26 de febrero de 2012


MEMORABILIA GGM 557


Un texto de GGM para coleccionistas


VOZ Proletaria
Bogotá – Colombia
Febrero de 2012


El muro que nunca cayó

Gabriel García Márquez



La existencia de Gilberto Vieira resume el paso de las ideas comunistas por la historia de Colombia. Su historia es la historia del Partido Comunista Colombiano. Porque a él estuvo unido desde su adolescencia hasta su muerte. Gilberto Vieira White nació el5 de abril de 1911 y murió el pasado 10 de marzo (2000), ochenta y nueve años dedicados a las ideas izquierdistas.

Comunista convencido desde su juventud, Vieira fue un fogoso defensor de las causas del proletariado. Por cuenta de sus ideales se ganó problemas de toda índole: desde la expulsión del colegio donde estudiaba el bachillerato hasta estar a punto de ser fusilado. Ingresó en la Universidad del Cauca, pero no avanzó mucho en sus estudios debido a una fuerte razón, se le atravesó en su vida lo que terminó siendo su gran causa: el Partido Comunista (PC), que nació en los años treinta. En 1947 asumió la secretaría general del movimiento y en ella estuvo hasta 1991, cuando se retiró de la política activa. "Tengo la bicoca de 80 años, es tiempo de dejarles el camino a los jóvenes", dijo en aquel momento.

GGM y Vieira

Ya para entonces había recorrido un largo camino: fue concejero municipal de Bogotá, representante a la Cámara por Cundinamarca, miembro de varios concejos de diversos pueblos y ciudades, director del Diario Popular, que antecedió a VOZ proletaria. Fue uno de los fundadores de la Central de Trabajadores de Colombia, CTC, y representó al PC en congresos comunistas realizados en Rusia, Checoslovaquia y Bulgaria, entre otros países. Nunca aspiró a la Presidencia de la República. Según dice su hija, Constanza Vieira, no lo hizo porque era un "político zorro". "Mi padre sabía que si se lanzaba perdía, y él no era un perdedor". Por eso decidió más bien impulsar figuras como Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Ossa y José Antequera, todos asesinados en medio de la guerra sucia que se desencadenó contra la Unión Patriótica y que Vieira siempre denunció con vehemencia. 

Pero ni en las épocas más duras de controversia política, Gilberto Vieira abandonó sus convicciones. Pasó momentos difíciles, como cuando tuvo que ir a la clandestinidad por cuenta de la persecución vivida durante la hegemonía conservadora y la dictadura militar, tiempo en el que el comunismo fue declarado ilegal. Años después también recibió amenazas y aunque muchos le aconsejaron salir del país, él no quiso dejar Colombia. Amigo de la paz, cumplió papel importante con sus opiniones en los diálogos con la guerrilla adelantados por los Gobiernos de Belisario Betancur, Virgilio Barco y César Gaviria. Fue un convencido de que las negociaciones debían continuar y así lo dejó claro en uno de sus últimos escritos. "Su principio fundamental era respetar las ideas de los otros", dice su hija. 

Podría decirse que Vieira era un representante de esa estirpe que hoy parece estar en vía de extinción: la de los políticos que no centran su acción en buscar el éxito en las urnas, sino en la promoción de ideas. "Políticos a lasque les cabe el país en la cabeza y tienen una inmensa sensibilidad", agrega Constanza. Por eso, aunque estuvo involucrado en la lucha partidista y apoyó la insurrección armada. Vieira va a quedar en la memoria del país como un pensador y un intelectual. Culto, pausado, con una imagen que coincidía más con la de un profesor universitario, Que con la de una imagen que coincidía más con la de un profesor universitario que con la de un líder popular, Gilberto Vieira murió defendiendo las causas que iban contra el establecimiento pero que para él eran las de la mayoría, Y murió convencido, además, de que la principal forma de lucha era la armada. "Admiraba a las Farc, aunque no compartía sus métodos", afirma su hija. Siempre le causaron risa aquellas opiniones según las cuales las ideas izquierdistas ya no tenían cabida después de la caída del muro de Berlín. Para él sus utopías seguían tan vivas como nunca. Genio y figura. al fin y al cabo.


Tomado de la Revista Cambio,
abril de 2002.
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LA VOZ DE RUSIA
Moscú – Rusia
16 de febrero de 2012           

Las pecadoras y dictadores 
del gran Gabo
           
Con el intrigante nombre Pecadoras y dictadores de Gabriel García Márquez, Rusia prepara la edición un libro del periodista y escritor ruso Serguei Márkov, especialista en literatura latinoamericana e investigador de las obras del gran Gabo, como llaman en su patria al gran prosista colombiano.

Para Márkov el interés de los lectores por la prosa de Márquez (sic) con el tiempo se convirtió en algo más, y ahora es investigador de la obra del escritor, autor de un libro biográfico de Márquez en la serie de Vida de hombres notables y traductor al ruso de sus memorias Vivir para contarlo (sic). Todos estos libros saldrán a la luz en marzo de este año, en ocasión del 85º aniversario de Márquez.  Mientras tanto, en entrevista a nuestra radio Serguei Márkov recuerda su primer encuentro con el escritor:

−Tuve la ocasión de entrevistarme con Márquez en 1980, en La Habana, donde yo estudiaba. Siendo estudiante de periodismo me armé de coraje, me acerqué a él en una recepción. Hablamos unos diez minutos, pero no me concedió la entrevista que solicitaba.  Él era ya un gran escritor, autor de Cien años de soledad, aunque   todavía no había recibido el Premio Nóbel. Al enterarse de que yo era de la URSS, hizo muchos cumplidos sobre las mujeres rusas y nada más.

Más tarde, me encontré una vez más con él, pero Márquez, otra vez evitó la entrevista, dando preferencia a una conversación sobre el ordenador que comenzaba a utilizar, y sobre los pormenores en la preparación de cócteles cubanos, la belleza de las mujeres y la naturaleza. De esta forma, Márkov comenzó a recopilar materiales para su ibro sobre el gran Gabo de memorias de amigos y amadas del escritor.




Serguei Márkov © Foto: Сергей Марков



−A su manera, creo que este libro es una sensación, dice el autor.  Trata de cómo vivía Márquez en su juventud, como escribía, se enamoraba… A Gabo lo abandonaron, él abandonó, fue infiel… En el libro hay elementos de una novela detectivesca e, incluso, de una novela erótico-detectivesca…Cuenta, por ejemplo, de su primer amor por la española Tacha (sic). Lo que ocurrió entre Gabo y Tacha en París está descrito en muchos episodios amorosos de sus novelas. O bien, el famoso encuentro de dos genios: Márquez y Mario Vargas Llosa, escritor peruano, también Premio Nóbel. Sus familias eran amigas y de repente, en el estreno de una película con libreto de Llosa (sic), este, en vez de abrazar amistosamente a Márquez, le dio un golpe en el ojo, según rumores, por un romance con su esposa.

El autor del libro Pecadoras y dictadores de Gabriel García Márquez afirma que este título tan provocativo no es sólo un truco comercial, si bien esto también importa. “La cosa está, −explica Márkov− en que el estudio de la naturaleza del poder es uno de los temas centrales de la obra de Márquez. Y las pecadoras figuran casi en todas las obras del escritor, adquiriendo rasgos de personajes bíblicos”.

−El propio Márquez considera que su principal obra no es Cien años de soledad sino El otoño del Patriarca, que trata de un dictador. Ya en su juventud trató el tema del poder, pero lo abordó activamente tras el primer viaje a la URSS en 1957, cuando asistió al Festival de la Juventud y los Estudiantes. Tres veces Márquez trató de visitar el Mausoleo y entró allí tan solo en el tercer intento. Le interesaba mucho ver a Lenin y, sobre todo, a Stalin, que entonces también yacía en el Mausoleo. Prestó atención a las manos de Stalin: le parecieron unas manos de mujer. Y después, describió estas manos femeninas en El otoño del Patriarca, porque el personaje central consta, como un mosaico, de rasgos de varios dictadores, incluido el
nuestro.

−Muchos no lo han comprendido, −lamenta el estudioso ruso− a pesar de ser un libro altamente moral y muy triste sobre la vida, el amor, sobre lo no realizado, lo desperdiciado, sobre todo… Como ocurre siempre con Márquez.

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