorables en películas  anteriores. Rupert Everett representó a Bayardo San Román, el enigmático extranjero que se casó con Ángela Vicario y la devolvió porque no era virgen.

Con su pinta netamente londinense, Everett asesinó prácticamente al personaje, acabando con todos esos encantos de que Gabo lo dotó en su obra. Everett fue más bien un filipichín sin ninguna fuerza interpretativa, sumamente distanciado de aquel Bayardo San Román misterioso y sólido que Gabo describe.

En cuanto al protagonista Anthony Delon, pues se puede decir que con él trató de crearse la imagen de un galán muy diferente a la concepción que le había dado Gabo, quien lo concibió más bien como un hombre común y corriente, sin muchas ínfulas de grandeza y con el encanto natural de los hombres simples.

Tal vez lo único que vale la pena destacar en cuanto al reparto es la actuación de Ornella Muti, quien representó a una Ángela Vicario de características muy similares al personaje descrito por Gabo.

Es posible que la principal equivocación de Rosi con la obra de Gabo haya sido la forma narrativa de esta historia. Gabo la narró con pronunciados cambios en los tiempos de la obra. Comenzó hablando del “día en que iban a matar a Santiago Nasar” y de allí jugando con los tiempos, intercambiando el pasado con el presente en una alucinante narración. Rosi trató de hacer lo mismo, pero le invirtió todos los tiempos a la obra y jamás logró el dramatismo que logró Gabo en el transcurso de la Crónica.

Cuando Gabo llega a la escena del crimen, el lector está comprometido con la expectativa de tal manera que no puede soltar el libro. Cuando Rosi llega al momento del crimen, ya uno está como por el décimo bostezo y la escena no logra evitar el undécimo. Rosi jamás logra captar plenamente la atención del público sobre la película, porque las escenas no tienen ninguna fuerza y casi siempre se cumplen en el momento que nadie desea verlas. Un ejemplo: el asesinato de Santiago Nasar. Otro ejemplo: la escena en que Bayardo se entera de que su esposa no es virgen.

Tal vez la única escena que se salva es la del momento en que Ángela Vicario dice que “su autor” fue Santiago Nasar, la cual se desarrolla en medio de una tremenda fuerza dramática. Lo más deprimente de todo es que Rosi se concentra en unas escenas larguísimas, como la del paseo por el río, donde el espectador está ahí sentado en su butaca, viendo pájaros e iguanas, o simplemente presenciando a un personaje que camina lentamente por el pueblo.

Es muy posible que a la hora de llevar una obra de Gabo a la pantalla, un director se encuentra con una amplia gama de problemas. El principal de ellos es la ausencia de diálogos en las obras de García Márquez, quien se limita más bien a narrarlas con su propio estilo y a rematar con frases cortas entrecomilladas. Es por eso que en la película vemos escenas cortísimas, donde los mejores pasajes se desenlazan velozmente con una frase contundente.

Eso en literatura es hermoso.

Pero en el cine, mata.

Rosi optó más bien por crear un personaje de su propia cosecha, representado por Gian María Volonté, quien hace el papel de uno de los amigos de Santiago Nasar que regresa al pueblo mucho tiempo después del crimen y comienza a revivir los recuerdos. De allí se va desenvolviendo esa torpe historia, que nos podría estar demostrando que nuestro Nobel es imposible de llevar al cine.

A esto se suman otros problemas menores, como por ejemplo el pésimo maquillaje de Ornella Muti cuando ella supuestamente envejece y se le notan a leguas que las marcas de arrugas no son más que pinceladas en la cara. También hay un pésimo manejo de los extras momposinos, los cuales en las diferentes escenas parecen una cuadrilla de reses domadas y jamás logran dar esa apariencia de multitudes al natural.

En síntesis, y después de tanto alboroto, la famosa Crónica, versión cinematográfica, resultó siendo un bodrio kilométrico y pasivo, que más bien desdibuja la obra de García Márquez. El asesinato de Santiago Nasar no fue el único. También hubo otro asesinato casi tan lamentable: el que cometió Francesco Rosi con la obra de Gabo.
 

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