MEMORABILIA GGM 557
Un texto de GGM para coleccionistas
VOZ Proletaria
Bogotá – Colombia
Febrero de 2012
El muro que nunca cayó
Gabriel García Márquez
La existencia de Gilberto Vieira resume el paso de las ideas
comunistas por la historia de Colombia. Su historia es la historia del Partido
Comunista Colombiano. Porque a él estuvo unido desde su adolescencia hasta su
muerte. Gilberto Vieira White nació el5 de abril de 1911 y murió el pasado 10
de marzo (2000), ochenta y nueve años dedicados a las ideas izquierdistas.
Comunista convencido desde su juventud, Vieira fue un fogoso
defensor de las causas del proletariado. Por cuenta de sus ideales se ganó
problemas de toda índole: desde la expulsión del colegio donde estudiaba el
bachillerato hasta estar a punto de ser fusilado. Ingresó en la Universidad del Cauca,
pero no avanzó mucho en sus estudios debido a una fuerte razón, se le atravesó
en su vida lo que terminó siendo su gran causa: el Partido Comunista (PC), que
nació en los años treinta. En 1947 asumió la secretaría general del movimiento
y en ella estuvo hasta 1991, cuando se retiró de la política activa.
"Tengo la bicoca de 80 años, es tiempo de dejarles el camino a los
jóvenes", dijo en aquel momento.
GGM y Vieira
Ya para entonces había recorrido un largo camino: fue
concejero municipal de Bogotá, representante a la Cámara por Cundinamarca,
miembro de varios concejos de diversos pueblos y ciudades, director del Diario
Popular, que antecedió a VOZ proletaria. Fue uno de los fundadores de la Central de Trabajadores de
Colombia, CTC, y representó al PC en congresos comunistas realizados en Rusia,
Checoslovaquia y Bulgaria, entre otros países. Nunca aspiró a la Presidencia de la República. Según
dice su hija, Constanza Vieira, no lo hizo porque era un "político
zorro". "Mi padre sabía que si se lanzaba perdía, y él no era un
perdedor". Por eso decidió más bien impulsar figuras como Jaime Pardo
Leal, Bernardo Jaramillo Ossa y José Antequera, todos asesinados en medio de la
guerra sucia que se desencadenó contra la Unión Patriótica
y que Vieira siempre denunció con vehemencia.
Pero ni en las épocas más duras de controversia política,
Gilberto Vieira abandonó sus convicciones. Pasó momentos difíciles, como cuando
tuvo que ir a la clandestinidad por cuenta de la persecución vivida durante la
hegemonía conservadora y la dictadura militar, tiempo en el que el comunismo
fue declarado ilegal. Años después también recibió amenazas y aunque muchos le
aconsejaron salir del país, él no quiso dejar Colombia. Amigo de la paz,
cumplió papel importante con sus opiniones en los diálogos con la guerrilla
adelantados por los Gobiernos de Belisario Betancur, Virgilio Barco y César
Gaviria. Fue un convencido de que las negociaciones debían continuar y así lo
dejó claro en uno de sus últimos escritos. "Su principio fundamental era
respetar las ideas de los otros", dice su hija.
Podría decirse que Vieira era un representante de esa
estirpe que hoy parece estar en vía de extinción: la de los políticos que no
centran su acción en buscar el éxito en las urnas, sino en la promoción de
ideas. "Políticos a lasque les cabe el país en la cabeza y tienen una
inmensa sensibilidad", agrega Constanza. Por eso, aunque estuvo
involucrado en la lucha partidista y apoyó la insurrección armada. Vieira va a
quedar en la memoria del país como un pensador y un intelectual. Culto,
pausado, con una imagen que coincidía más con la de un profesor universitario,
Que con la de una imagen que coincidía más con la de un profesor universitario
que con la de un líder popular, Gilberto Vieira murió defendiendo las causas
que iban contra el establecimiento pero que para él eran las de la mayoría, Y
murió convencido, además, de que la principal forma de lucha era la armada. "Admiraba
a las Farc, aunque no compartía sus métodos", afirma su hija. Siempre le
causaron risa aquellas opiniones según las cuales las ideas izquierdistas ya no
tenían cabida después de la caída del muro de Berlín. Para él sus utopías
seguían tan vivas como nunca. Genio y figura. al fin y al cabo.
Tomado de la
Revista Cambio,
abril de 2002.
Más información sobre Gilberto Vieira en:
http:// gilbertovieirawhite.wordpress. com/2012/02/25/garcia-marquez- sobre-vieira/
http://
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LA VOZ DE RUSIA
Moscú – Rusia
16 de febrero de 2012
Las pecadoras y dictadores
del gran Gabo
del gran Gabo
Con el intrigante nombre Pecadoras
y dictadores de Gabriel García Márquez, Rusia prepara la edición un libro
del periodista y escritor ruso Serguei Márkov, especialista en literatura
latinoamericana e investigador de las obras del gran Gabo, como llaman en su
patria al gran prosista colombiano.
Para Márkov el interés de los lectores por la prosa de
Márquez (sic) con el tiempo se convirtió en algo más, y ahora es investigador
de la obra del escritor, autor de un libro biográfico de Márquez en la serie de
Vida de hombres notables y traductor
al ruso de sus memorias Vivir para
contarlo (sic). Todos estos libros saldrán a la luz en marzo de este año,
en ocasión del 85º aniversario de Márquez.
Mientras tanto, en entrevista a nuestra radio Serguei Márkov recuerda su
primer encuentro con el escritor:
−Tuve la ocasión de entrevistarme con Márquez en 1980, en La Habana, donde yo estudiaba.
Siendo estudiante de periodismo me armé de coraje, me acerqué a él en una
recepción. Hablamos unos diez minutos, pero no me concedió la entrevista que
solicitaba. Él era ya un gran escritor,
autor de Cien años de soledad,
aunque todavía no había recibido el Premio
Nóbel. Al enterarse de que yo era de la
URSS, hizo muchos cumplidos sobre las mujeres rusas y nada
más.
Más tarde, me encontré una vez más con él, pero Márquez,
otra vez evitó la entrevista, dando preferencia a una conversación sobre el
ordenador que comenzaba a utilizar, y sobre los pormenores en la preparación de
cócteles cubanos, la belleza de las mujeres y la naturaleza. De esta forma,
Márkov comenzó a recopilar materiales para su ibro sobre el gran Gabo de memorias de amigos y amadas del
escritor.
Serguei Márkov © Foto: Сергей Марков
−A su manera, creo que este libro es una sensación, dice el
autor. Trata de cómo vivía Márquez en su
juventud, como escribía, se enamoraba… A Gabo lo abandonaron, él abandonó, fue
infiel… En el libro hay elementos de una novela detectivesca e, incluso, de una
novela erótico-detectivesca…Cuenta, por ejemplo, de su primer amor por la
española Tacha (sic). Lo que ocurrió entre Gabo y Tacha en París está descrito
en muchos episodios amorosos de sus novelas. O bien, el famoso encuentro de dos
genios: Márquez y Mario Vargas Llosa, escritor peruano, también Premio Nóbel.
Sus familias eran amigas y de repente, en el estreno de una película con
libreto de Llosa (sic), este, en vez de abrazar amistosamente a Márquez, le dio
un golpe en el ojo, según rumores, por un romance con su esposa.
El autor del libro Pecadoras
y dictadores de Gabriel García Márquez afirma que este título tan
provocativo no es sólo un truco comercial, si bien esto también importa. “La
cosa está, −explica Márkov− en que el estudio de la naturaleza del poder es uno
de los temas centrales de la obra de Márquez. Y las pecadoras figuran casi en
todas las obras del escritor, adquiriendo rasgos de personajes bíblicos”.
−El propio Márquez considera que su principal obra no es Cien años de soledad sino El otoño del Patriarca, que trata de un
dictador. Ya en su juventud trató el tema del poder, pero lo abordó activamente
tras el primer viaje a la URSS
en 1957, cuando asistió al Festival de la Juventud y los Estudiantes. Tres veces Márquez
trató de visitar el Mausoleo y entró allí tan solo en el tercer intento. Le
interesaba mucho ver a Lenin y, sobre todo, a Stalin, que entonces también
yacía en el Mausoleo. Prestó atención a las manos de Stalin: le parecieron unas
manos de mujer. Y después, describió estas manos femeninas en El otoño del Patriarca, porque el
personaje central consta, como un mosaico, de rasgos de varios dictadores,
incluido el
nuestro.
−Muchos no lo han comprendido, −lamenta el estudioso ruso− a
pesar de ser un libro altamente moral y muy triste sobre la vida, el amor,
sobre lo no realizado, lo desperdiciado, sobre todo… Como ocurre siempre con
Márquez.
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